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Blanca Mabel Otero Álvarez no es la 'Dama del Camello'. Ya no hay lugar a dudas. Las pruebas de ADN son concluyentes: estas dos mujeres no son la misma persona. El paradero de la primera sigue siendo desconocido y la identidad de la segunda, ... un misterio todavía más grande.
Ha pasado poco más de una semana desde que llegó a manos de los investigadores de la Jefatura Superior de Cantabria la existencia de una 'candidata' con muchos puntos a favor para cerrar un caso abierto desde el año 2001, y poder poner nombre a la desconocida que apareció muerta en la playa. Del otro lado, desde Asturias, familiares de Blanca Mabel se aferraron también a la posibilidad de terminar con 25 años de angustia por no saber qué había sido de ella.
Para llegar hasta esta conclusión han sido necesarios días de trabajo intenso y acelerado, que ha implicado a agentes de distintos departamentos de las comisarías de Santander, Gijón, León, también la Comisaría General de Madrid, y de las brigadas de Policía Científica, Judicial... con recogidas de muestras, cotejos, trabajo de laboratorio, de búsqueda de documentos, trámites judiciales... Primero, se optó por la vía más rápida y menos costosa: localizar el DNI de la desaparecida para comparar la huella dactilar con la que en su día se le tomó al cadáver. Ya se temía que esta prueba podría no resultar concluyente; primero, por el deterioro de las muestras tomadas a un cadáver aparecido en el mar y expuesto a la erosión del agua y la arena. Y segundo, porque el documento de identidad de la desaparecida databa de 1973 -cuando vino a España con su familia desde Argentina- y, después de encontrarlo en los archivos, cabía la posibilidad de que la impresión dactilar en tinta tampoco estuviera perfecta.
Para considerar válido el cotejo de huellas son necesarios entre 12 y 18 puntos de coincidencia en cada una. Si salen menos caracteres iguales, es recomendable seguir investigando para estar seguros. Y esto es lo que ocurrió. Así que hace tres días se tomaron muestras de ADN a René Otero, el hermano de Blanca Mabel, residente en Asturias. El material genético se llevó a Madrid para contrastarlo con el ADN obtenido del cadáver obrante en la Base de Datos policial de la Comisaría General de Policía Cientifíca. Y enseguida llegó la conclusión definitiva: no se corresponde.
Ahora solo queda seguir buscando, tanto a Blanca Mabel como a la verdadera 'Dama del Camello'. El lado bueno de esta historia: «puede que gracias a esto se mueva algo», cuenta René, que ya respira después de una semana «de muchos nervios», y que ha reactivado la denuncia por desaparición que habían retirado en 1998 cuando un policía les dijo que la habían localizado en Asturias, y más cuando, después, Blanca Mabel envió una carta pidiendo a su familia que dejaran de buscarla. No la ven desde 1995, cuando dejó su trabajo en León y se marchó sin decir nada. Se sabe que estuvo en Gijón y en Avilés, pero desde aquella carta su familia no supo nada más de ella. Ahora al menos les queda la esperanza de que siga viva.
Cuando hace unos días leyeron por casualidad antiguas noticias publicadas en este periódico con el retrato robot de la 'Dama del Camello' creyeron firmemente que esa era Blanca Mabel, por el increíble parecido físico con la foto que ella les había enviado en su última carta y las características difundidas por los investigadores para tratar de averiguar la identidad del cadáver. El 26 de mayo se pusieron en contacto con la Policía de Santander y el caso -que siempre ha estado abierto- recobró un impulso inesperado.
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Ahora, las historias de ambas mujeres vuelven a separarse en dos caminos distintos cada uno hacia un final.
De un lado, se busca a Blanca Mabel Otero Álvarez -a la que sus allegados llaman 'Blanqui'-, nacida en Argentina (en Quitilipi, Chaco) en 1952, hija de un matrimonio natural del pueblo leonés de Sahelices de Sabero. Regresó a España con su familia en 1973. Trabajó en las oficinas de Renfe en León y en 1995 desapareció. La última pista que tienen de ella es un análisis de sangre que se realizó en un hospital de Avilés y la carta con la foto que envió a su familia en el año 2000. De seguir viva, hoy tendría 68 años. Al reactivar la denuncia por desaparición, sus datos están registrados en la Base de Datos de Personas Desaparecidas, de los que se podrá disponer para eventuales cotejos.
Y del otro, se sigue intentando averiguar la identidad de la 'Dama del Camello', que así bautizaron los investigadores a la mujer que apareció muerta en la playa de Santander en la madrugada del 29 de junio de 2001. Se le calcularon entre cuarenta y cuarenta y cinco años. Delgada, 1,66 metros de estatura, morena, melena corta. Estaba completamente vestida y no presentaba signos de violencia ni heridas que sugirieran una muerte accidental. Llevaba un bolso con un poco de dinero en efectivo y sin documentos y una bolsa de El Corte Inglés con una colonia 'Nenuco', unos trapos de cocina y el tique de la compra realizada aquella misma tarde. Apenas llevaba tres horas muerta cuando la marea la arrastró hasta la orilla. Se cree que ella misma se adentró en el mar con la intención de suicidarse.
Durante todos estos años el caso de la 'Dama del Camello' ha estado presente en la mente de los investigadores de Santander. La perseverancia y dedicación del personal de la Jefatura Superior de Policía de Cantabria, en particular de la Brigada Provincial de Policía Judicial y muy especialmente de la Brigada Provincial de Policía Científica de Santander, donde no se han escatimado esfuerzos ni recursos para este caso, con especial mención al inspector jefe -ya jubilado- Guillermo Rosewarne, quien se implicó personalmente durante sus años en activo para identificar a la mujer, y quien le puso cariñosamente el apodo de 'La Dama del Camello'.
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