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El proyecto de investigación de Pablo Roldán (Reinosa, 28 años) está llamado a revolucionar el modo en que se elaboran los nuevos fármacos. Un protocolo que en la actualidad es harto complejo, que obliga a inversiones millonarias y a tiempos de espera a veces inasumibles. « ... Necesitamos acortar los plazos porque hay ocasiones en que no se puede esperar diez años para sacar un nuevo medicamento», defiende el egresado de la Escuela de ingenieros de Telecomunicaciones de la Universidad de Cantabria (UC), que ha logrado una beca Newton International Fellowships con una dotación de 421.000 libras para continuar con sus investigaciones en Edimburgo.
-Es mucho dinero. Algo imposible de lograr en España.
-Es la diferencia que existe entre el apoyo que tiene la ciencia aquí respecto a otros países del entorno. En Reino Unido, como es este caso, hay una cantidad increíble de becas posdoctorales. En España, a lo más que puedes aspirar es a un contrato Ramón y Cajal, que apenas da para cubrirte el salario.
-Seguro que su proyecto lo merece, ¿en qué consiste?
-En la fabricación de catéteres que sirvan para realizar medicina experimental.
-Necesito que vaya un poco más despacio.
-Sí. En la actualidad, para probar un fármaco tienes que empezar con células in vitro, luego pasas a la fase de ratones, de conejos, y un largo etcétera hasta que llegas a las personas. Son diferentes etapas que consumen mucho tiempo y dinero. Se ha calculado que para sacar al mercado un fármaco se necesitan al menos diez años y unos 1.000 millones de dólares.
-Con el covid todo cambió.
-Sí, porque se saltaron muchas de esas fases para tener lista la vacuna a tiempo. Como en ese caso, probablemente en un futuro necesitaremos desarrollar medicamentos en tiempo récord.
-¿Entonces usted se ocupa de...?
-Existe lo que llamamos la fase cero, que consiste en administrar una pequeñísima cantidad de medicación a una parte muy pequeña de tejido, apenas a unas cuantas células, para ver qué pasa.
-Una pequeñísima cantidad...
-Concretamente una dividido entre cien de la dosis que se supone que generaría algún tipo de efecto a nivel de tejido; pero que sí genera reacciones a escala celular.
-Así podrían ver si un medicamento funciona sin causar efectos secundarios.
-Exacto, y podríamos probarlo directamente sobre células humanas enfermas. A esto lo llamamos medicina experimental. Sería la manera de ahorrarnos todas esas fases de las que hablábamos antes. Y ahí es donde entramos nosotros. Es necesario crear dispositivos que sean capaces de llevar esa cantidad ínfima de medicación a esos tejidos. En este caso, a la parte más profunda del pulmón, la parte distal, donde se encuentran los alveolos.
-Por medio de catéteres.
-Exacto. Son catéteres muy, muy pequeños, que tienen capacidad para transportar información y medicación, son flexibles y te permiten llegar a esas zonas recónditas de los tejidos. Son aparatos que, pasadas unas semanas tras la introducción del medicamento, te permiten volver para realizar una biopsia y examinar las reacciones de esas células al medicamento.
-¿De qué está hecho?
-Por dentro tiene cristal y un sistema que nos permite transportar información que servirá, por ejemplo, para introducir una cámara diminuta para ver el tejido. Por fuera está fabricado de plásticos biocompatibles, en parte para abaratar la producción porque la idea es que sean productos de un solo uso.
-¿A qué se refiere con diminutos?
-De un diámetro muy pequeño. Estamos limitados a 1,5 milímetros. Es la principal dificultad en la fabricación de estos dispositivos.
-Usted es ingeniero de telecomunicaciones...
-Sí.
-¿Qué hace un ingeniero como usted en un proyecto como este?
-Buena pregunta. Me estoy especializando en láseres ultrarápidos, que son fundamentales para fabricar estos dispositivos porque nos permiten hacer modificaciones rápidas a escala micrométrica.
-Entiendo.
-Necesitamos tener esa precisión en la definición de la forma interior y exterior de estos catéteres. A una escala tan pequeña, el único modo de conseguirlo es con estos láseres.
-Usted está ahora en la Heriot-Watt University de Edimburgo (Escocia). ¿Cómo es la vida en esa ciudad?
-Es muy parecido a Santander. De hecho es como Santander pero con diez grados menos. Este es un departamento que ya conocía porque aquí tuve una estancia de tres meses y estuve muy a gusto.
-¿Cuánto tiempo estará allí?
-La idea es que el proyecto esté finalizado a finales de 2026.
-¿Y en los hospitales?
-Herramientas como estas podrían llegar a la práctica clínica para 2050.
-¿Es cierto eso de que los ingenieros españoles son los mejores?
-No sé si somos los mejores pero noto mucho que tenemos una formación muy amplia. Aquí hay mucha gente muy especializada pero saben muy poco más allá de su especialización.
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