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Mientras la sexta ola está cayendo en todo el país y, con ella, todas las restricciones derivadas de la pandemia, la Asociación Española de Pediatría (AEP) acaba de recordar que los chavales llevan año y medio sin quitarse la mascarilla en clase, y plantea que quizás empiece a ser hora de pensar en hacerlo ... . Precisamente ellos, en quienes la enfermedad ni se fija, son los que han tenido que observar la regla con más rigor y menos aspavientos que los adultos, como rehenes del mismo bien común que también determina su vacunación.
Después de comprobar que no hay diferencias significativas entre el impacto del covid en las aulas de Infantil, donde no es obligatorio llevar mascarilla, y Primaria, en las que sí lo es, los pediatras consideran que se puede probar a realizar una desescalada progresiva que se inicie en estos cursos y termine en los institutos. La AEP ha propuesto un calendario de retirada de las mascarillas de los estudiantes que permitiría comprobar el efecto en cada franja de edad, además de servir de ensayo para el fin de su uso en interiores entre la población general. Según sus sugerencias, se empezaría con primero y segundo de Primaria, a partir del 28 de febrero, para seguir con tercero y cuarto, a partir del 14 marzo; quinto y sexto, a partir del 28 marzo; Educación Secundaria Obligatoria (ESO), a partir del 25 abril y Bachillerato, a partir del 9 de mayo.
No puede decirse que la propuesta de la AEP haya abierto un debate: todos los implicados -Administración, Sanidad, profesorado y alumnos-, desean recuperar cuanto antes la normalidad, que solo frena el temor a una nueva recaída.
Reinhard Wallmann - Director general de Salud Pública
María Jesús Cabero
Jefa de Pediatría de Valdecilla
El presidente de la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria de Cantabria, Alberto Bercedo, opina que «la región aún no está preparada para retirar las mascarillas porque no tenemos avanzada la inmunidad en los menores de doce años. Deberíamos superar el 75% para plantearnos quitarla. Eso será para finales de marzo o principios de abril». De momento, en Cantabria hay un 64% de vacunados en la franja de edad de cinco a once años, con menos de un 15% de inmunizados y un 49% a la espera de recibir su segunda dosis.
María Jesús Cabero, jefa del Servicio de Pediatría en Valdecilla puntualiza que el planteamiento de la AEP «no es totalmente unánime» entre esos especialistas. «Lo que sí nos hemos planteado en los grupos de trabajo es que habría que quitar la mascarilla en función de la incidencia que hubiera en cada zona y también en función de la edad de los niños a los que se puede pensar que les está interfiriendo más en el aprendizaje. Por parte de los alumnos mayores -dice- tampoco hay una reivindicación muy grande, porque se han acostumbrado muy bien a su utilización».
Norberto García
Portavoz de directores de Secundaria
Chema Torre
Presidente de FAPA
Mónica Haro
Presidenta de Concapa
Cabero es partidaria de restringir aún más el ensayo, iniciándolo en un número reducido de centros en vez de generalizarlo por cursos. «Una cosa es intentar normalizar la situación, y otra, que por estos intentos podamos tener otras olas. Ir despacio no cuesta tanto, y ya hemos pasado mucho. Opino que se debería empezar monitorizando que no pasa nada: no hemos tenido gripe este año, y no sabemos si la vamos a tener. Si es así, igual hay que volver a ponerse la mascarilla, como los asiáticos, que la utilizan al más mínimo síntoma catarral».
La comunidad educativa se deja llevar de la mano por los responsables sanitarios, cumpliendo sin rechistar cada pauta que se le ha dado y dispuesta a seguir haciéndolo. No obstante, Norberto García, portavoz de la Comisión Permanente de Directores de Secundaria de Cantabria, se confiesa sorprendido por el comunicado de los pediatras. «Aporta mucha novedad respecto a lo que hasta ahora hemos estado escuchando a virólogos, inmunólogos y otros expertos, que venían a insistir en que los interiores no eran seguros. Si la ciencia dice que empiezan a serlo, pues me parece una novedad. No digo que esté mal, sino que me sorprende».
«Entiendo que hay que dar pasos hacia la desescalada, pero con toda la prudencia del mundo», sostiene, y subraya que son los profesores y alumnos los más interesados en que todo vuelva a la normalidad después de dos años de medidas, que en su instituto, el IES Montesclaros, de Reinosa, han supuesto estar dando clases con las ventanas abiertas a bajo cero. «La ciencia es la que lo tiene que decir, y ha aprendido mucho a lo largo de esta pandemia. Nadie mejor que la ciencia, que es la que tiene que tomar las decisiones y proponer a los políticos que las ejecuten».
Es lo mismo que se pide desde las asociaciones de padres de alumnos. «Lo ideal sería poder hacerlo ya», afirma Chema Torre, presidente de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Cantabria (FAPA). «La mascarilla debe quitarse cuando lo diga la gente que sabe, pero no hay que olvidar que los chavales son los que más sufren esta medida: llevan cinco horas con ella cada mañana durante mucho tiempo».
«Los estudiantes son un sector al que no cuesta poner restricciones: no tiene influencia electoral ni nada, y les toca un poco pagar el pato. No parece muy claro el límite entre prevenir y exagerar y la gente joven es la que ha llevado las restricciones más duras durante todo este tiempo, y es la que mejor las ha cumplido», opina Torre.
Mónica Haro, presidenta en Cantabria de Concapa, la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos, reconoce su deseo de «recobrar la normalidad, pero dentro de una seguridad sanitaria». «Los responsables de tomar las decisiones son los que saben, y no pueden transmitir esa responsabilidad a otros».
«Siempre hemos dicho que los niños tienen que tomar las medidas de precaución porque conviven con abuelos, y lo que a ellos les pase va a tener consecuencias. Desde un punto de vista personal, estoy deseando, como todo el mundo, dejar las mascarillas, pero muy poco a poco. Si se ha demostrado su eficacia en interiores, y nuestros hijos pasan en ellos muchas horas, sí me parece conveniente que se eliminen paulatinamente, para que no suponga un paso atrás. Lo más importante es eso, que cada paso que se dé sea seguro».
La última palabra sobre la retirada de la mascarilla en el aula la tiene, en cualquier caso, la autoridad sanitaria. En Cantabria, el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, se muestra abierto a valorarlo. «Las medidas se tienen que evaluar continuamente, porque según la realidad cambiante que tenemos pueden dejar de estar justificadas».
«¿Es justificable perjudicar tanto a los niños en su desarrollo de aprendizaje, de competencias sociales, entre otros efectos que tiene el uso de la mascarilla? Debe discutirse, evaluarlo, y se hará». Lo que no hace el doctor Wallmann es dar una fecha exacta para ello, como proponen los pediatras. «Creo que en un momento de baja incidencia, cuando haya poco riesgo de enfermar, es posible».
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