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Los pasajeros que el pasado sábado iban a volar a Bucarest se hartaron de mirar el reloj para ver si los minutos pasaban rápido. En total, la salida del avión de WizzAir desde el Seve Ballesteros se retrasó casi dos horas y media. ¿Algo ... ocasional? No lo parece si se tiene en cuenta que sólo uno de los doce vuelos previstos ese día en el aeropuerto cántabro salió en su hora. Unos pocos minutos de demora en algunos casos, pero también retrasos muy cercanos o por encima de la hora. Y el domingo la cosa no fue mucho mejor. De catorce, once salidas tarde. Afectó la huelga de Ryanair, pero no sólo. El verano está haciendo aflorar numerosas dificultades en los aeropuertos de media Europa. Y al Seve acaba llegando la ola.
Se temía mucho la huelga de la compañía irlandesa. Al final, aquí se tradujo en la retirada de la programación de los vuelos a Bruselas en los días de paro (se hizo con antelación y porque coincidía con protestas en Bélgica) y en la cancelación inesperada de un viaje a Málaga (que, entre los que venían de la ciudad andaluza y los que iban desde el Seve, dejó a algo más de trescientas personas metidas en un lío). Con todo, los paros de los tripulantes de cabina de la aerolínea en España no explican por sí solos casos como el de este fin de semana en Cantabria. Entre el sábado y el domingo, los retrasos acumulados sumaron 17 horas y 25 minutos. Hubo tres salidas con un ligero adelanto, una en hora y 22 con retraso, según los datos que ha recopilado la Asociación de Amigos de Parayas para El Diario Montañés. A Valencia, cerca de dos horas. A Bruselas, hora y media. A Roma, dos horas y tres minutos... Retrasos en Ryanair, pero también en Vueling, Volotea, WizzAir e Iberia/Air Nostrum (aunque los suyos fueron de pocos minutos).
¿Por qué? Porque el verano está sacando a relucir numerosos problemas en las compañías y en los aeropuertos. Los conflictos de Ryanair en España han coincidido con paros en Bélgica, Portugal, Francia e Italia. Ha habido huelga también en la compañía Easyjet y las dificultades que está dejando la carencia de personal tras la pandemia se hacen evidentes en muchas terminales. Las fotos de las maletas apiladas en Heathrow (Londres), las de los paneles con vuelos cancelados en el Charles de Gaulle (París) o las de colas interminables en Barajas (Madrid) durante algunos días han dado la vuelta al mundo. Todo, además, ya de lleno en un verano que retoma -y supera- las cifras de viajeros de 2019, antes de la pandemia. Unos meses en los que se habla de cifras históricas de pasajeros.
Pues bien, todo eso, que parece estar muy lejos de la terminal camarguesa del Seve, acaba llegando. El aeropuerto cántabro no es base a día de hoy de ninguna compañía -los aviones no hacen noche aquí- y los aparatos que van y vienen tocan, en ocasiones, dos y hasta tres aeropuertos antes de pasar por aquí. Es un enorme puzzle basado en rentabilizar los aviones disponibles. Así que huelgas, retrasos y problemas se van acumulando de viaje en viaje. Efecto rebote. Tanto es así, que los vuelos que más demora acumulan en el Seve Ballesteros son las salidas previstas en los paneles a última hora del día. Las nocturnas.
Todo eso, según los expertos, dibuja un panorama complicado para el verano. Época de vuelos vacacionales (que este año son más caros), de nervios y de muchas conexiones que se ponen en peligro si hay retrasos.
Y ya hay otra amenaza para este mes. Los tripulantes de cabina de Ryanair ya han anunciado nuevos paros ante la falta de acuerdos para mejorar sus condiciones laborales. Nada más y nada menos que doce días en pleno julio. En tres tandas. La primera, del 12 al 15 (de martes a viernes, ambos incluidos). La segunda, del 18 al 21, de lunes a jueves, lo mismo que la tercera: del 25 al 28, todos igualmente incluidos.
«Por Gajano hemos visto que iba a aterrizar un avión militar de carga», comentaba este lunes un lector El Diario Montañés. Y sí. Se trataba de un A400M que venía de Zaragoza. La presencia de estos aparatos, según fuentes cercanas al aeropuerto, es «habitual» y, generalmente, obedece a tareas de «adiestramiento». De hecho, en ocasiones ni siquiera llegan a aterrizar en el Seve Ballesteros (se trata de maniobras de toma y despegue o de aproximación frustrada).
Eso siembra las dudas sobre muchos vuelos. Es cierto que en el Seve, el último paro sólo acabó con una cancelación sin anuncio previo, pero que pregunten a los que se quedaron en Santander o en Málaga sin posibilidad de viajar en el día si los efectos de la huelga les parecieron pocos. Por eso, conviene estar atento. En los primeros cuatro días están anunciados 46 vuelos de Ryanair con salida o llegada en Cantabria. A estos hay que sumar los 52 de las cuatro jornadas siguientes y otros tantos en la última tanda. O sea, que la preocupación se cierne sobre 150 vuelos. Traducido en plazas a la venta, según el cálculo de los Amigos de Parayas, son más de 28.000.
La mejor recomendación para los usuarios es estar muy pendiente del correo electrónico o de cualquier vía de notificaciones, conocer los pasos que hay que dar si toca tramitar una reclamación y, también, armarse de paciencia (por si acaso).
días de paros están convocados por el conflicto con los tripulantes de cabina. Las fechas previstas son los días 12, 13, 14, 15, 18, 19, 20, 21, 25, 26, 27 y 28 de este mes de julio.
vuelos de Ryanair con salida o llegada en el Seve Ballesteros están previstos para las jornadas en las que está convocada la huelga en la aerolínea irlandesa.
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