El proyecto de iluminación de la ría junto al aeropuerto vuelve a estar parado

¿Por qué es tan deseada esa obra? Es lo primero que hay que explicar. La cabecera 29 es por la que entra la mayoría de los vuelos en el aeropuerto. Hace algunos años en el Seve se instaló un nuevo ILS (Sistema de Aterrizaje Instrumental), una tecnología que supuso una inversión de un millón de euros. Este nuevo modelo mejora las condiciones de seguridad al aproximarse a la pista. Pero los expertos siempre han dicho que, sin ampliar la iluminación previa a esa pista, es difícil poder acercarse más cuando no hay condiciones de visibilidad. Y lo que hay justo antes en Santander es la ría. Sin luces allí, los nuevos aparatos no pueden evitar que haya que cancelar vuelos cuando la niebla pega duro. Esta obra supondría, entonces, mejorar las condiciones.

El problema es que esta explicación ha salido ya varias veces en este periódico. Porque los anuncios y las cancelaciones del proyecto han sido recurrentes desde que se habló por primera vez de la idea en 2014. El ramillete de motivos ha sido variado. Hubo que transformar el plan inicial, que suponía adentrarse en el agua más de setecientos metros. Demasiado. Además, la primera vez que salió a licitación, no pudo adjudicarse finalmente porque la UTE que presentó la única oferta incluyó una variante para el proyecto que no era compatible técnicamente con lo que se exigía. Otra vez volver a empezar.

La última intentona sí que parecía la definitiva. Estaba en la página de proveedores de Aena, contaba con la autorización de la entidad pública empresarial Enaire y también con el visto bueno de la Autoridad Portuaria (necesario, ya que supone tocar la ría). Se hablaba de las condiciones técnicas. En total, 28 luces, catorce de ellas en el agua. Se estimaba que las actuaciones supondrían un movimiento de tierras total de 149,04 metros cúbicos, necesario para la cimentación de la estructura que soportaría las luces elevadas dentro de la ría y la ejecución de un banco de tubos. También que sería necesaria la demolición de un total de 12,53 toneladas de estructuras de hormigón la colocación de una pasarela para el correcto mantenimiento de la estructura. Y más, porque en una entrevista con este periódico, el director del Seve Ballesteros, Bienvenido Rico, adelantó que era posible que el proyecto estuviera «finalizado en 2020».

Pero la licitación -con un contrato de 1.041.734,66 euros- ha quedado otra vez desierta y habrá que esperar hasta que vuelva a salir. Esa es, en principio, la intención de Aena. Aunque en esta obra hablar de plazos sea como tirarse de un avión sin paracaídas.