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La diligencia con que la Consejería de Cultura se ha propuesto ejecutar un proyecto estrella de esta legislatura ha jugado esta vez en su contra, al menos la segunda acepción del término. Ha sido precisamente la velocidad de los plazos en la convocatoria del ... concurso de redacción del proyecto lo que ha provocado que el Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria presente un recurso que ha paralizado el proceso para construir el Centro de Interpretación de Arte Rupestre de Puente Viesgo. La razón para ese recurso, según explica Luis Cruz, asesor jurídico del Colegio de Arquitectos, es el «plazo insuficiente» que se ha dado desde la Consejería para presentar «una propuesta arquitectónica de calidad» a una obra de tal «entidad». Así que a un año de terminar la legislatura, el equipo de Mañanes se enfrenta a una de las actuaciones clave del Plan Estratégico de Arte Rupestre a ralentí. Hegemonía paleolítica aparte, la riqueza del subsuelo de Puente Viesgo explica la inversión de más de tres millones de euros que el Gobierno de Cantabria ha consignado para aupar el patrimonio subterráneo sobre un pedestal que debería empezarse a construirse «a mediados de 2018», según dijo el consejero. Pero esto no se va a cumplir.
Para entender el desgaste de los plazos, hay que empezar por el principio, cuando en agosto de 2017 el Ejecutivo regional aprobó el pliego con las características técnicas que debía cumplir la redacción del proyecto de la obra del Centro de Arte Rupestre. En ellas se establece la creación por ejemplo de una gran sala para la exposición permanente, de 500 metros cuadrados, y otra para exposiciones temporales; espacio para laboratorios y conservación, biblioteca y archivo, restauración y zona de descanso, así como un aparcamiento para un centenar del coches; en definitiva, una alfombra roja en la que recibir visitantes y difundir la investigación arqueológica no sólo de las cuatro cuevas de Puente Viesgo sino de la riqueza rupestre de toda la región. Entonces, ¿por qué no se convocó?
Hay dos razones en el frenazo: el propio cambio en la Consejería, con la salida de Ramón Ruiz, y el cambio de la Ley de Contratos del Sector público, que invalidaba las convocatorias por invitación. Para ese entonces, cinco empresas ya conocían los pliegos y trabajaban en ello, tal y como han confirmado a este periódico fuentes el equipo saliente de Cultura.
Luis Cruz Asesor jurídico Colegio Arquitectos de Cantabria
Todo se quedó quieto hasta que Fernández Mañanes cogió con su nuevo equipo el golpe de pedal de la Consejería y retomó los proyectos enfocados. Desde entonces, desde aquel 8 de agosto que se firmó y selló el pliego, ha habido que esperar casi siete meses para dar luz verde al proceso de adjudicación en un concurso abierto; un plazo extrañamente largo para un procedimiento que estaba a punto de sacarse a concurso con el anterior equipo de Cultura, y que ya entonces barajaba cinco posibles diseños.
La convocatoria se abrió finalmente el 8 de marzo con su publicación en el BOC y se cerró el día 26 de ese mismo mes, y ese plazo ha sido el palo en la rueda de la nueva Consejería: la diligencia, los 18 días para presentar un proyecto que cumpliera con catorce páginas de especificaciones técnicas, planos, memoria, mediciones y presupuestos, entre otras vicisitudes y detalles. De ahí el calificativo de «insuficiente» que utilizan desde el Colegio de Arquitectos para argumentar el recurso presentado: «El procedimiento de contratación establece un plazo para presentar propuestas de 15 días naturales, plazo que, aun cuando se corresponde con el mínimo legalmente establecido, no cumple a criterio del colegio con la obligación de establecer el plazo que razonablemente sea necesario para la presentación de ofertas y solicitudes, tal como señala el artículo 143 de la Ley de Contratos», explica Luis Cruz.
No todos se han quedado a las puertas. Lo que se sabe hasta el momento es que en esos 18 días la Consejería de Cultura sí ha recibido proyectos «en plazo», en concreto cinco. Sin embargo, el proceso se encuentra en puntos suspensivos mientras los servicios jurídicos del Gobierno de Cantabria realizan «los informes pertinentes sobre la estimación o no de dicho recurso» que podría parar definitivamente todo el proceso. Según fuentes de la Consejería, «los informes se elevarán al Consejo de Gobierno, que será quien determine este tema». Si no se admite el recurso, el proceso seguirá adelante con su cauce habitual, se abrirán las cinco propuestas presentadas y la mesa de contratación elegirá el proyecto que mejor se adecue al pliego publicado. Si no, quién sabe a qué punto de origen volverá la carrera.
Todo para levantar sobre una parcela de 11.000 metros cuadrados una infraestructura cultural demandada no sólo como un potente reclamo turístico, sino además -y sobre todo- como un recurso estratégico para seguir ahondando en la riqueza del patrimonio subterráneo. Que las excavaciones cuenten en el entorno con un centro de interpretación da soporte técnico a los hallazgos, que a la vista de lo ocurrido, parece que Cantabria aún tiene más historias que contar sobre la Historia. Sólo en 2015 se descubrieron cinco nuevos espacios con arte parietal en Peñarrubia. Precisamente es el Ayuntamiento de Puente Viesgo el que ha cedido el suelo sobre el que se levantará el Centro de Interpretación de la localidad y sus cuevas, cuatro de las diez reconocidas por la Unesco. ¿En qué se traduce en la actualidad estas cavidades? En «50.000 y 60.000 visitantes anuales, y una capacidad de atracción que desde el consistorio cifran en los 200.000», según el entonces alcalde Rafael Lombilla, cuya despedida tras 27 años en el cargo dejó una espina: no ver la tierra moverse para sentar las bases de un proyecto para el que su consistorio habilitó tierra y disposición a pares.
En cuando el trasiego burocrático enfile sus opciones reales, la primera actuación que se va a llevar a cabo será la construcción de un edificio de 1.300 metros cuadrados en el suelo cedido por el ayuntamiento a la Consejería de Cultura precisamente para ese fin, y que se completará con un parque arqueológico que se levantará en una segunda fase en sus inmediaciones para albergar instalaciones al aire libre.
«Poner a la región en el lugar que le corresponde a la altura de su patrimonio». Ese es el objetivo del consejero de Cultura, Francisco Fernández Mañanes, y en ese sentido hablan no sólo de centro de interpretación sino de parque arqueológico, aunque aún no se refleje en el pliego del que hoy en día sólo se conocen cinco propuestas. Por ahora.
a identidad de Cantabria proyectada a través de su riqueza rupestre pasa por dos pilares a los que el consejero alude una y otra vez: el Mupac y el Centro de Intepretación de Puertochico. Mientras el primero apunta a la nueva sede y sigue a la espera de convocar el concurso para la redacción del proyecto, el segundo se dirime entre cuitas legales y trámites necesarios.
A la vista está, además, una celebración que pone si cabe, más peso sobre las espaldas de la Consejería, con el décimo aniversario de la declaración de Patrimonio de la Humanidad a las cuevas de Cantabria. Primero fue Altamira, en 1985. Luego, en 2008, entraron las otras nueve cuevas con arte rupestre paleolítico en la lista: Chufín (Rionansa), Hornos de la Peña (Tarriba, San Felices de Buelna), El Castillo, Las Chimeneas, La Pasiega y Las Monedas en el Monte Castillo (Puente Viesgo), El Pendo (Camargo), La Garma (Ribamontán al Monte) y Covalanas (Ramales de la Victoria).
Su conmemoración llega en un año en el que el debate científico ha puesto en solfa la datación de las pinturas de La Pasiega, con investigaciones en el grupo Nature y Science respectivamente.
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