«La profesión docente me lo ha dado todo»

A Martínez la docencia se «lo ha dado todo». Es literal. Ha cumplido con una vocación temprana –«nunca quise ser otra cosa»–, ha crecido profesionalmente, ha hecho buenos amigos y entre aulas ha encontrado compañero. Sentado a su lado, su marido, Jesús Santamarta, al igual que ella recién jubilado como profesor de Educación Física en el CEIP Gerardo Diego de Cayón tras 32 años al pie del cañón en sus aulas, no podía menos que asentir. «Me he divertido mucho trabajando; a rabiar. Es una profesión que te tiene que gustar: tú aportas tu grano de arena, pero te da muchísimo», contaba este maestro.

Los compañeros de Jesús ya le organizaron hace tiempo una despedida «memorable», pero actos oficiales como el de ayer contribuyen a celebrar y reivindicar la profesión docente. Lo presidió el consejero de Educación, Sergio Silva, acompañado de casi todos sus directores generales, que, como él, entregaron en mano unas medallas doradas y brillantes a los docentes –112 de Secundaria y 80 de Infantil y Primaria, si bien al Paraninfo acudieron 130–. «Nunca va a haber un sistema educativo mejor ni peor que sus propios docentes», les dijo Silva a los profesores, subrayando su condición de «referentes». Y apelando a las Olimpiadas, hilo conductor del acto, el consejero también les dijo que, como los deportistas, ellos dan «lo mejor de sí mismos para superar adversidades».

Lo cierto es que los desafíos son constantes. En 35 años de carrera, Inmaculada Ibáñez y sus compañeros han tenido que hacer frente a un gran cambio en la forma de educar de las familias y a la no menos colosal transformación que han traído consigo las nuevas tecnologías. «Han sido arrasadoras», concedía esta especialista en Audición y Lenguaje, que ha trabajado en Primaria e Infantil. «Me he jubilado en aulas de 2 años, que me han encantado», contaba emocionada, sosteniendo con ambas manos la medalla que acaba de recoger en el escenario. De camino a su asiento, se le escaparon un par de lágrimas.

La docencia marca... aun cuando es solo una vocación incipiente. «Te tiene que gustar, es un servicio al ciudadano», compartió en La Magdalena Luis Celis, profesor de Geografía e Historia durante casi cuarenta años, 25 de ellos también como director. Se ha jubilado en el IES Vega de Toranzo, en Alceda, tras una carrera «fructífera» y también atravesada por cambios en el fondo y en la forma; cambios burocráticos –la burocracia «es un hándicap», apoyaba, a su lado, su amigo Jesús Santamarta– y normativos. «Somos un país atípico en la UE. Hasta que no seamos capaces de dotarnos con una ley consensuada esto va a ser un desastre», apuntó Celis a modo de reflexión. Con un lazo verde prendido en la solapa de su chaqueta, símbolo de la campaña de la Junta de Personal, también quiso reivindicar la mejora salarial del profesorado. «Se trata de dignificar a los docentes, como se ha hecho no hace mucho con los sanitarios», resumió no sin antes avanzar que él será «docente para siempre». «La docencia es una pasada y una responsabilidad. Tienes que trabajar muchísimo, no hay más secreto».

En la brecha seguirá también Juan Luis Gutiérrez, «enganchado» a transmitir la cultura y las tradiciones cántabras a pie de aula. «Llevo veinte años trabajando las marzas en los centros», haciendo cantera para que haya relevo generacional, y «lo estamos consiguiendo», celebró con orgullo. Gutiérrez se considera un privilegiado y testigo de un gran cambio. «Es así, empecé a trabajar con el pizarrín y he acabado con la pizarra digital», contó poco antes de recoger su medalla dorada y brillante.