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Cuando estalló la pandemia de covid las listas de espera quirúrgica ya habían roto la tendencia descendente de los años anteriores. Los conflictos laborales en el campo sanitario que marcaron el final de la legislatura pasada, sumado a los problemas de cobertura de los miles ... de profesionales que participaron en la convocatoria de macro-oposiciones de 2018-2019, con casi todas las categorías y especialidades implicadas, habían trastocado la buena evolución de las cifras. Y no había dado tiempo a echar andar el paquete de soluciones diseñado por la nueva Gerencia del Servicio Cántabro de Salud, con Celia Gómez al frente, cuando el 'tsunami' protagonizado por el virus de Wuhan estranguló al sistema sanitario y remató las estadísticas que cada seis meses se utilizan para medir su gestión. Y ese sigue siendo el motivo principal de que no se logren aminorar la abultada acumulación. Según el último informe del Servicio Cántabro de Salud, a fecha de 30 de junio eran 11.357 las personas pendientes de una intervención quirúrgica en la sanidad pública. Prácticamente, la misma cifra que se registró al cierre de 2020: entonces fueron 11.399.
Pese a los esfuerzos de los hospitales por aligerar la carga quirúrgica, con programas especiales para operar también por las tardes, la presión del covid, con las tres olas de 2021 (aunque el impacto de la del verano se verá en el balance de fin de año), más la campaña de vacunación masiva, han impedido acercarse al objetivo marcado desde el SCS.
1.789intervenciones se han derivado a centros concertados en el primer semestre del año.
3.739personas figuran en la lista de Traumatología, el que acumula mayor demanda, con una demora media de 170 días.
Los planes de contingencia han servido para eso, precisamente, para contener el crecimiento. Pero aún está lejos de revertir la situación. «Las olas de covid vienen y van y lo que hacen es interrumpir la actividad, lo que no te permite hacer grandes planes», reconoce Gómez, para quien «la mayor preocupación ahora es la incógnita de cómo va a continuar la pandemia. Últimamente nos movemos en unos 100 ingresos covid y alrededor del 20% de ocupación en la UCI, lo que nos cambia completamente la estructura del hospital. Si ese fuera el escenario, que esperemos que no, sin duda nos limitará las cirugías. Estamos dando vueltas a una reorganización».
No obstante, como destacan desde la Consejería de Sanidad, el volumen de pacientes a la espera de ser operados es inferior al de hace justo un año, cuando se rozaron los 12.000 (la comparativa arroja un saldo negativo de 585 casos respecto a junio de 2020). Aunque ahí hay otro factor a tener en cuenta: durante el parón del confinamiento, cuando la atención se concentró en lo urgente e indemorable para poder dar respuesta a la imparable demanda del covid y evitar la propagación en el hospital, las consultas en suspenso supusieron un freno al paso por quirófano.
Sin embargo, en este tiempo se ha logrado acortar la demora media. «Esto es muy positivo. Todavía nos queda por mejorar, pero no está mal», destaca Gómez. Si entonces llegaba a los cinco meses, ahora es uno menos. En concreto, se ha bajado de 149 a 125 días, aunque la gerente del SCS reconoce que la cuenta pendiente son los casos que acumulan una espera por encima del año.
«Se nos ha escapado un poco ese dato, que ha empeorado», admite. De hecho, antes del cambio de legislatura hubo un momento en que se redujeron a casi cero. Pero la alegría duró poco. El jarro de agua fría fue aquel primer recuento de las listas a cargo del equipo de Miguel Rodríguez –con el peor dato en siete años–, que heredó las consecuencias de la etapa final de su antecesora, Luisa Real. Después la pandemia, con escasas treguas, acabó de complicar las cosas. A finales del pasado junio, eran 854 las personas que llevaban más de doce meses esperando a que les llamaran del hospital para operar, frente a los 568 contabilizados el año pasado por las mismas fechas. El número de pacientes con mayor demora ha aumentado ligeramente en Valdecilla (suma 646) y Sierrallana (208) –principalmente en Traumatología, Oftalmología y Cirugía Plástica–, mientras que Laredo no cuenta con ningún caso en esas circunstancias. Desde el SCS explican que «en los hospitales se ha priorizado la actividad quirúrgica en función de la situación clínica de los pacientes en lista de espera». Una priorización que se viene llevando a cabo desde el inicio de la pandemia y a lo que se atribuye ese incremento.
Por especialidades, el balance del primer semestre no varía la cabecera del ranking, que lidera Traumatología. Uno de cada tres pacientes pendientes de operar en Cantabria está en esa lista. En concreto, son 3.739 personas. Le siguen los de Cirugía General y Digestivo, que han aumentado en casi 300 pacientes, superando los 2.000 casos y adelantándose así, por poco, a Oftalmología, otro de los servicios que siempre arrastra mayor demanda, donde se refleja claramente el perfil de la población y el envejecimiento. No en vano, las cataratas es una de las intervenciones más frecuentes, igual que las prótesis en el caso de la actividad traumatológica. Sin embargo, en el último año el número de pacientes en espera ha disminuido en ambas especialidades, y también en Cirugía Infantil, Cirugía Vascular, Ginecología, Otorrinolaringología y Urología. En cuanto a las demoras, han bajado en todas las especialidades salvo en Cirugía Maxilofacial (191 días), Cirugía Plástica (254 días) y Cirugía Torácica, en este caso de 14 a 29 días.
En el recuento separado por hospitales, desde el SCS destacan que Valdecilla ha disminuido en 354 el número de pacientes en espera, hasta situarse en 7.134, y la demora en 16,87 días, de tal forma que registra una espera media de 137 días.
En este sentido, cabe destacar el impacto sobre la actividad quirúrgica derivada de la presión en la UCI. Desde octubre hasta febrero, que se habilitó la segunda unidad covid en los pabellones, tuvo que prescindir de la mitad del área de Reanimación. Y después, cada pico de ingresos tras el repunte de contagios se ha traducido en un ajuste de la programación quirúrgica para liberar camas. El último, este mismo verano, con el empuje de la quinta ola, que ha obligado a reducir las cirugías no urgentes. Una razón a la que se añade la falta de sustitutos en determinadas especialidades, con los anestesistas como el ejemplo más significativo, y que repercute sobremanera en los hospitales comarcales.
Laredo, de hecho, ha tenido que derivar este verano los partos programados a Valdecilla por ese motivo. Allí, la lista de espera quirúrgica ha aumentado ligeramente hasta los 1.234 pacientes, pero ha disminuido en 45,29 días su demora media –se sitúa en 65–. Sierrallana ha rebajado en 270 el número de personas en espera , que llega a 2.989, y la demora media en 31,29 días, hasta los 121 días.
Desde el SCS son conscientes de que «el escenario se puede complicar durante el otoño-invierno por las patologías propias de esa época. Puede ocurrir que la mascarilla ayude a contenerlas, como ocurrió el año pasado, pero si nos vamos relajando volveremos a tener esas patologías (caso de la gripe) que se unirán al covid». Por eso, se confía en sacar partido a los meses de octubre y noviembre, «ya con toda la plantilla incorporada de sus vacaciones», antes de que aterricen los virus invernales. «Ahí es donde podemos dar un acelerón a las cirugías programadas. Después diciembre suele ser un mes complicado, con muchos ingresos de Medicina Interna. Y de enero a marzo es una etapa compleja, así que hay que esperar de nuevo hasta la primavera para implementar la actividad quirúrgica».
Plan de choque del SCS
La estrategia frente a la acumulación de las listas de espera quirúrgica tiene poco margen para la invención. La única solución, operar más. «El plan de choque gira en torno a dos ejes», explica la gerente, Celia Gómez: «Actividad fuera del horario ordinario, es decir, con programas especiales de tarde; y derivaciones a centros concertados –en el primer semestre del año constan 1.739 casos–». El resto pasa por mantener una actividad quirúrgica constante en el horario de mañana, un objetivo que desde hace año y medio depende de la demanda asistencial derivada del covid, y potenciar la cirugía mayor ambulatoria, con el alta en el día. «Aquí tenemos margen de mejora», apunta Gómez. En la actualidad, un 58,8% las cirugías realizadas no requieren ingreso. «Esta estrategia nos va a ayudar a dar salida a las listas de espera», añade.
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