«Estoy muy preocupado por lo que se nos viene»

-¿Cómo llegó hasta el Banco de Alimentos?

-Todo surgió en una tertulia, en 1992. Un conocido, Francisco Silva, nos comentó a un grupo de amigos que se estaba poniendo en marcha en España una red de bancos de alimentos, una idea surgida de Estados Unidos y que ya habían copiado, por entonces, otros países europeos. Tras reunirnos una serie de matrimonios, decidimos apostar por ello. Fuimos a Madrid a hablar con los directivos de la Fundación Banco de Alimentos (hoy Federación). Y así empezó todo. Al frente, como presidente-director, estaba el ya fallecido Roberto López, un gran hombre. Tenía un gran entusiasmo y capacidad de trabajo. Él fue quien me inspiró y me hizo seguir su estela. Seis años más tarde, pasé yo a ser el presidente, con una junta directiva muy comprometida. En esos años también conseguimos el local de Santander, en Fernando de los Ríos. Nos lo había cedido Andrés Escartín, cuya empresa que dirigía se trasladaba a Guarnizo. Dos años más tarde, lo compramos. Era fundamental para guardar los alimentos. Hará unos siete u ocho años llegó la gran nave de Tanos, en Torrelavega, que nos cedió el Gobierno de Cantabria. Aquello es una maravilla.

-¿Qué destacaría de cómo evolucionó la institución?

-¡Han cambiado tantas cosas! Y a mejor. Desde los sistemas informáticos, que nos permiten tener controlados cada uno de los alimentos y su caducidad, todo el tema administrativo... Pero también la parte humana. Cuando empezamos éramos apenas una veintena de voluntarios. Ahora superamos los trescientos, aunque la mayoría no está en activo (solo en las grandes recogidas). También recuerdo la primera gran recogida, en el entonces Eroski, de Valle Real. Fue increíble. Conseguimos 3.000 kilos de alimentos. En la última (noviembre de 2020) llegamos a los 250.000. Cantabria es una comunidad muy generosa. Y también está la profesionalización de la ONG. Ahora, todo está centralizado desde la Federación. Mucho mejor organizado.

-¿Y las familias y usuarios?

-El perfil ha cambiado mucho en esta última crisis provocada por la pandemia. Entregamos alimentos a personas que nunca habían precisado de ayuda de entidades como la nuestra. La labor que estamos haciendo en coordinación con el Ayuntamiento de Santander es ingente. Nos llegan solicitudes a través de sus servicios sociales, por miles. En Torrelavega también hay mucha necesidad, pero su crisis no es tan reciente. Como un goteo, toda la cuenca del Besaya se ha ido empobreciendo a causa del cierre de las industrias.

-¿Cómo está el Banco de Alimentos de Cantabria respecto a los del resto de España?

-De los 56 que hay en todo el territorio, nosotros estamos en la mitad. Funcionamos muy bien, aunque, claro, no nos podemos comparar con comunidades como Madrid. Pero de verdad te digo que estamos muy satisfechos y orgullosos de Cantabria. En la última Gran Recogida, que por motivos de seguridad no pudo ser como las anteriores, sino a través de donativos económicos, pensábamos que recaudaríamos unos 100.000 euros. ¡Triplicamos esa cifra!

-¿Algún recuerdo que le provoque alguna emoción especial?

-Son muchos. Ten en cuenta que aquí conocemos a las familias, a las personas que ayudamos. A pesar de ser parte de una Federación nacional, que es la que marca las normas y nos da las directrices sobre los lotes de alimentos y productos de primera necesidad que entregamos, lo bonito es que nosotros podemos adaptarnos a las necesidades reales de esas personas. Y eso hace que el trabajo sea aún más estimulante y emocionante.

-La situación actual del país, ¿le asusta?

-No diría tanto como asustar, pero sí estoy muy preocupado por lo que se nos viene. Pensamos que la situación se va a complicar bastante. Los próximos dos o tres meses van a ser muy duros para muchas familias, debido al cierre de empresas, el fin de ayudas económicas y el fin de unos ahorros de los que han estado tirando hasta ahora, pero de los que ya no queda nada. Estamos preparados para que nos llegue un aluvión de solicitudes de ayudas.

-Acaban de estrenar junta de dirección, con una nueva presidenta al frente, Gema Díaz. Usted continúa como presidente honorífico. ¿Por qué en este momento?

-La nueva junta lleva funcionando un mes, aproximadamente. Éramos conscientes de la necesidad de su renovación desde hace tiempo. Necesitábamos una sucesión, gente que quisiera tomar el testigo con un compromiso verdadero y que fueran reputados profesionales. Hemos sido estrictos en los requisitos y por eso hemos tardado, pero aquí los tenemos. Creo que forman un gran equipo.

-Una de sus nuevas metas es incrementar el número de patronos. ¿Se va a encargar de ello personalmente?

-Yo estoy aquí para ayudar en lo que se me precise. Y sí, vamos a intentar reforzar la figura del patrono. Necesitamos principalmente empresas que colaboren con nosotros. No siempre tiene que ser sólo económicamente, también puede ser aportándonos sus conocimientos o servicios para que el Banco de Alimentos, como entidad, funcione lo mejor posible.