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Alberto Gavín es el encargado de mantener el orden en un partido con sensibilidades de lo más variopintas y donde, por consiguiente, las expresiones «crisis» y «batalla interna» son tan habituales como el morado. Desde que el Consejo Ciudadano apostó por él tras la dimisión ... de Julio Revuelta como secretario general y de otros once miembros de su equipo -el último esta semana-, se ha convertido en la diana de todas las críticas por la decisión de Madrid de posponer las primarias a primavera.
-Le ha tocado liderar Podemos en un campo de minas. Llegó tras la dimisión de Julio Revuelta y otros miembros de la dirección hace ya casi seis meses. ¿Qué balance hace?
-Ha sido una época evidentemente convulsa, sobre todo porque estamos sin secretario general. La solución que se adoptó por el Consejo Ciudadano -la dirección del Podemos- fue evitar la creación de una gestora impuesta por Madrid y garantizar la permanencia de un órgano político legítimamente elegido por los inscritos en las anteriores primarias. Nos hemos dedicado a ordenar y organizar el funcionamiento del partido y la relación entre el Consejo Ciudadano y el Grupo Parlamentario. Esto ha sido una etapa gris, que no se ha visto en el exterior, pero ya hemos activado la maquinaria con la puesta de largo de Arronti. Ahora hay que trabajar para poner muchos más recursos en la extensión del partido, el trabajo y la formación de nuestras bases y el desarrollo municipal con los círculos y, más aún, donde no tenemos presencia.
-Pero en este tiempo la situación interna no ha mejorado y esta semana incluso la batalla dentro de Podemos se ha recrudecido.
-Esto es un proceso transitorio hacia una nueva dirección que se elegirá en primavera y existen diferentes percepciones. Tenemos personas que hubieran deseado unas primarias inmediatas y otras que preferirían que se dilataran lo máximo posible. La fecha será en primavera. Creo que es un buen momento para que, primero, se celebren los comicios locales, posiblemente en enero o febrero, y luego se celebren, sin ningún tipo de intervención, a nivel autonómico.
-¿No se habría evitado esta catarsis si hubieran convocado antes las primarias?
-Nosotros, como Consejo Ciudadano Autonómico, lo solicitamos en cinco días desde que entraron en vigor los estatutos de Vistalegre II. Pero la capacidad de convocar la fecha no es nuestra, la tiene Madrid o el secretario general, que ahora no tenemos. Julio Revuelta, que ahora es una de las voces que las pide, podía haberlo hecho y fijar una fecha concreta, porque a él los estatutos sí se lo permitían.
-¿Y por qué no lo hizo?
-Eso habrá que preguntárselo a él. Muchos de los que estamos ahora pilotando el partido, entre los que me incluyo, habríamos deseado que se hubieran establecido unas primarias en ese momento. Habría facilitado bastante la hoja de ruta.
-En cualquier caso, ¿por qué Madrid ha dilatado tanto los plazos si la dirección interina y los círculos querían un proceso inminente?
-Mi opinión es la de Alberto Gavín, pero yo traslado las opiniones que se toman a nivel colectivo. La decisión ha sido de ellos. Nosotros ni siquiera nos hemos sentado a analizar la situación y proponer una fecha. Pero, una vez que ya está decidido que sea en primavera, debería de haber un poco más de tranquilidad.
-Su llamada a la tranquilidad parece una arcadia feliz cuando tiene a dos exsecretarios generales (José Ramón Blanco y Julio Revuelta), al diputado Alberto Bolado, a los consejeros dimitidos y a algunos círculos pidiendo a la dirección que se vaya y criticando sus formas.
-El problema es que como partido tenemos que madurar mucho más, somos una formación preadolescente. Cada crisis se toma como si fuera un drama y como si se fuese a acabar el mundo. En este sentido, sí que pediría que actuáramos con un poquito más de mesura para poder trabajar de una forma responsable entre todos. Está muy bien que la gente pida que se anticipen las primarias, pero tendrán que hacerlo en el órgano competente, y nosotros no lo somos. Es que el mismo Julio (Revuelta) las podía haber convocado en su momento. Nosotros lo que hemos hecho es seguir con el trabajo que él inició.
-Da la impresión de que todo se trata de una lucha de poder, de personalismos, y no de proyectos.
-Sí, estoy de acuerdo. Hay un problema de gestión de egos muy importante. Hay algunas personas, mejor dicho, bastantes, que creen que están por encima del partido y eso es un modelo completamente erróneo. Por eso vuelvo a la idea de que falta más madurez y normalizar los procesos internos. No pueden convertirse en luchas fratricidas o de egos cada primarias, debe ser un proceso de confrontación de ideas y eso hasta la fecha no es visible.
-¿Es posible reconducir la situación cuando sus excompañeros de dirección les acusan de «cargarse» Podemos, les llaman «sinvergüenzas», «vagos», «trepas»... y una larga lista de descalificaciones día sí y día también por la gestión que están haciendo?
-La verdad es que en este proceso hemos recibido ataques totalmente desmedidos. Es una pena que se visibilicen diferencias personales públicamente, exhibiendo las heridas internas. El problema es que hay gente que está un poco nublada en cuanto a saber dónde está la pelea y dónde debe estar nuestra lucha. Hay personas más centradas en el ámbito interno que en la lucha hacia el exterior. He evitado cualquier tipo de manifestación en lo interno y me he centrado en lo de fuera porque es lo que nuestros militantes esperan. Si nos ahogamos en nuestras propias discusiones internas, va a ser muy difícil que saquemos adelante nuestro propio proyecto político.
-¿Sus compañeros le están intentando aplicar un artículo 155?
-Eso parece. Entiendo que centre algunas de las críticas de aquellos que no quieren primarias en primavera, pero creo que se tienen que preguntar ellos si el proyecto que se está haciendo ahora en torno a Arronti es algo en lo que no están de acuerdo, porque los ataques son algo más personal que político.
-Con este escenario, ¿se va a presentar a las primarias?
-Es una decisión que tengo tomada, pero que todavía no voy a hacer pública. Creo que no es el momento.
-¿Hasta dónde se ha deteriorado la marca Podemos con el lío interno? En 2015 su apoyo fue clave para la investidura de Revilla, el año pasado su exigencia de echar a Salvador Blanco les dejó sin opciones y este año todavía ni les han llamado.
-Esta claro que no ayuda, pero la clave ha sido la deriva de Miguel Ángel Revilla hacia una política continuista del Partido Popular. Ha habido un incumplimiento flagrante de sus compromisos y, además, nos pareció grosero que calificase sus presupuestos de sociales, con las mejoras que incluía. PRC y PSOE no han puesto los medios necesarios para poderlo hacer. Están más cerca de Ignacio Diego, de ser la cara amable del PP, que de las políticas que prometían al comienzo de legislatura. Ahora vemos un escenario que puede emular a su denostado Hormaechea con un más que probable pacto con el tránsfuga Juan Ramón Carrancio, que al final es premiar el transfuguismo y no condenar algo que él insistentemente había criticado. Revilla no es el personaje que se ha construido, sus políticas no se corresponden con lo que vende.
-¿Se equivocaron al darle la Presidencia?
-Probablemente, sí. También la posición de la dirección en aquel momento fue la de tener incidencia. Creo que se pecó más en no blindar realmente los compromisos firmados.
-Entonces, ¿han cerrado la puerta a negociar en 2018?
-No la hemos cerrado ni lo haremos nunca. La cuestión es si hay voluntad o no, hasta la fecha no se han puesto ni en contacto. Viendo las dinámicas parlamentarias, todo apunta a que la negociación va a ser un paripé.
-¿Se ha iniciado ya el deshielo con la nueva dirección del PSOE?
-Nuestra relación con el anterior equipo fue muy conflictiva, se pudo comprobar con los ataques que tuvimos del PSOE. Vimos con cierta esperanza la llegada de Pablo Zuloaga, que traía un mensaje renovador, pero todavía no nos hemos reunido. Informalmente nos ha pedido tiempo. Si el PSOE tiende puentes estaremos encantados, pero mientras seguiremos con nuestro trabajo.
-La salida de Salvador Blanco es un gesto. ¿Cómo han visto la gestión que ha hecho la cúpula socialista?
-Ha sido un poco esperpéntico. Hay una dirección política haciendo una cosa y los miembros de su partido que están en el Gobierno actuaban de forma diferente. Creo que se ha instrumentalizado internamente y que se ha hecho una gestión nefasta de la dirección. Hoy día debería estar ya fuera. No nos parece ni serio ni admisible que continúen con esa situación.
-Uno de los objetivos que se han marcado es crear una marea de cara a las municipales, ¿cuál es su hoja de ruta?
-Queremos hacer una ronda con las asociaciones vecinales, sindicatos y colectivos y crear un grupo de trabajo. Me gustaría que no fuera un pacto cerrado por arriba. Nuestro propósito es el de liderar o intentar ser el vehículo para que se sienten las bases para esa marea de organizaciones, fuerzas políticas y sociales.
-¿Se ha arrepentido en algún momento de aceptar ser el coordinador? ¿Todo esto le ha afectado?
-Por supuesto que me ha afectado. No me he arrepentido, pero quizás sí tuviera otra oportunidad a futuro me lo pensaría.
-¿Ha perdido algún amigo en este tiempo?
-Evidentemente, hay gente que estaba cercana y que hoy no lo está.
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