--1200x672.gif)
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Las marcas del cuello de Tara revelan que no ha tenido un pasado fácil. No ha sido uno de esos animales de compañía a los que dan el mejor pienso y cepillan cada semana. La encontraron ahorcada de un árbol con un finísimo hilo de vida; la rescataron, la curaron sus heridas y hoy forma parte de la gran familia canina de Asproan. A pesar del maltrato sufrido, no teme ni guarda rencor a las personas. Es más, cuando tiene oportunidad reclama todo el cariño que no le dieron.
Argo, sin embargo, no se fía. Es miedoso y se autoarrincona en el primer muro de cemento que encuentra. Mira temeroso con su ojo izquierdo de color blanco. El otro es marrón. Debería llamarse David Bowie. Sería un buen nombre. Es alto y estilizado como el cantante. Las pupilas de este Husky están dilatadas. La presencia de una pareja de periodistas le ha sacado de su zona de confort y ha alterado su tranquilidad. Su cola está inmóvil y agacha la cabeza suplicante. Otra vez no. Le han adoptado dos veces y dos veces también le han abandonado.
En el refugio canino de San Román de la Llanilla hay 300 perros que esperan encontrar algún día una buena familia. Tara y Argo son dos de los veinte animales seleccionados por El Diario Montañés para que ustedes, los lectores, conozcan su historia. Puede que hoy encuentren un hogar o puede que uno de sus amigos, con los que llevan compartiendo espacio durante demasiado tiempo, consiga una familia.
1
Se llama Peggy y, como a todos los de su raza, le encanta correr. Está a punto de cumplir 6 años y lleva uno en Asproan. Sus dueños se divorciaron y ninguno de los dos se quiso quedar con ella. Las trabajadoras de la perrera cuentan que al principio se quedó muy delgada, triste, tuvo mucha ansiedad y no acababa de acostumbrarse a su nueva casa y a los ladridos continuos de otros compañeros. Hoy, es una más.
2
Dicen sus cuidadoras que es «muy cariñosa» y que le encanta comer. Lleva en la protectora tan solo un año, pero ya se ha ganado al personal. Tiene 4 años y cuando la abandonaron, su dueño dijo que era un labrador. «No sabían nada, ni la raza de su animal», cuentan en el refugio canino.
3
Es tan cariñosa que el adjetivo que mejor la define acaba siendo «pesada». Demanda amor a todas horas. Tiene 10 años y lleva tres en Asproan. Se la quitó el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) a un hombre que la tenía retenida en una jaula minúscula. La tuvo seis años encerrada. Sus orejas estaban cortadas a tijera y llegó muy desnutrida.
4/5
Son hermanas y expertas en caza. Y preciosas. Las dejó un señor mayor en Asproan. Contó que le habían diagnosticado una enfermedad. Al principio las tuvo en una residencia para animales, pero después, no tuvo más remedio que dejarlas en Asproan. No podía sacarlas a pasear y atenderlas.
6
No le gustan los de su misma especie. A pesar de que le abandonaron, Ness prefiere a las personas antes que a los perros. Parece, por su comportamiento, que se fía más. Lleva solo un mes en el refugio canino. Llegó porque su dueña, que ya tenía 15 perros, no se podía hacer cargo de más.
7
Tiene unos ojos preciosos, uno de cada color, aunque pocas veces se deja observar de cerca. Sus miedos no se lo permiten. Se siente más seguro pegado a una pared, pasando desapercibido y con las orejas gachas. Le han abandonado dos veces, cuando era cachorro y ahora, que ha vuelto a Asproan.
8
Es tan cariñosa como bruta. Fuerte y con una musculatura muy desarrollada. Pero eso es ahora, que ya está recuperada. Cuando la rescataron estaba al borde de la muerte, colgada por el cuello con una cuerda atada a un árbol. Las cicatrices que rodean su collar dan pistas de aquel capítulo que ya tiene superado.
9
No se tienen muchos datos de su pasado. Apareció hace unas semanas atada a la valla de Asproan, en Santander. Estaba desnutrida, muy delgada, con anemia y llena de garrapatas. Tiene 4 años y dicen que es «cariñosa y glotona».
10
Quieres abrazarlo constantemente. Más cuando conoces su historia. Es un perro maltratado, apareció atado a una valla y con la cabeza abierta por un palazo. Sus cuidadoras le describen como un poco «autista». Pero se lleva bien con todos sus compañeros, incluso con los gatos. Un buenazo.
11
Tranquila y cariñosa. Ahora está fuerte y alegre, pero cuando llegó de la perrera a Asproan estaba muy delgada y tenía mucho miedo, le costaba relacionarse con otros compañeros. Tiene 11 años y llegó hace dos al refugio canino.
12/13
Ulla y su hermana Leila llegaron hace dos años a Asproan. Las llevó una joven que se las encontró sueltas en otra comunidad autónoma. Estaban en buen estado, pero llenas de garrapatas y pulgas. Al principio las costó adaptarse, eran miedosas, pero ahora están totalmente integradas.
14
Llegó con un cachorro después de perder a otras crías porque no producía suficiente leche materna. Su dueño la abandonó en Asproan, decía que no se podía hacer cargo. Estaba muy delgada, con una oreja deformada y los dientes desgastados. Hoy es muy cariñosa y juguetona.
15
Tiene siete años y es «todo cariño», según sus cuidadoras. «Solo quiere amor y comida», cuentan bromeando. Justo lo que su dueño no podía darle, por eso lo abandonó, hace cuatro meses, en el refugio canino. Dijo que no podía atenderlo.
16
Su rasgo más característico es su obediencia. Ha tenido 11 años para aprender a seguir las órdenes de sus dueños, los mismos que le abandonaron porque se cambiaron de una casa a un piso y le tuvieron viviendo durante meses en un balcón. «Cuando nos la dejaron, el dueño nos dijo: Yo no estoy para limpiar mierda de perro todos los días», cuentan apenadas las trabajadoras de Asproan.
17
Maite es una gran perra, en todos los sentidos. Por el tamaño y por lo buena que dicen que es. Tiene tan solo dos años y llegó a Asproan hace tres meses por el mismo motivo que Leo, también la iban a sacrificar.
18
Le definen como a un alma libre. Inquieto. Cariñoso. Y que le encanta pasear, como a la mayoría de los perros. Se llama Leo, es un mestizo de cuatro años y medio, y le acogieron en Asproan porque iban a sacrificarlo en una perrera. Desde hace seis meses forma parte de la gran familia del refugio de San Román de la Llanilla.
19
Lo encontraron atado en un prado. Tenía un tumor en la cabeza. «Le operamos, se recuperó y cogió peso», cuentan desde Asproan. Hoy, además de ser un perro muy tranquilo, está fuerte y no para hasta que le acaricias. Lleva 4 años en el refugio canino.
20
Tiene un año y lleva solo un mes en Asproan. Sus dueños lo abandonaron porque «no le supieron enseñar y les molestaba». Ahora, con las normas que le han enseñado en el refugio canino, se comporta muy bien. Es obediente, no ladra y le encanta jugar, aunque tiene una parte insegura, como si no se fiara.
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Rocío Mendoza | Madrid, Lidia Carvajal y Álex Sánchez
Álvaro Machín | Santander
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