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No todo van a ser fotos complacientes en las visitas de los ministros para hacerse un poco más visible de cara a las elecciones. A ... veces no queda más remedio que ganarse el sueldo y bajar al barro para intentar maquillar los desmanes del Gobierno Sánchez. La servidumbre del delegado Zuloaga, el marrón del candidato socialista Zuloaga, es tener que defender los Presupuestos del Estado, que todos los demás partidos de la región consideran un agravio a Cantabria y que será uno de los debates centrales en el año electoral que acaba de comenzar.
El historial de los Presupuestos del Estado en Cantabria está plagado de decepciones, de ninguneo y olvido, de las quejas estériles de una pequeña comunidad casi siempre relegada en favor de las más poderosas y pobladas. Este año, sin embargo, el castigo resulta todavía más doloroso porque los recursos que se escatiman a Cantabria y a otros territorios nacionales se destinan a intentar contentar a los políticos que persiguen la independencia de España.
En eso consiste la última genuflexión de Pedro Sánchez, en aumentar un 66 % la inversión presupuestaria en Cataluña para que los independentistas le aprueben los Presupuestos y pueda quedarse más tiempo en La Moncloa. Y ni siquiera eso es seguro, como desdeñosamente le advierten todos los días los portavoces del soberanismo. Dinero abundante para Cataluña lo primero, después para los amigos de Valencia, Andalucía o Navarra. Cantabria en el furgón de cola, un 9,5 % menos que el año pasado, con Madrid, Galicia o La Rioja. O sea, la interpretación maliciosa es que Sánchez trata a Cantabria como si la gobernase el PP o como si fuese una región irrelevante que no merece consideración. Ni una cosa ni la otra dejan en buen lugar a Zuloaga y de paso a Revilla.
No es extraño que el delegado Zuloaga tuviera que tomarse un día de margen para extraerle con fórceps a los Presupuestos la conclusión de que son buenos y cumplidores con Cantabria, con avances como un mayor gasto social que –¡ay!- tendrá que salir del fuerte aumento de los impuestos que contempla el documento presupuestario.
Nadie compra esa versión optimista fuera del PSOE. Ni los demás partidos ni los empresarios de la CEOE, que ha criticado los Presupuestos con una contundencia sin precedentes. Revilla, el socio mayoritario en el Gobierno regional, hace solo unos días instaba a los partidos del Congreso para que apoyaran los Presupuestos de Sánchez, pero se conoce que entonces no manejaba buena información porque en cuanto han trascendido las cuentas se ha lanzado como una pantera a descalificarlas. En fin, la decepción habitual del trato con los presidentes socialistas: ayer Rodríguez Zapatero y el fiasco del AVE; hoy Sánchez y su penuria generalizada para Cantabria.
Para mitigar un poco el disgusto, sincero o sobreactuado, la pobreza de las inversiones del Estado en Cantabria permite al regionalismo alzar el tono reivindicativo frente a Madrid en las vísperas electorales. Que no se diga que sólo se ponen intransigentes cuando está el PP en La Moncloa.
El PRC, para guardar el equilibrio reivindicativo, y no digamos el PSOE, para disimular la chapuza, han recuperado estos días sus críticas a los últimos Presupuestos del Estado del PP y las alusiones al 'humo' que vendía su ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. Pero esas balas ya están bastante gastadas. Es un hecho que los Presupuestos de 2018 mejoraron un 36% respecto al ejercicio anterior y es difícil negar la atención preferente que De la Serna dedicó a Cantabria durante su corto mandato ministerial que concluyó abruptamente con la moción de censura. Y es también evidente que su sucesor, José Luis Ábalos, no ha cumplido el compromiso de avanzar en los proyectos heredados que adquirió en su prolija visita a Cantabria. Fuera de las obras en marcha, el nudo de Torrelavega y los accesos al Puerto, otras muchas reciben partidas simbólicas o quedan paralizadas: conexiones e infraestructuras ferroviarias, carreteras, en Santander, en Torrelavega y en el conjunto de la región. Por no hablar del olvido en el que cae la reindustrialización del Besaya.
El fiasco de los Presupuestos del Estado para Cantabria está llamado a ser una referencia en la campaña. Para el PP y su recién estrenada candidata, Ruth Beitia, para el PRC de Revilla, para Ciudadanos, para Vox cuando aparezca en el debate, quién sabe si también para Podemos cuando salga del nirvana de su crisis interna y se ponga a trabajar para la cita electoral. El PSOE tendrá que afrontar en soledad esa ofensiva de muy alto riesgo. Ya era bastante malo para los socialistas afrontar el coste electoral de la claudicación política de Sánchez ante los independentistas catalanes, pero todavía puede ser peor si además resulta que está dispuesto a regalarles el santo y la limosna de los Presupuestos del Estado.
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