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El arquitecto británico David Chipperfield defendió ayer con firmeza su intervención en el histórico inmueble del Paseo de Pereda, que supondrá la remodelación de la sede social de Banco Santander y su conversión en un museo para albergar las colecciones de arte de la ... entidad y en un espacio multiusos. El emblemático arco del edificio -que calificó como un elemento «fundamental» de la concepción, y el diseño arquitectónico como conexión con el entorno, su regeneración social y cultural y la propia ciudad- se convirtió ayer en el mantra de su primera comparecencia abierta al público, tras la presentación del pasado mes de julio en el Palacete.
Dentro del ciclo de conferencias que, bajo el epígrafe 'Santander, Milla de Museos', aborda el Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria, el Premio Mies van der Rohe a la restauración del Neues Museum de Berlín, aseguró que «el corazón del edificio es un agujero». Y el proyecto que ha concebido «rinde un homenaje al arco, no lo destruye; en realidad lo que hace es ganar en importancia», sostuvo el arquitecto. Tras una ingente trayectoria el sello de Chipperfield destaca, entre otros de sus muchos proyectos, por su reciente ampliación de la Royal Academy de Londres y su coherencia y experiencia implementadas en el trabajo destinado a la James-Simon-Galerie en la 'Isla de los museos' de Berlín (a ambas intervenciones se refirió al inicio de su ponencia).
Chipperfield, perfeccionista y detallista, que trabajó para Richard Rogers y Norman Foster, vertebró su discurso en una idea clara y reiterada con insistencia: «Más allá de la complejidad de cada proyecto los museos cada vez tienen más importancia. Han ido dejando atrás su mera función y destino especializado para convertirse en espacios relevantes no sólo como infraestructuras culturales, sino sociales».
El Espacio Ricardo Lorenzo, en Los Aguayos, de Santander, congregó a cerca de trescientas personas, en su mayoría arquitectos, en un acto conducido por el decano del Colegio, Moisés Castro. La sede cultural de los arquitectos acoge, en paralelo, una muestra con maqueta incluida del provisionalmente llamado Proyecto Pereda y diversos detalles de las actuaciones previstas. Al inicio de la ponencia un vídeo recorrió la riqueza de las colecciones de arte de la entidad bancaria reunidas durante décadas y que constituirán el corpus del futuro espacio en el Paseo Pereda.
En su intervención dijo que «hay que entender cada edificio, escucharlo y comprender también el contexto para obtener unos resultados dentro de su tejido intrínseco». Chipperfield se refirió al reto de trabajar especialmente con edificios ya existentes, a los que se destina un uso nuevo y a los que hay que mejorar su sostenibilidad y conservar y transmitir las atmósferas intrínsecas del lugar. Esto se palpa en el Proyecto Pereda y el arquitecto subrayó que, dado que «se halla en una zona especial de la ciudad, hay que entenderlo en sí mismo, su historia y la de la ciudad».
El Premio de Arquitectura Contemporánea de la UE hizo hincapié en dos aspectos: la «importancia» de futuro para la ciudad que tendrá el triángulo constituido por los proyectos del Santander, Reina Sofía y Centro Botín; y la necesidad de peatonalizar en el futuro el tramo bajo el arco. El reto de este proyecto para Chipperfield es claro: «Actuar en un edificio que pasa de ser sede de un banco a postularse abierto y acogedor». En este sentido, dos desafíos perfilan la intervención: «Cómo convertirlo en un edificio que invite a visitarlo, y cómo reorganizar su circulación interna, sus espacios y complejidades técnicas». El papel del arco, su función simbólica de ventana, apertura y transparencia; la definición de un inmueble permeable y abierto; las tres plantas continuas de galerías de 2.700 metros cuadrados, más la cubierta y el mirador, fueron elementos destacados por el arquitecto británico.
El experimentado arquitecto aludió en todo momento a la necesidad de tener en cuenta el vínculo entre la historia del inmueble del Paseo de Pereda y la historia de la ciudad. Asimismo, destacó que «a la hora de planificar todo proyecto es muy importante negociar», y se declaró partidario de «someterlo al debate público». En el caso del Proyecto Pereda se refirió a «un proceso diáfano e inteligente» y dijo que «la intención del Banco es buena». Chipperfield abrió este pasado verano una entrada a la conocida como Isla de los museos de Berlín. La James Simon Gallerie completaba así el monumental conjunto cultural declarado Patrimonio de la Humanidad. El arquitecto del Proyecto Pereda, que habló en su ponencia de esta última actuación de su estudio, cerraba de este modo su vinculación con la llamada Isla de los Museos fechada desde 1997. En este contexto subrayó la nueva condición de los museos, más «dinámicos y accesibles a la sociedad». A su juicio, han pasado de ser espacios «muy especializados para un público restringido a convertirse en lugares relevantes para toda la sociedad».
Casi todas las preguntas de los asistentes al acto se centraron en la fijación en el arco del edificio. «Se rellenará un 35 por ciento del espacio del arco mediante cristal sirviendo de unión entre edificios, aunque se permitirá el tránsito de vehículos por debajo». En este sentido, apuntó, «a largo plazo sería maravilloso que esa calle fuese peatonal». Y apeló a que «las ciudades favorezcan el paso de personas por los espacios públicos en vez de aparcamientos y vehículos, pues en caso contrario es un crimen mundial».
Chipperfield planteó que «todo es susceptible de ser peatonal y debería serlo, aunque es algo que va a tardar mucho en llegar. La gente coge el coche para trasladarse 800 metros y eso no tiene sentido», añadió.
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