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Preston refleja «el gran mosaico de dolor» de la Guerra Civil

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Roberto Ruiz

Preston refleja «el gran mosaico de dolor» de la Guerra Civil

El prestigioso hispanista ha sido investido doctor 'honoris causa' de la Universidad de Cantabria junto al físico Martín Pereda

Viernes, 5 de abril 2019

Entre la historia y la ciencia, entre las humanidades y las tecnologías, entre la mirada comprometida al pasado y la visión precursora del futuro, entre la reparación de la memoria y la divulgación investigadora, la Universidad de Cantabria (UC) ha nombrado doctores 'honoris causa' al hispanista británico Paul Preston y al físico e ingeniero de Telecomunicaciones José Antonio Martín Pereda.

El primero, uno de los más prolíficos historiadores de la España contemporánea, experto en la figura de Franco; el segundo, el introductor de la fotónica en nuestro país y el arquitecto del primer plan de I+D de la democracia. Dos maestros, dos excelsos talentos de áreas muy distintas unidos por su estrecha vinculación, académica y personal, con la UC. y por su capacidad para haberse convertido en referentes de sus respectivos ámbitos, con discípulos, seguidores y admiradores que traspasan fronteras. Una conexión a la que han sumado su incorporación conjunta al prestigioso claustro de doctores 'honoris causa' –el grado supremo del magisterio– de la institución que dirige Ángel Pazos.

«La foto de Preston y Martín Pereda simboliza la imagen de lo que creo que la universidad debe ser capaz de combinar: el mantenimiento del espíritu crítico, la reflexión y el análisis, y el estar atentó a lo que las nuevas tecnologías y los nuevos mercados digan», señaló el rector, que entregó a los distinguidos el título, el birrete laureado y la medalla correspondientes durante la solemne ceremonia académica que tuvo lugar en el Paraninfo de la UC.

Fue la catedrática María Jesús González la encargada de ejercer de madrina y de impartir la 'laudatio' sobre el profesor Paul Preston (Liverpool, 1946), a quien consideró, junto a Raymond Carr y Hugh Thomas, «uno de los tres grandes hispanistas contemporáneos que han enriquecido nuestra Historia y han colaborado en el desarrollo de una cultura política democrática en nuestro país».

Preston dedicó buena parte de su discurso de ingreso a recordar precisamente la estrecha relación que ha mantenido con Cantabria en las últimas décadas. «España, Cantabria y su Universidad, y la ciudad de Santander tienen mucha importancia en mi vida», destacó el historiador, que recordó su primer contacto con la capital cántabra, allá por 1981. Con ocasión del cincuentenario de la Segunda República, fue invitado por Juan Pablo Fusi, a la sazón jefe del Departamento de Historia Contemporánea, para impartir una conferencia en la que todavía se llamaba Universidad de Santander. Su vinculación se consolidó después a través de varias participaciones en los cursos de verano de la UIMP, por su relación profesional con historiadores contemporáneos de la UC, como Manuel Suárez y Ángeles Barrio, y por su amistad «con el gran cántabro Carlos Herreros y su familia».

Un referente comprometido con la historia de España

En su trayectoria y especialización, Paul Preston, historiador brillante, prolífico y comprometido, ha proyectado luz sobre algunos de los aspectos más cruciales y también espinosos de la historia contemporánea española en campos, en su momento, poco frecuentados, y ha estimulado con su producción historiográfica la apertura en nuestro país de espacios de reflexión y debate que han enriquecido nuestra cultura política democrática. Por ello, en la actualidad, a pesar de la libertad y apertura temática y la multiplicación de especialistas de calidad, se le sigue considerando una figura de referencia. Su obra, traducida a doce idiomas y sujeta a numerosas reediciones, cubre prácticamente en su totalidad el siglo XX español. Su producción es abrumadora, la nómina de libros o artículos resulta, como se diría en inglés, 'too long to be listed': demasiado larga para enumerarla (...).

La Guerra Civil constituye, indudablemente, su terreno más frecuentado desde diferentes perspectivas, y también el que, como ha confesado muchas veces, más dolor le produce. En este sentido es un hispanista particularmente cercano y comprometido con la historia de España con la que siempre se ha involucrado intensamente desde un posicionamiento democrático, progresista y también reivindicativo, sin que ello sea incompatible con su rigor científico. Preston llegó a admitir que escribiendo 'El Holocausto español', donde profundizaba en la violencia durante la guerra en ambos bandos y en la voluntad de exterminio del vencedor, en no pocas ocasiones hubo de interrumpir su redacción sobrepasado por la angustia (...).

Su compromiso cívico y democrático le ha involucrado en las reivindicaciones de la reparación política e histórica a la memoria y dignidad de las víctimas de la contienda civil, así como de la apertura o recuperación de archivos. Esta actitud, tan valiosa en tiempos complejos, sumada a su gran capacidad de comunicación y divulgación, influye en que no sólo sea leído y respetado entre especialistas, sino en que haya trascendido los muros académicos y se haya ganado la admiración y el aprecio de un público muy amplio (...).

España, dice Preston, se ha convertido en su «viaje favorito», en su destino más frecuentado intelectual, sentimental y físicamente durante más de 50 años. En esa larga travesía ha dejado impresa una huella indeleble, como lo hicieron Raymond Carr y Hugh Thomas, los otros dos grandes hispanistas contemporaneístas que le precedieron, sus maestros y luego sus colegas.

Otro elemento del interés de Preston por la región vino dado «por episodios menos gratificantes», los que nutrieron su estudio sobre la Guerra Civil y «el sufrimiento» del pueblo santanderino reflejado en su obra 'El holocausto español'. En este libro, tal y como desglosó, «traté de múltiples temas que afectaron al Santander de la época: el anticlericalismo y la violencia en la primavera de 1936 y durante la Guerra Civil, el fracaso del golpe militar en 1936 y la represión en la ciudad y la provincia a manos de ambos bandos». Un negro recuento en el que entró en detalle cuando se cumple el 80 aniversario de la finalización del conflicto bélico: «Mientras la provincia estuvo bajo control republicano, cerca de 1.300 derechistas fueron asesinados y muchos de ellos torturados». Y cuando la ciudad cayó el 26 de agosto a las tropas de Franco, «pocos republicanos pudieron escapar». En total se juzgó a más de 1.300 personas, de las que 1.267 fueron sentenciadas a muerte; otras 739 murieron asesinadas en los paseos extrajudiciales; y por lo menos otras 389 murieron a causa de los malos tratos recibidos en prisión. «Esta otra historia mía con Santander no es, obviamente, tan idílica como la narrada con anterioridad y se suma, tristemente, al gran mosaico de dolor que supuso la Guerra Civil y que yo quise reconstruir».

Después, explicó cómo hizo el viaje desde un barrio obrero de Liverpool a dedicar su vida profesional a la historia de España, recurriendo a su sentido del humor «tan poco británico» para recordar la forma en que aprendió castellano, «de la peor manera posible, o sea, leyendo un libro con un diccionario»; cómo se quedó prendado de la cocina española, «mi perdición»; o cómo venció sus reticencias iniciales para abordar la figura de Franco, «un enigma personalmente hablando».

Preston habló de pasado, pero también de presente –«el 'Brexit' es una fuente de perplejidad y desasosiego», indicó– y de futuro, del proyecto en el que está involucrado para escribir una historia de España desde la Primera República hasta la actualidad, con la perspectiva de una temática triple: la corrupción, la incompetencia política y las fracturas y divisiones sociales derivadas de ambas. «Todavía estoy lejos de llegar a conclusiones finales sobre el misterio central, o sea, por qué un país, sea España o Gran Bretaña, adquiere una clase política incompetente e indiferente al interés nacional».

El papel de la educación

El catedrático José Miguel López Higuera desgranó por su parte en la 'laudatio' de Martín Pereda (Madrid, 1943) sus «importantísimas innovaciones y avances tanto en el plano académico como en el de la gestión», entre ellas su papel pionero en la introducción de la fotónica en España o en la investigación de cristales líquidos y en la biestabilidad óptica. «Es un personaje multifacético, que ha cultivado las ciencias, las letras, la historia y las artes, y un excelente divulgador», le definió.

En su discurso, el profesor Martín Pereda hizo repaso de sus cincuenta años de vida académica, de recuerdos fugaces concluidos con una reivindicación crítica sobre la importancia que se otorga a la ciencia y a la investigación en España:«Desde los políticos hasta la última pieza del engranaje social deberían de estar educados en el sentimiento y en la creencia de que la tecnología y la ciencia son algo suyo, no algo que sólo sirve de decorado en algunas ocasiones. Que de ambas depende su futuro. Como ocurre en otros países. Solo así, independientemente de quién mande, en la nación, en la empresa o en la pequeña industria, las tareas tendrían continuidad, se analizarían con fundamento los objetivos y, finalmente, darían fruto. Pero ese, parece, es un tema en el que llevamos en bucle parte de nuestra historia», reflexionó.

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