Primer homenaje sin restricciones
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Todos los Santos ·
Tres familias que han perdido a un allegado por covid este año cuentan cómo celebrarán la festividadNo importa la fecha que marque el calendario de la mesa porque hay ausencias que se notan todas las mañanas. Son emociones que no entienden de meses ni semanas y que duelen un poco más cuando se acercan días marcados, por ejemplo cumpleaños y aniversarios, o festivos como Todos los Santos. Un día para recordar al que ya no está. Hoy habrá familias que se reúnan para comer ese dulce que tanto le gustaba a la abuela, parientes que visitarán juntos el cementerio y después se irán a comer mientras vuelven a contar aquella anécdota que ya han repetido mil veces, pero de la que no se cansan. Cada uno tiene su manera de vivir esta fecha «especial» que lo será más todavía para quienes han perdido a algún familiar por covid en 2021, porque a muchos las restricciones les impidieron darle la despedida que se merecía y este será el primer 1 de noviembre sin ellos. Además será también el primer homenaje sin medidas sanitarias que afecten a al aforo en Iglesias o a los horarios de los cementerios. Una novedad que permitirá celebrar el día casi como se hacía antes de la pandemia salvo por el uso de la mascarilla. «Hemos notado que se normalizan las visitas al cementerio. Desde el puente de El Pilar ha aumentado la cantidad de gente», cuenta María Bolado, directora del cementerio Ciriego que se muestra ilusionada por «retomar la normalidad» y recuperar «el contacto con la gente» al volver también las visitas guiadas.
Hoy será una de esas jornadas que llenan el cementerio, pero como el año pasado las visitas fueron escalonadas y hubo quienes se acercaron antes para evitar aglomeraciones, este año «no sabemos si se notará o si también estará repartido», añade Bolado. En cualquier caso, el cementerio se prepara para el aluvión de visitas y amplia su horario que será de 08.00 a 18.00 horas de la tarde y el Ayuntamiento ampliará además los oficios religiosos. Hoy habrá misas a las 11.00, 13.00 y 17.00 horas. Torrelavega también opta por la misma organización. Su horario en los cinco cementerios de titularidad municipal (Río Cabo, La Llama, Barreda, Campuzano y Viérnoles) pasará a ser de 09.00 a 18.30 horas. En las parroquias no habrá límite de aforo. En la de Nuestra Señora de la Asunción esta tarde se hará un responso frente al columbario que colocaron «al no tener cementerio parroquial», explica el cura, Juan Carlos Rodríguez. Los que sí lo tengan retomarán estos responsos que el año pasado no se celebraron «para evitar aglomeraciones», resume Jesús Casanueva, párroco de la Virgen Grande, en Torrelavega. Y si hay un detalle que no puede faltar en una festividad como la de Todos los Santos, son las flores, un trajín de encargos que lleva notándose desde hace días. «Está repartido, hemos tenido pedidos durante toda la semana. Cada día», explica Julio Escalante, de Flores Valdecilla. Son un acompañante que no falta nunca. No obstante, sí es cierto que esta vez, con la relajación de medidas, «se nota más movimiento», añade. Eso sí, lo que no cambia es la demanda: «Lo que más piden son claveles», añade Escalante. Siguen siendo los más populares ya sea en ramos o en centros.
Alicia Cicero, nieta de Guadalupe Gómez
Guadalupe Gómez era muy religiosa. Cada domingo iba a misa en la residencia y nunca faltaba a la ceremonia de Todos los Santos. Cuando llegaba esa mañana se acercaba a la iglesia con tiempo para asegurarse de que encontraba sitio. Y cuando la edad le impidió cumplir con la tradición, preguntaba quién de la familia había acudido y cómo había ido. «Para ella era muy importante ir y siempre estaba muy pendiente», cuenta su nieta, Alicia Cicero. Por eso la de este año será una celebración «muy especial» y un día que la familia vivirá de forma diferente porque será el primer festivo sin su abuela, que falleció por covid en enero. La de entonces fue una despedida «descafeinada», las restricciones sanitarias no permitieron un funeral como les hubiera gustado. Los aforos impidieron que acudiera toda la gente que en otro momento habría llenado la parroquia. De ahí que la sensación sea que no pudieron darle el adiós que ella «se merecía», añade Paco Gandarillas, su hijo. Saben que eso es algo que ya no podrán recuperar, pero siempre habrá tiempo de recordarla. Por eso este año no faltarán, irán juntos a la misa que se celebrará en la localidad en la que residía, Las Presillas, en Puente Viesgo, y que el año pasado no llegó a celebrarse. La siguiente parada será el cementerio. «Será un día diferente, tendrá un tono especial porque internamente no es un año cualquiera», reconoce Paco. Y en enero, cuando se cumpla un año de su fallecimiento, celebrarán un aniversario para recordar a la mujer que tanto cuidó de la familia.
Josefina Landeras, hija de Aurora Sánchez
El día de Todos los Santos Aurora Sánchez siempre se reunía con su familia para comer orejuelas. «Era muy religiosa y una gran repostera», cuenta su hija, Josefina Landeras. Y hoy «nos juntaremos como hacíamos con ella», que falleció de covid el pasado mes de marzo. Así que esta vez le tocará cocinar a ella: «Ya tengo la receta», añade contenta. Ayer se puso manos a la obra para dejarlos prepararlos. Y hoy el plan será el mismo que otras veces, aunque más especial porque será el primero sin su madre. Se reunirán en Madrid, donde Josefina vive con su marido y sus hijos. Desde que murió su madre no ha vuelto a Santander, salvo una breve visita en agosto. Porque allí está toda la familia que le queda. Irán juntos a misa –quien quiera– y después se comerán el postre de la abuela. Un momento para «recordar» a Aurora felices y de una forma bonita, como a ella le hubiera gustado. Por ahora la celebración será esa, pero todavía les quedan pasos por dar antes de poder decir que han cerrado «la etapa», reconoce Josefina, porque las cenizas están sin depositar «donde ella quería». Una parte las llevaron a la Virgen del Mar, pero falta otro viaje. Y es que su madre era de un pueblo de Salamanca (Buenamadre), así que ella y su tía querían llevar otra parte también allí. La idea era desplazarse en septiembre, pero su tía se contagió de covid, estuvo hospitalizada en Cuidados Intensivos y «no hemos podido ir». Sobre la mesa no hay fecha porque, por ahora, ella se recupera de las secuelas de la enfermedad.
Lucía Zubillaga, hija de Lucía García
Cuando llega una de esas fechas señaladas, tradicionales, con un plan que se repite año tras año, y alguien falta, el día se vuelve cuesta arriba. Son ausencias que duelen y para Lucía Zubillaga hoy «será un día duro» porque solía ir al cementerio con su hermana (murió en mayo) y su madre, Lucía García, que falleció por covid a finales de enero. Si desde hace meses todos los días son complicados, hoy lo será especialmente. Y como esta vez nada será lo mismo, ella ha decidido que tampoco repetirá el itinerario que solían hacer las tres juntas. «Prefiero estar sola y nada más», reconoce. Así que les recordará a su manera. Hoy sólo irá a la misa de las 13.00 horas que se celebrará en Carasa. Al cementerio se acercó ayer para «colocar flores y limpiar lápidas». Llevó a su madre el centro de flores que más le gustó, pero durante el festivo prefiere no acercarse por allí. Sabe que el primer año sin ella sería una mañana de encontrarse con «muchos conocidos y se pasa mal», explica a la par que echa la vista atrás para contar cómo vivían antes este día. Juntas solían recorrer los cementerios donde está enterrada la familia. «Mi madre visitaba todas las tumbas» y era la encargada de poner flores en cada una de ellas.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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