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Luis Javier Ruiz
Logroño
Viernes, 29 de octubre 2021, 22:07
Francisco Javier Almeida López de Castro, el presunto asesino del niño Álex en un edificio de la localidad riojana de Lardero el pasado jueves, salió el día 8 de abril del año pasado de la cárcel de Logroño, adonde había sido trasladado unas semanas ... antes desde la prisión de El Dueso de Santoña. Recobró la libertad tras pasarse 21 años, 7 meses y 13 días encarcelado, periodo en el que no se le concedió ni un solo permiso penitenciario. 568 días después, cuando aún no había liquidado la condena por agredir sexualmente y acuchillar hasta la muerte a una agente inmobiliaria el 17 de agosto de 1998 en Logroño, volvió a matar. Fuentes del Tribunal Superior de La Rioja aseguran que Almeida aún estaba en situación de libertad provisional. De hecho, la condena por el citado crimen se extinguía el 17 de agosto de 2023.
A última hora de la tarde del jueves se acercó a una menor y a Álex, de 9 años. Ambos jugaban en la calle mientras sus padres y unos amigos disfrutaban de una pequeña fiesta. La víctima estaba disfrazada de la niña de la película 'El exorcista', según apuntaron varios testigos. Entonces, Almeida les invitó a acudir a su casa, que está situada a escasos 50 metros del lugar. Les dijo que les quería enseñar un cachorro. La niña se negó, pero el acusado, en cambio, consiguió engañar al pequeño Álex. Fuentes de la investigación presumen que al estar disfrazado, el supuesto asesino le confundió con una niña.
Inicialmente, la búsqueda se centró en el número 6 de la calle Río Linares por un error en la identificación de la zona que hicieron varios menores. Cuando el rastreo se trasladó al número 5, el detenido fue localizado con el menor. «Salió con el niño en brazos diciendo que se había desmayado», decía una testigo de los hechos. Presuntamente, lo acababa de estrangular.
Pese a la rápida voz de alarma, nada se pudo hacer por la vida de Álex, que moría en el lugar de los hechos y sin que hayan trascendido más detalles de una investigación sobre la que se ha dictado el secreto de sumario. A expensas de que se esclarezcan los motivos por los que actuó, Almeida tiene, además del crimen de la agente inmobiliaria, otra condena por abuso sexual cometido el 5 de octubre de 1989 en Logroño. La víctima en ese caso fue una menor de 13 años, vecina suya, a la que interceptó en la calle y trasladó a su piso. Le cayeron siete años de prisión.
posible intento
historial delictivo
La presencia de Francisco Javier Almeida López de Castro en la zona no había pasado desapercibida para los vecinos del entorno, algunos de los cuales reconocían estar vigilantes cuando lo veían en el parque en el que comenzó la tragedia. El pasado lunes, informó la Delegación del Gobierno, se tramitó una denuncia ante la Guardia Civil asegurando que en un colegio de Lardero un varón había invitado a una niña a ir a jugar con su hija, a lo que no accedió. «Los datos aportados en la denuncia no permitían identificar al autor o vincularlo con la persona detenida», informaron. Hace dos semanas, la Policía Local de este municipio riojano también acudió por unos hechos similares en el parque.
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Ayer, la Policía Judicial de la Guardia Civil continuó con la toma de declaraciones y la inspección del lugar del crimen, a expensas de la reconstrucción de los hechos. El detenido continuaba en las dependencias del instituto armado a la espera de pasar a disposición judicial.
Cuando en el año 2000 cumplió dos años en prisión provisional, Francisco Javier Almeida, condenado por el asesinato de María del Carmen López Guergué pero con la sentencia recurrida, renunció a reclamar su puesta en libertad. Un tribunal debía examinar la pertinencia o no de su estancia en la cárcel una vez superado ese plazo, pero el juez ni siquiera se lo tuvo que pensar. El propio Almeida admitió que no se consideraba preparado para regresar a la sociedad e incluso reclamó un tratamiento médico para los problemas físicos y mentales que padecía.
No era la primera vez que él reconocía sus demonios internos. Dos años antes había confesado en la Audiencia Provincial su incapacidad para sujetarse: «Tengo un instinto que no puedo dominar –dijo–. Nunca he tenido una relación normal con una mujer». Él llego a sostener que era impotente porque había sido operado de un testículo, pero los médicos descartaron no solo la impotencia sino que Almeida sufriera algún tipo de parafilia. «Una cosa es la conducta anormal –apuntó el forense– y otro el tipo de personalidad; no hay nada que diga que no puede controlarse».
Francisco Javier Almeida, natural de Logroño y de 54 años, daba la impresión de ser una persona retraída, aunque en la distancia corta, cuando cogía confianza con su interlocutor, se transformaba en un hombre expansivo e incluso lenguaraz. Desde su juventud arrastró fama en el vecindario de ser un tipo turbio, cuyo trato era mejor evitar. Su padre se suicidió hace más de veinte años y su madre falleció en 2008. Aunque padecía una sordera severa, había cursado hasta cuarto de solfeo.
El análisis forense que se realizó durante la instrucción del crimen de la inmobiliaria permitió escrutar algunas características de su personalidad. Posee un cociente intelectual de 122, superior a la media pero sin llegar a la superdotación. Aunque él aseguraba que había aprobado el curso de acceso a la Universidad para mayores de 25 años e incluso que había comenzado la carrera de Derecho por la UNED, no consta que prosiguiese con los estudios. Cuando no estaba en prisión, Almeida iba engarzando trabajos ocasionales, el último de ellos en una empresa de limpieza.
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