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Guillermo Fernández Bueno, el asesino y violador fugado de la prisión de El Dueso cuando se encontraba de permiso y detenido ayer en Senegal, será trasladado hoy a Dakar, la capital del país, donde pasará a disposición judicial y previsiblemente se decretará su ingreso ... en prisión a la espera de que se tramite su extradición a España.
Fernández Bueno, que en su fuga utilizaba documentos de identidad falsos, fue detenido en un paso de la frontera entre Senegal y Gambia (en Karang), en una operación conjunta de la Policía Nacional y la senegalesa, e identificado tras un examen de huellas dactilares. En el momento del arresto estaba acompañado por su pareja, María Elena Ruiz, una educadora social a la que conoció cuando ésta trabajaba como voluntaria en la antigua prisión provincial de Santander y con la que huyó en cuanto salió de permiso penitenciario. Aún no está claro qué suerte correrá su pareja, que podría también acabar condenada si se demuestra que colaboró en la fuga.
Según informa la Policía Nacional, los agentes ya habían detectado que durante los días que el buscado disfrutaba de su permiso penitenciario, su pareja, residente en el edificio Europa de Torrelavega, había salido del territorio nacional por el puesto fronterizo de Algeciras con dirección a Tánger. Días posteriores se constató el paso de ella de Marruecos a Mauritania y, dos días después, se detectó la salida hacia Senegal. En todos los cruces de frontera, la mujer iba acompañada de un varón que tenía unas características físicas similares a Guillermo Fernández pero que aportaba una filiación distinta en los controles de documentación. Los policías enseguida sospecharon que el huido estaría utilizando la identidad de otra persona y activaron los enlaces policiales en los países limítrofes para lograr su localización. Ayer fueron identificados en Senegal cuando intentaban cruzar a Gambia.
Con la detención del recluso cántabro se levanta la alerta internacional de búsqueda, de la que se habían hecho eco las fuerzas de seguridad de otros países europeos a través de Interpol. El fugado había disfrutado de más de 40 permisos penitenciarios de varios días en los que no había protagonizado ni un sólo incidente mencionable y que esta vez puso en jaque a la Policía.
La Policía tuvo la primera pista al conocer que su novia, una educadora social a que había conocido hace años en la antigua cárcel provincial de Santander, había salido de España por Algeciras a Tánger (Marruecos).
Lo hacía en una furgoneta blanca de grandes dimensiones de su propiedad y que utilizaba para el negocio que tenía montado de compra venta de muebles asiáticos, fundamentalmente de India.
«Sabemos el martes pasado que ella ha cruzado a Marruecos el 17 de julio, lleva seis días de ventaja con nosotros», relata hoy a los periodistas el comisario jefe de la Brigada Central contra el Crimen Organizado, Marcos Frías.
Todo hace pensar que viaja con el recluso, por lo que además de la unidad de fugitivos, se activan a los equipos conjuntos de funcionarios que están en Marruecos, a los agregados españoles en los países del entorno y las policías africanas que dan información de que la furgoneta ha atravesado la frontera de Marruecos a Mauritania.
En la mayoría de los casos, es ella la que muestra el pasaporte. Él porta un documento en regla, pero que no es el suyo, con la foto de un hombre muy parecido a él, y que la Policía trata de determinar si alguien se lo prestó para su huida o lo robó. Como este «fleco» quedan otros muchos por esclarecer. ¿Tuvo algún compinche en prisión o en su entorno familiar? ¿Tenía algún contacto en Marruecos? ¿Cuál era su destino final?
A falta de que la Policía senegalesa le tome declaración y sea extraditado a España en un plazo de siete a diez días, los investigadores tienen claro que ambos tenían un plan trazado de huida y sospechan que el detonante fuera la tercera solicitud de progresar a tercer grado.
«Lo tenía pedido y sabía que se lo iban a denegar», asegura el comisario Frías, satisfecho por el trabajo y la colaboración policial y convencido de que Guillermo Fernández Bueno «iba a ser detenido».
Lo fue ayer, en el puesto fronterizo de Karang, fronterizo con Gambia, y con menos facilidades para una rápida extradición.
El delegado del Gobierno en Cantabria, Pablo Zuloaga, considera que la huida de Guillermo Fernández Bueno y su posterior detención en Senegal debe servir para «aprender de lo sucedido» y «mejorar los protocolos» aplicables a este tipo de situaciones penitenciarias.
Sobre el permiso del que disfrutaba este asesino y violador cuando se fugó, el delegado del Gobierno ha recordado que en el sistema penitenciario español son los jueces los que regulan los permisos, porque «son los custodios de las sentencias».
En este caso, ha recordado que Guillermo Fernández venía disfrutando de una serie de permisos y «generando» un comportamiento en prisión que se entiende que el juez «valorara positivamente» para mantener los mismos. No obstante, ha considerado que «evidentemente» cuando ocurren situaciones de este tipo, se deben «analizar y aprender de los sucedido para que los protocolos mejoren en el futuro».
«Eso será el paso siguiente, pero hoy lo que hay que hacer es poner en valor los aciertos y el éxito de una operación como ésta, que no ha sido fácil», y debemos «felicitarnos» por la detención del huido, ha concluido.
La captura de Fernández Bueno cierra una crisis penitenciaria abierta el pasado día 22 de julio, domingo, cuando el recluso, que había disfrutado de una semana de permiso, no se presentó –tal y como debía– en la cárcel santoñesa de El Dueso, donde cumplía una pena de 25 años por dos violaciones y un asesinato, delitos cometidos en 2000 en la localidad de Vitoria.
Por el primero, la violación a una panadera en su establecimiento, le cayeron nueve años. Por el segundo, la violación y asesinato de una limpiadora en un bar de la ciudad, otros 26 para sumar un total de 35 que la justicia acabó rebajando finalmente a 25. El grueso de la condena, pues, lo abarca un crimen que en su momento causó una gran conmoción en la capital vitoriana.
El recluso, que ingresó en la cárcel por primera vez en el año 2001 –cuando todavía no se había celebrado el juicio– permaneció en prisión preventiva hasta el año 2004, cuando se conoció una sentencia que iba a privarle de su libertad durante 25 años. Primero en Vitoria (Álava), luego en Nanclares de la Oca (País Vasco) y después en Mansilla de las Mulas (León), centro penitenciario que abandonó en 2009 para ingresar en El Dueso.
En los nueve años que ha permanecido internado en el penal santoñés, el preso cántabro no había protagonizado hasta ahora ni un sólo conflicto. Intramuros, Fernández Blanco se había mostrado como un hombre «soberbio» aunque «tranquilo» que apenas se relacionada con los funcionarios o con otros presos, un rasgo muy característico de los condenados por este tipo de crímenes, que no están muy bien vistos por el resto de la población reclusa. En suma, hacía su vida sin meterse en la de los demás.
Es más, no sólo no causaba problemas sino que procuraba evitarlos haciendo gala de un comportamiento colaborativo.
Así, tras su fuga se supo que el reo, de 41 años de edad, se había sometido en la prisión al programa para agresores sexuales, el de vivir sin violencia, había sacado el título de auxiliar de enfermería, era preso de apoyo para la prevención de suicidios y tratamientos de salud mental de sus compañeros y había hecho los cursos de preparación para la salida de permiso. E, incluso, estaba pagando la responsabilidad civil por sus delitos.
Además, fuera de la cárcel, también había normalizado su vida personal, de la que desde hace un tiempo venía formando parte la mujer que le acompañaba durante su fuga –una empresaria dedicada al parecer a la importación de muebles fabricados en la India– y que también ha sido detenida.
Nada hacía pensar, con un perfil así, que Guillermo Fernández Bueno no fuera a llamar el día 22 de julio a la puerta de El Dueso, donde le esperaban por la tarde tras haberle concedido un permiso penitenciario de una semana.
Pero lo cierto es que no lo hizo. Y lo que en un primer momento se pudo interpretar como un retraso acabó convirtiéndose en una fuga con siete días de ventaja sobre la Justicia, que en cuanto se cercioró de que se trataba de una huida articuló los mecanismos a su alcance para dar caza al fugitivo.
Con un explícito mensaje lanzado a través de sus redes sociales solicitando colaboración ciudadana («¡Urgente. Por favor, máxima difusión! Si le has visto o tienes algún dato: 091»), la Policía Nacional iniciaba una operación de búsqueda cuyo radio de acción traspasaba las fronteras nacionales.
🚩URGENTE. POR FAVOR, MÁXIMA DIFUSIÓN
— Policía Nacional (@policia) 25 de julio de 2018
Guillermo Fernández Bueno es un violador y asesino que se ha fugado de la cárcel de #Santoña (#Santander) en un permiso.
Si le has visto o tienes algún dato: 📞091 pic.twitter.com/j5MXsUXjSt
Ello porque los investigadores tenían ya serios indicios de que el preso podía haber abandonado España y, más concretamente, que podía haberlo hecho por el sur del territorio, como así fue.
Según dijo en esos días la Jefatura Superior de Policía de Cantabria, la búsqueda de Fernández Bueno «comenzó en el mismo momento en el que la dirección de El Dueso dio el aviso», lo cual sucedió a primera hora del lunes.
Desde entonces, y hasta ayer, han permanecido tras su pista efectivos de la Policía Judicial, unidades especializadas de violencia contra la mujer y también los radiopatrullas, que disponían de su descripción y de las dos fotografías del fugitivo, una con pelo largo y otra más reciente.
Dados los antecedentes del preso, «inquietantes» dijo la Policía, los cuerpos y fuerzas de seguridad –también la Guardia Civil se había incorporado a la búsqueda– lanzaron igualmente una petición de calma a la población, a la que tranquilizaron afirmando que estaban activados los protocolos pertinentes. De hecho, también pusieron a trabajar en este asunto a la unidad de fugitivos de la Udyco (Unidad de Drogas y Crimen Organizado) de la Policía Nacional.
«En el momento en que el sospechoso sea encontrado será detenido y puesto a disposición judicial», apuntaba el portavoz del cuerpo, que en su aparición ante los medios tampoco descartó que dada la gran repercusión mediática a nivel nacional que había tenido el episodio, el preso huido entrara «en razón» y regresara por propia voluntad a la prisión de Santoña.
No va a hacerlo así, sino tras una persecución de ocho días por medio continente africano.
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