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Para hacerse una idea de lo distinta que es esta Semana Santa basta con decir que ayer, a eso de las once y con pronóstico de día casi de verano (aunque en ese momento llegó a chispear ), sobraban sitios para aparcar por El Sardinero. Por ... sobrar, incluso hasta alguna de las codiciadas plazas en época de vacaciones de la zona de estacionamiento de autocaravanas que hay en el parque de Las Llamas (Santander). En ese momento, 17 vehículos aparcados y ocho huecos vacíos. Aún así, en este vía crucis de presunto recogimiento obligatorio que se vive en toda España, ver turistas llama la atención. Algo de truco tiene. «Somos de Solares, pero tenemos unos días libres y no te vas a quedar en casa, ¿no?». Esta vez, el viaje familiar en la furgo no pasó de los veinte kilómetros.
Ellos llegaron sobre las doce y ocuparon uno de los huecos vacíos. «Hemos mirado qué áreas de autocaravanas hay en Cantabria que no conociéramos y hemos decidido recorrer unas cuantas. Ir de una a otra. Se puede estar cerca de casa y hacer cosas...», explicaba Jana González nada más poner pie a tierra. Qué remedio. Doctora de profesión y de vacaciones hasta el martes próximo, se estaba preparando para dar una vuelta con su pareja, Iker Olivares, y la pequeña Lur, con una sonrisa de postal dibujada en la cara cuando le dijeron que se iban «al parque».
Jana González - Solares
Peter Wickhan - Inglaterra
Pepyn Smulders - Holanda
Un plan de convivientes, con la casa a cuestas y sin salir de Cantabria. Eso, lo de no salir, encaja también en la historia que contaba Gonzalo Díez, con su Fiat estacionada cuatro plazas más allá. «¿De dónde soy? De Santander mismo, pero vivo en Castañeda». Su plan para el día era «hacer una ruta». «Ahora me voy a poner a andar para recorrer Costa Quebrada». Él, que iba solo, reconocía que habitualmente se mueve por la región con el vehículo, «aunque lógicamente tienes la autocaravana pensando en viajar más lejos». Unas vacaciones -resumía- «y tanto que distintas» las de esta Semana Santa.
Con todo, lo más llamativo al recorrer la fila era mirar las matrículas. De las 17 del principio, doce extranjeras -y de las dos que llegaron más tarde, otra más de otro país-. Tres con viajeros ingleses, una procedente de Escocia, otra de Irlanda, una con identificación de Holanda... «Ahora desde el Reino Unido no se puede salir del país sin causa justificada. No te puedes ir de vacaciones», confirma una cántabra residente en Bristol (Inglaterra).
¿Y entonces? Otra vez tiene truco su presencia. «Nosotros llevamos desde septiembre en España. Hemos estado en diferentes sitios». O sea, que salieron de su país cuando se podía e, incluso, antes de que entrara en vigor de forma efectiva el 'Brexit'. Siete meses de viaje. Peter Wickham lo contaba mientras ponía en orden todo lo que llevaba en un Mini descapotable de color negro que se engancha a su caravana. «En tres minutos, muy sencillo». Iba lleno de provisiones. Residente en Nottingham y en compañía de su mujer, contaba que venía procedente de Los Alcázares (Murcia). De hecho, Santander era su última parada. «Ya tenemos el test hecho para regresar y mañana -por hoy- cogemos el ferri».
-¿Y en estos meses le ha preguntado algo la Policía? ¿Ha tenido algún problema?
-En veinte años viajando por España con diferentes coches, nunca he tenido un problema. Y este año, tampoco.
Y eso mismo respondía muy cerca otra familia que ya estaba preparando el almuerzo a bordo. También un viaje largo (cuatro meses fuera) y también de regreso en el ferri de hoy con la prueba ya hecha. Eso sí, al preguntarles por controles explicaban que ellos habían estado todo el tiempo en un mismo lugar. «En un camping de la zona de Benidorm, en la Comunidad Valenciana». Asentados allí con la caravana. «Sabemos que en Inglaterra está todo cerrado. Aquí hay más cosas abiertas, aunque en Valencia también había restricciones y se cerraba a las seis de la tarde».
La historia más curiosa, en todo caso, es la que contaban Pepyn Smulders y Myrthe Schut, una pareja de jóvenes holandeses. Él hacía estiramientos sobre una colchoneta en el suelo mientras ella se preparaba un bocadillo. «De Holanda fuimos a Bélgica, luego a Francia y después a España. Llevamos dos meses viajando y en España, la última semana». En todo este periplo aseguran que ningún control, que no les han pedido nada, pese a que su matrícula «llama la atención». «¿Y me dices que aquí no se puede ir ahora de una comunidad a otra? La verdad es que para nosotros es muy difícil saber todas normas porque cambian mucho y en cada sitio son distintas».
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