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El titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Santander, que se encontraba hoy de guardia, acordó el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza para el detenido por la muerte de Adela Corral Albarreal, de 69 años, que apareció estrangulada en su vivienda del Edificio Castilla (Santander) el pasado viernes ... . El individuo de 38 años al que se han abierto diligencias por un delito de homicidio –que se castiga con penas de 10 a 15 años–, se negó a declarar ante el magistrado Miguel Ángel Agüero.
El crimen sucedió la madrugada del pasado viernes, cuando la Policía detuvo al hombre, que había vivido en la indigencia, como presunto autor de los hechos. A ella apenas le dio tiempo a llamar a los servicios de emergencias en medio de una acalorada discusión antes de que él, presumiblemente, la estrangulara.
Desde que se separó de su marido hace más de cinco años, Adela acostumbraba a rescatar indigentes de la calle. «Los cobijaba en casa y ellos la robaban, la pegaban...», cuenta alguien que la conocía. Tanto su exmarido como sus dos hijas venían denunciando desde hacía tiempo que la mujer, jubilada del sector sanitario, sufría una enfermedad mental y no estaba tratada.
El pasado viernes uno de esos indigentes, de 38 años, que vivía con esta mujer en el portal 1 del Edificio Castilla, la golpeó repetidas veces en la cabeza, la ató de pies y manos, la tumbó sobre la cama y la estranguló, según las primeras pesquisas. A ella apenas le dio tiempo a llamar al 112 antes de morir, porque cuando minutos después llegó la Policía y los sanitarios del 061 le practicaron la reanimación cardiopulmonar, el pulso era muy débil y terminó muriendo.
Ante el susto de los vecinos –pues todo sucedió a las tres de la madrugada–, los agentes irrumpieron en el piso, el 3ºB de ese portal, y encontraron la escena dantesca y al hombre, que no había huido.
Los vecinos habían oído muchas peleas desde que esa mujer llegó a vivir en el mismo día de Nochevieja pero nadie esperaba que todo aquello fuera a terminar en una tragedia. Hacía cuatro años que Adela, que había nacido en Santander aunque había pasado toda su vida en Oviedo, había regresado a la capital cántabra. Justo los años que llevaba separada de su exmarido, del que se divorció hace un año. Estuvo varios ejercicios viviendo en un inmueble de Camilo Alonso Vega donde tuvo problemas por la misma razón. Subía indigentes a casa, y se daban situaciones conflictivas.
Adela Corral Albarreal había ejercido durante más de treinta años como auxiliar de enfermería en el antiguo Hospital General de El Cristo (desde 1978) y, también, como representante de la lucha sindical. Militó durante décadas en Comisiones Obreras (CC OO) y estuvo liberada durante casi tres lustros.
No obstante, aunque le hubiese tocado por edad, no llegó a trasladarse al nuevo emplazamiento de La Cadellada para estrenar el nuevo HUCA, primero, por una retinosis pigmentaria (una enfermedad de origen genético que provoca una degeneración progresiva de las células del ojo) que le valió una incapacitación; y después, porque le detectaron una enfermedad mental hace unos diez años.
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