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Cantabria se fue a dormir ayer con menos humo en sus calles, ya que entraron en vigor las nuevas medidas del Gobierno contra el covid-19. Estas prohiben fumar si no se mantiene la distancia interpersonal de dos metros y vetan el tabaco en todas ... las playas de la región. También, desde ayer, está prohibido abrir locales de ocio nocturno y las reuniones de más de diez personas. La nueva realidad se hizo evidente desde el primer día. Apenas se encendieron cigarros en las zonas más concurridas, donde es más difícil asegurar la distancia.
Por ejemplo, Carmen Marín eligió la parte de atrás del tiovivo de la Plaza Pombo de Santander para encenderse un pitillo. «Vengo de comer en una terraza y como ya no se puede fumar ahí he decidido venir aquí donde no pasa nadie». Todavía es temporada alta del turismo por lo que hay mucho trasiego de paseantes. Por ello, a Carmen Marín le costó encontrar un sitio apartado donde mantuviera dos metros de distancia respecto a cualquier otra persona. «Aunque tenga que apartarme lo llevo bien», dice. Cree que la restricción de fumar en la calle es un paso más en las medidas anti-tabaco. No lo ve como «la solución al problema, pero si sirve para ayudar en algo me parece bien y yo cumpliré con las medidas que se tomen», afirma.
A Ignacio Álvarez le basta con apoyarse en un árbol para controlar la distancia. Así mantiene los dos metros respecto al resto de personas que pasan por la calle Marcelino Sáenz de Sautuola, conocida por su entrada desde el Paseo Pereda bajo el arco del Banco Santander. A él la medida le parece «una auténtica tontería» ya que «no está justificado que haya más transmisión por fumar». Mientras tanto, su mascarilla reposa en el bolsillo del pantalón hasta que termina el cigarro. «Creo que se debería poner atención en la gente que se pone mal la mascarilla en el cuello o sin cubrir la nariz», concluye.
Carmen MarínFumadora
Jaime Carbajo - Estanquero
Miguel Gutiérrez - Controlador de aforo
Por su parte, los estanqueros tienen una nueva tarea. Desde ayer también informan a sus clientes sobre todas las dudas que aparecen. Por ejemplo, Jaime Carbajo dice que «la gente pregunta y les digo que si mantienen la distancia de dos metros sí pueden fumar». Además, afirma que «hay clientes que se piensan que está prohibido fumar en la calle, pero no es así».
Uno de sus clientes es José Antonio Bustillo que argumenta que a él las medidas que se han tomado no le afectan pues «solo fumo en casa», señala. Sin embargo, critica que «señalar a los fumadores no es la solución del problema» del covid-19 y que «hay temas más importantes a los que no prestan tanta atención», concluye.
Mientras tanto, en el gremio de estanqueros aseguran que siguen con su ritmo habitual de ventas. Eso sí, denuncian que «el problema lo tiene el Gobierno con nosotros. Nosotros no tenemos ningún problema». Y señalan una «persecución» contra los fumadores «más que en ningún país de Europa». En cambio, países como Suecia van más allá y prohiben fumar al aire libre. Y fuera de Europa, Sudáfrica ha prohibido la venta de tabaco.
A los informadores y controladores de las playas santanderinas ahora se les suma una nueva misión: comentar a los bañistas que está prohibido fumar en las playas cántabras. Así le ocurrió ayer a Miguel Gutiérrez, controlador de aforo. En los arenales, los fumadores deben salir si quieren echar humo. Además, fuera se mantiene la medida de colocarse en un lugar donde se cumpla la distancia interpersonal de dos metros. «Aquí ya salían desde antes para fumar», comenta Miguel. Mientras tanto, bañistas y paseantes se adaptan a una realidad que arrincona al humo del tabaco en las calles y prohibe las reuniones de más de diez personas en cualquier espacio.
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