Secciones
Servicios
Destacamos
A José Luis Arteche, delegado en Cantabria de la Agencia Estatal de Meteorología, no le impresionan las olas de calor de este verano, ni la brusca caída de temperaturas que las barrió del mapa, ni la DANA que nos afecta este fin de semana: él ... lleva años atento al IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático), que «es claro desde los años 80: la tierra se está calentando, lo dicen los datos». Y, a sus ojos de físico, los países, los gobiernos y los ciudadanos «estamos tardando en dar soluciones: ponemos demasiado énfasis en lo que ocurre, sin mirar más hacia las políticas que se hacen o que no se hacen». Esta semana, Arteche reflexionó sobre la situación actual junto al jefe de Climatología del organismo, Juan José Rodríguez Velasco, que no quiso salir en la fotografía. Casi todas las respuestas son al alimón.
–Que el ciudadano de a pie sepa tanto ahora de lo que es una DANA o sepa diferenciar entre una noche tórrida y otra tropical ¿es buena noticia o es mala?
–Siempre es bueno que haya cultura meteorológica, aunque es de suponer que hay que atribuirlo al hecho de que los profesionales estamos haciendo un gran esfuerzo por explicar los fenómenos del clima de forma sencilla. También es verdad que notamos más interés en los medios de comunicación y suponemos que esto es reflejo de la demanda social. Actualmente, a mucha gente le interesa la meteorología y la estudia por su cuenta, por aumentar conocimientos.
–Los meteorólogos llevan años advirtiendo de los peligros del cambio climático. ¿Creen que están siendo escuchados por quienes toman las decisiones a nivel estatal, europeo, mundial?
–Hay de todo. Vemos respuestas activas, pero también sería deseable ir más rápidos. Se pone el énfasis en lo que ocurre y faltan hechos, respuestas. Hay que mirar más hacia las políticas, las que se hacen y las que no se hacen. A todo el mundo le preocupan las temperaturas, pero si luego se quitan carriles-bici... Este es el tipo de cuestiones en las que hay que fijarse, porque el aumento de temperaturas afecta a todos los órdenes de la sociedad y lo que hay que preguntarse es: ¿qué hacen ustedes (las Administraciones) para que no ocurra esto? En la última campaña electoral, ¿cuánto se habló del cambio climático? Nada. Y eso que habría que estar tomando ya decisiones de Estado, como la puesta en marcha de un Plan Hidrológico Nacional. Algo así no se hace realidad en dos ni en tres años, es un proyecto a largo plazo para el que se pueden necesitar 20 o 30 años... Y habría que darse prisa.
-Y a los gobernados, ¿cómo de conscientes nos ven?
- Hay más conciencia que hace unos años, desde luego, pero también contradicciones muy duras en los comportamientos. Por un lado tenemos nuevas generaciones que están preocupadas y son, incluso, militantes. Al tiempo, todavía hay muchas personas que no están dispuestas a ninguna renuncia, como viajar en tren en lugar de coger un avión. Ahora no le digas a algunos jóvenes que se hagan el Interrail para conocer Europa, como se hacía hace décadas, porque tienen el avión, que es más rápido y barato. Es algo educacional en lo que habría que incidir más. Se puede vivir más despacio y con menos y la calidad de vida ni siquiera sería cuestionable.
-Cuando se encuentran cara a cara con un negacionista, ¿cuál es su respuesta?
-Pues qué vamos a hacer: contestar con datos, con ciencia, con argumentos y con documentos. Aemet (no aquí, pero sí en otras comunidades) se ha enfrentado a insultos, amenazas... Nos han llegado a acusar de que somos responsables de lo que ocurre. Es que también hay quien, con cuatro lecturas, ya se cree que sabe de esto.
-Llevamos un tiempo largo en que las estaciones se nos mezclan; lo mismo hace calor en invierno que no tenemos primavera. ¿Vamos hacia un escenario en que las estaciones ya no serán tan puras como antes?
-El cambio que más se está notando de momento es, quizá, que septiembre se está convirtiendo en un mes más veraniego. Pero las estaciones son un concepto astronómico. Aquí lo que valoramos es que las temperaturas pueden ser más cálidas en cualquier momento del año, pero vamos con mucha cautela. El 1 de enero de 2022 hizo 14º y en los medios de comunicación se dijo que era verano: en diciembre nunca puede hablarse de verano. En lo climatológico hay que fijarse siempre en los valores promedio. Sí sabemos que 2022 fue el año más cálido desde que se hacen mediciones, pero al cambio climático tampoco se le puede atribuir absolutamente todo lo que pase. Hay que ir con cautela.
-La generación que tiene ahora 18 años y disfruta de una Cantabria verde ¿verá en algún momento de su existencia una Cantabria parda o amarilla?
-Así como el IPCC es claro respecto a las temperaturas, atendiendo a las precipitaciones no se tienen señales claras, no hay certezas a nivel global. Si nos ponemos a hacer fantasía parece que en el futuro podría haber periodos de muchas lluvias y periodos sin lluvias. O sea, unos más secos y otros húmedos. En Cantabria, ya se nota en el paisaje en cuanto pasan 15 días sin precipitaciones, pero una Comunidad amarilla no es un escenario cercano gracias a la cordillera, que está cercana al mar y retiene el aire húmedo, que es lo que genera las lluvias. Aquí llueve más que en Londres.
-El calentamiento del Mediterráneo, que tanto está inquietando, ¿se constatará también en el Cantábrico?.
-El IEO (Instituto Español de Oceanografía) ya ha contado cómo está aumentando la temperatura en el Atlántico, y se está calentando mucho. El mar es un regulador del clima en las costas y también influye en que haya o no tormentas. Si sube de temperatura nos debe preocupar su efecto sobre los seres vivos y las plantas submarinas. Está todo relacionado. Este verano, Cantabria ha tenido menos vientos del nordeste, lo que ha hecho que las capas de agua en el mar no se hayan mezclado y por eso ha subido la temperatura de la capa superior. Los climatólogos hablamos ya de 'sistema tierra' porque todo está relacionado: los vientos, el mar y los seres vivos.
-¿Qué cambios deberían darse en las ciudades para hacerlas más llevaderas con el calor?
-Las ciudades son críticas para reducir emisiones. Nosotros no somos urbanistas y no nos suelen consultar directamente, fuera de que participamos en un proyecto europeo de planificación de vivienda social sostenible (hemos facilitado una herramienta con información climática relevante). Pero está claro que debe potenciarse el transporte público todo lo que se pueda, reducirse la ocupación del suelo y el consumo de materiales... Y tiene que haber más vegetación, más sombras y usarse materiales menos conductores del calor. Los revestimientos artificiales acumulan en exceso y eso hace desagradables las noches, porque las noches cálidas no se descansa igual. La madera, por ejemplo, calienta menos que la chapa. También desperdiciamos el agua de las lluvías en las esconrrentías. Con un buen uso de la información climática a todo esto se le puede ir dando solución.
-Recientemente, un estudio ha señalado que Cantabria tiene muchas papeletas para convertirse en 'refugio climático' de la España del sur si los termómetros siguen subiendo...
-En principio, parece que sería factible. Es lógico pensar que, si el futuro es de más calor, también será probable que la gente tienda a venir más al norte. El calentamiento ya genera movimientos migratorios a nivel mundial. Pero todo esto de los flujos turísticos es muy complejo: al visitante le gusta el verde y, al tiempo, quiere que no llueva para disfrutar de las playas. Y los datos dicen que en Cantabria, a lo largo de todo el año, la nubosidad es abundante y que llueve.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.