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Además de ser un problema para los árboles dado que se alimenta de sus hojas, la presencia de la procesionaria del pino también afecta a los perros que pasean por los pinares y cualquiera de las zonas conquistadas por estas orugas. Un problema con el ... que se topan cada año los dueños de los canes y los veterinarios. Los casos coinciden con el ciclo vital de la especie y, por ahora, «no ha habido un aumentos», comenta Ana Gómez, del Hospital Veterinario de Cantabria ubicado en Guarnizo. No obstante, sí han recibido ya «alguna consulta». Hace un par de semanas vieron a un perro afectado, «pero nada más porque acaba de empezar» la temporada, valora.
El animal que llegó a la consulta «todavía se recupera» del contacto con la procesionaria. Es más, casi seguro que perderá una parte importante de la lengua. Y es que ese suele ser uno de los problemas más graves cuando el animal chupa la oruga, porque «se produce una reacción anafiláctica fuerte», añade. Como consecuencia, se les hincha la cara y la lengua. En el caso del perro que pasó por su clínica incluso llegó con «problemas oculares debido a la inflamación».
Por ahora los casos registrados son pocos. Lo confirman también desde la Clínica Veterinaria Bahía de Santander, donde únicamente han tenido que atender a un perro. Fue hace un par de días. El animal «pisó la procesionaria y el dueño vino por precaución porque realmente el perro estaba bien», indican desde el centro. Pero los números dependen siempre de cómo se encuentra «el ciclo de la oruga», recuerda Raquel López, vocal del colegio de Veterinarios de Cantabria, por lo que es previsible que de aquí en adelante estos episodios sean mucho más frecuentes. «En breves tendremos casos», resume. «Por cómo están ahora los árboles, vendrán bastantes casos», vaticina la profesional. Una situación que despierta «mucha preocupación», reconoce. Porque la oruga, además de dañina para los árboles y peligrosa para los perros, puede causar erupciones cutáneas en las personas, en ocasiones en forma de molestos brotes. En ese caso, los afectados pueden presentar múltiples lesiones compatibles con picaduras de insecto (ronchas con intenso picor), habitualmente en extremidades dado que el contacto es más probable entre quienes acostumbran a practicar deporte en zonas con predominio de pinos, como puede ser el Parque de Mataleñas.Aunque entre los vecinos de esta zona se comenta esta posibilidad, ni Medio Ambiente ni el Ayuntamiento de Santander han confirmado la presencia de la oruga en este punto en concreto.
«Hay temporadas en las que se ven más casos de reacciones por procesionaria, pero de momento no nos ha llamado la atención un aumento», señala Marcos González, jefe de sección de Dermatología de Valdecilla. Un diagnóstico en el que coincide también el dermatólogo Héctor Fernández Llaca desde su consulta privada: «En este último mes no hemos visto ningún caso», resume, aunque ha aumentado la demande de citas. En otras comunidades autónomas sí se ha identificado ya algún brote por esta oruga.
Los síntomas suelen identificarse rápido, coinciden ambos médicos. «Dermatitis irritativa o urticaria de contacto», resume González, lo que se traduce en molestos picores. Normalmente la erupción aparece en la zona del cuello, primera pista para saber que, casi seguro, se debe al contacto con la procesionaria. Entre los más pequeños «se hacen erupciones en las manos al jugar», explica Fernández Llaca. A veces incluso pueden llegar al doctor con «afección ocular», pero normalmente son situaciones «leves» que se diagnostican bien y la erupción se pasa con un tratamiento sencillo basado en cremas con corticoides.
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