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Juanjo Sánchez Asensio (Zaragoza, 1962) llegó a Cantabria recién licenciado, en el inicio de las campañas de saneamiento de brucelosis y tuberculosis del ganado. En 2002 asumió la presidencia del Ilustre Colegio de Veterinarios de Cantabria y en sus cuatro mandatos ha observado de cerca ... el cambio que se experimentado en su profesión: del enfoque rural a centrarse en los animales de compañía.
-¿Cómo eran las campañas sanitarias en los años 80-90?
-Eran muy duras. Empezamos a realizar los primeros controles y algunos ganaderos eran reacios. Algunos no querían dejarte entrar. Hacíamos pruebas de tuberculosis y brucelosis para detectar la enfermedad antes de que el animal tuviera síntomas y contagiase al resto de la explotación. Precisamente, al no verse el efecto clínico de la enfermedad, no querían el sacrificio de sus cabezas y pensaban que estábamos compinchados con los tratantes.
-¿Cómo ha cambiado el sector ganadero desde entonces?
-En los años 90 había 20.000 explotaciones lecheras, y ahora no llegan a 1.000. Todo el mundo tenía ganado, se criaban becerras y las novillas se vendían muy bien en las ferias. Era una fuente de ingresos paralela a otra actividad principal. Hoy en día ha desaparecido la explotación mixta y las que quedan son grandes empresas muy tecnificadas.
-¿Ha bajado mucho el número de cabezas de ganado?
-Más bien se ha transformado, el sector lechero se ha especializado de una forma increíble y son auténticas industrias manejadas por gente con mucho conocimiento de gestión. El número de explotaciones lecheras ha bajado, pero la producción ha crecido. El número de cabezas también ha caído, pero se rentabilizan más. También se ha producido un movimiento de la vaca lechera al ganado cárnico, ya que requiere menos mano de obra especializada y su manejo es más sencillo.
-¿Y este cambio cómo ha afectado a su profesión?
-El sector de los veterinarios también se ha especializado muchísimo para atender esta industria tan cualificada. También ha crecido notablemente el número de veterinarios. Hoy en día en España existen 13 facultades, tantas como en Alemania, Inglaterra y Francia juntas. Las aulas se llenan. Hay pasión por la profesión, pero con otra visión.
-¿Cuál es el perfil del profesional?
-Tenemos problemas para encontrar veterinarios con vocación para trabajar en el medio rural. No buscan este tipo de vida y se enfocan en las ciudades. El perfil de los que ejercen la profesión hoy es, mayoritariamente, mujeres para el ámbito urbano y enfocado al pequeño animal de compañía. Es reflejo del cambio social que se ha producido. Antes eran hombres que ejercían la profesión orientados a animal de producción en el campo. Hay cien clínicas veterinarias en Cantabria. Es una cifra espectacular.
-¿Qué recuerdos tiene de su labor en la plaza de toros?
-Tengo una formación específica en espectáculos taurinos. Ha sido una experiencia muy interesante. Nuestra función es revisar la presencia de los animales en el coso, que no estuvieran en malas condiciones y que cumplieran los requisitos. Los ganaderos y empresarios llevaban mal cuando se rechazaba una ganadería. También recuerdo especialmente cuando se les escapó un toro en el patio de caballos y acabaron con él a tiros. Gracias a que el Policía Nacional reaccionó rápido, porque la puerta de la plaza que da a la calle se quedaba con frecuencia abierta para que entraran los camiones. Un verdadero peligro.
-¿Cómo llegó al Colegio?
- Mi mentor, Ángel Martínez Roiz, director de Ganadería y presidente del Colegio, junto a otro grupo de compañeros, me lo propuso cuando esto era una gestora. Cuando llegué no había libro de actas. Era un caos. Otra persona que me ha acompañado todos estos años es Victoriano Calcedo, un estudioso de la economía de producción primaria. Ha hecho una labor muy importante creando el Observatorio de la Producción Lechera de Cantabria, un grupo de trabajo en el que analizamos los costes de la producción de leche.
-¿Cantabria podría perder su identidad ganadera?
-No perderá esta identidad porque el sector primario forma parte de la raíces de Cantabria. Desde el Colegio elaboramos informes para la Administración. Pedimos más inversión pública para facilitar a los ganaderos conocer mejor el coste beneficio de las explotaciones. Otra propuesta que peleamos es facilitar contratos de jóvenes en explotaciones que luego puedan gestionar.
-¿Cuáles han sido los mayores logros del Colegio en su etapa?
-Me siento muy orgulloso del foro de Colegios Sanitarios creado con el Colegio de Médicos, Farmacéuticos y hoy con 11 colegios más. Mantenemos una relación fabulosa. Nos permite tener una voz con potencia para intereses comunes.
-¿Qué proyectos hay en marcha?
-Estamos elaborando un nuevo Racic, registro de animales del Gobierno de Cantabria. Una base de datos que se ha quedado obsoleta. Vamos a lanzar una nueva app para que la Administración se pueda comunicar directamente con el propietario de la mascota. Hemos hecho una receta electrónica (igual que la humana) para controlar el uso de antibióticos en los animales, el principal problema sanitario para los próximos años y hay que restringir su uso.
-Su marcha coincide con la aprobación de la Ley de Bienestar Animal ¿no le ha agradado?
-La ley es un avance reflejo de la evolución de la sociedad que quiere mejorar el bienestar animal, pero le falta consenso para que se pueda aplicar. Hay que cambiar 'la eutanasia cero por maltrato cero', porque, en algunos casos, no recurrir al sacrificio puede generar maltrato.
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