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El grupo de investigación Arqueología e Historia del Imperio Romano (AHIR) de la Universidad de Cantabria (UC) ha documentado por primera vez en las excavaciones de la ciudad romana de Julióbriga, en la loma de Retortillo (Campoo de Enmedio), la existencia de niveles ... estratigráficos con materiales arqueológicos «de raigambre indígena, fundamentalmente cerámicas y objetos metálicos, semejantes a los ya conocidos en otros asentamientos prerromanos del entorno con un horizonte cronológico de la II Edad del Hierro», el periodo inmediatamente anterior a las Guerras Cántabras y a la conquista del territorio por las legiones del Imperio romano.
Hasta la fecha, en las cuatro décadas que la UC, con la dirección del catedrático de Historia Antigua José Manuel Iglesias Gil, ha desarrollado en este importante yacimiento un proyecto de investigación en profundidad sobre los modelos urbanísticas y las formas de vida de la nueva población romana que se asentó en la zona tras la conquista, nunca se habían registrado rastros de que en este enclave hubiera una ocupación anterior.
Tampoco las excavaciones antiguas habían ofrecido trazas que permitiesen hablar de la existencia de un castro -'oppidum'- previo a la ocupación romana -que se fecha en la década siguiente al desarrollo de las operaciones bélicas-, a pesar de que el topónimo de 'Iuliobriga' tiene un sufijo -briga- de origen céltico que designa enclaves elevados y que fue adoptado por un gran número de comunidades hispanas establecidas de hecho sobre antiguos poblados prerromanos localizados sobre accidentes destacados del relieve.
Según destaca uno de los arqueólogos del equipo, el profesor Juan José Cepeda, «la comprobación de que en los estratos atribuibles a época augustea -el emperador Augusto gobernó entre 27 a. C. y 14 d. C.-, localizados en el entorno de la iglesia románica de Retortillo coexisten elementos de tipo prerromano con cerámicas de origen itálico, nos ha llevado en ocasiones a defender la existencia de una cultura material mixta en los primeros compases de la vida de la ciudad, motivada por la hipótesis más comúnmente aceptada, por haberse formado Julióbriga con población desplazada desde los castro indígenas del entorno».
Pero, ahora, en la zona exterior del foro romano (cuya construcción data de varias décadas posteriores, en torno a los años ochenta del siglo I d. C., en época de los emperadores flavios), en niveles anteriores a su edificación se ha recuperado «mucho material prerromano» en posición estratigráfica, pero fruto de revueltos que tienen su explicación por la agitada actividad edilicia que se mantuvo en este área central de la ciudad romana, desde su fundación y hasta el siglo IV, cuando se advierte un declive, que no abandono total.
Tanto para el pequeño castro que interpretan los arqueólogos que hubo en esta loma de Retortillo, como para la ciudad romana que luego se estableció sobre sus ruinas, la ubicación es estratégica . Desde aquí se controlan los accesos a la meseta desde el valle del Besaya, una configuración semejante al castro de Las Rabas, en Celada Marlantes, desde donde se pueden vigilar los movimientos que lleguen desde el sur. Ratifica esta localización decisiva el hecho de que entre ambos yacimientos se haya documentado la existencia de campamentos del ejército romano, en zonas de cumbre, cuyas legiones participaron en algunos episodios de las Guerras Cántabras.
En este sentido, los arqueólogos de la UC han encontrado notables similitudes entre los materiales de las excavaciones ejecutadas en Celada y los recuperados ahora en Retortillo. Se trata de cerámicas hechas a mano con decoraciones impresas y cerámicas del 'tipo celtibérico' con decoración pintada, que se fechan en el siglo I a. C.
Por tratarse de zonas muy alteradas y posiblemente haber sido regularizadas en momentos posteriores para afrontar la construcción de nuevas edificaciones, no se han encontrado estructuras de hábitat, como restos de cabañas, por ejemplo.
Uno de los espacios de la ciudad donde se han concentrado las últimas campañas de excavación es el foro romano, sobre el que se levantó en el siglo XII la iglesia románica de Santa María y que se empleó desde la alta Edad Media como área de enterramientos humanos.
Como paso previo a levantar los niveles romanos, se han exhumado en esta zona numerosas sepulturas en fosa, en lajas y en sarcófagos, la última de las cuales ha sido excavada esta misma semana, sin sorpresas, ya que lo habitual es que estos individuos fuesen inhumados de forma austera, sin ajuar. A priori se cree que este enterramiento pueda ser del siglo XI o XII.
En 1980 el Departamento de Historia Antigua de la Universidad de Cantabria comenzó los trabajos de campo en Retortillo, cuyas investigaciones ha seguido desarrollando de forma ininterrumpida durante 40 años bajo la dirección de Iglesias Gil. Para conmemorar esta efemérides, el próximo sábado, día 10, a las 19.00 horas, tendrá lugar en el edificio La Casona de Reinosa un acto abierto al público donde el catedrático dará la conferencia titulada: 'Las excavaciones de Julióbriga: pasado, presente y futuro'.
Respecto al foro, tras haber llegado a niveles de cimentación, con una potencia de dos metros y medio, se han estudiado las técnicas de construcción de los muros, uno de sillarejo de arenisca para una estructura que debía soportar más peso, la correspondiente al templo, y otros de toba calcárea local.
Pero el principal descubrimiento en esta zona es un horno ubicado en una de las esquinas de foro y a una cota inferior. Se descubrió el año pasado, se procedió a su aislamiento y protección, y el objetivo es afrontar su excavación en esta misma campaña. Los investigadores manejan la hipótesis de que se empleó para fabricar cerámica de construcción, en concreto tejas con las que luego se recubrió el edificio ya en época flavia, posiblemente entre los años 80 y 90 d. C.
Este primer horno romano hallado en Cantabria se contextualiza con un momento donde se advierten importantes reformas en diferentes ciudades romanas de Hispana. Es un momento de esplendor tras haber concedido el emperador Vespasiano el derecho de latinidad y haber promocionado a muchas ciudades. Y esa etapa de bonanza también alcanza a Julióbriga, aunque se encuentre en los confines del Imperio; no en vano, siempre se ha considerado a esta ciudad la principal «en el territorio de los antiguos cántabros».
El yacimiento Julióbriga aún alberga muchas páginas sin escribir de la historia antigua de Cantabria. Las excavaciones, financiadas por la Consejería de Cultura del Gobierno regional y apoyadas por el Ayuntamiento de Enmedio, continuarán en las próximas semanas en el marco del proyecto 'Paisaje Histórico de Campoo Los Valles' del que forman parte los profesores José Manuel Iglesias, Carolina Cortes, Juanjo Cepeda, Jesús Ignacio Jiménez y Alicia Ruiz.
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