Los protocolos de acoso activados en las aulas cántabras se duplican en cinco años

El curso pasado se activó el protocolo de acoso en 82 ocasiones, casi el doble que hace cinco años, cuando se activaron 47 durante el curso 2017/2018, los mismos que en el curso 2019/2020 (el primero afectado por la pandemia), o los 63 del curso 2020/2021. De estos 82 casos, se confirmó el acoso en once de ellos, lo que supone siete menos que el cómputo del ejercicio anterior, cuando hubo 18 casos confirmados. «Preferimos, y así lo trasladamos insistentemente, que se multiplique el número de protocolos abiertos en cada curso a que un solo caso de acoso se quede sin detectar», resaltó Lombó en su intervención en la Cámara, en la que desveló que, a nivel nacional, Cantabria aparece «como la tercera comunidad autónoma con menos casos de acoso escolar de España».

Por etapas educativas, en Infantil, con 12.706 escolares el pasado curso, se activó un protocolo que posteriormente no fue confirmado. En Primaria, con 31.167 alumnos, se puso en marcha el protocolo en 30 ocasiones (20 en niñas y 10 en niños), de los que se ratificaron tres casos. En cuanto a la ESO, con 23.331 estudiantes, se activaron 44 casos (22 en hombres y 22 en mujeres) y siete fueron confirmados. Por último, en Bachillerato, con 8.496 alumnos, se impulsaron tres protocolos y se ratificó uno. Por último, en los ciclos de FP, que los cursaron 14.497 personas, se activaron cuatro protocolos, pero no se llegó a confirmar ninguno.

Según los datos del Informe de Convivencia Escolar presentado en la reunión del Observatorio, de los once casos de acoso escolar confirmados, las medidas implementadas «tuvieron éxito en el 81,8 % de los casos», ya que nueve de las víctimas manifiestan que «la situación de acoso ha cesado». En otros dos casos se solicita cambio de centro, en uno de ellos por ambas partes (acosador y acosado), y en el otro es la alumna acosadora la que solicita el cambio.

Por su parte, en los 71 casos que no se confirmó abuso, al menos 17 de ellos se atribuyen a situaciones de posible acoso por redes sociales, otros dos casos por ciberacoso, seis estaban enmarcados en la categoría de diversidad funcional y tres a situaciones de homofobia o transfobia. En cuanto a los protocolos confirmados, dos de ellos son por diversidad funcional, uno por ciberacoso y uno por situación de homofobia o transfobia.

Se abrieron igualmente 172 procedimientos ordinarios disciplinarios, un 18% más de los que se abrieron hace cinco años (126). Si bien los datos siguen mostrando que se abren más expedientes a alumnos (138) que a alumnas (34), respecto al curso anterior la tendencia en ellas aumenta, ya que pasa del 18,2% a un 20,2%. En 81 ocasiones, estos expedientes disciplinarios han sido por conductas contrarias a la convivencia en el centro; 73 fueron por agresión física, acoso, amenazas o coacciones; 19 por causar daños materiales a las instalaciones del centro; y ocho por grabación o difusión de esas agresiones o coacciones.

La medida correctora más aplicada sigue siendo la suspensión del derecho de asistencia al centro educativo de forma temporal, en 118 de los procedimientos ordinarios abiertos, mientras que han sido 23 los procesos que concluyeron con el cambio de centro.