PRC, PP y PSOE, satisfechos con el reparto de poder municipal

La secretaria de Organización del Partido Regionalista de Cantabria, Paula Fernández, aseguró que la formación que lidera Miguel Ángel Revilla valora muy positivamente haber conseguido el bastón de mando de 44 ayuntamientos, cinco más que los obtenidos en 2015.

Y es que, a las alcaldías de los 30 municipios en los que lograron mayoría absoluta el pasado 26 de mayo, los regionalistas han sumado otros 14 ayuntamientos gracias a los pactos. Más que suficiente para que la portavoz de la formación se refiera a «la importancia del poder municipal» y destaque que, además, el PRC forma ya parte de otros ocho equipos de gobierno. En una situación sin precedentes, el regionalismo estará presente durante los próximo cuatro años en los gobiernos de más de la mitad de los municipios de la Comunidad Autónoma.

Aunque sin alcanzar el nivel de entusiasmo de la familia regionalista, el Partido Socialista de Cantabria ha mostrado también su satisfacción por cómo se han resuelto finalmente las cosas en buena parte de los ayuntamientos. Un sentimiento comprensible teniendo en cuenta que los votos les colocaron al frente de ocho municipios y tres semanas después han sido capaces de hacerse con el control de 21. Una satisfacción, en cualquier caso, empañada por lo ocurrido en Los Corrales de Buelna, en donde un pacto sellado a última hora del viernes con el PP permitió al regionalista Luis Ignacio Argumosa hacerse con las riendas del municipio. Una alianza que arrebató a la socialista Josefina González la posibilidad de volver a sentarse al frente de la corporación y que parece haber herido de gravedad a los socialistas cántabros cuyo secretario de Política Municipal, Agustín Molleda, ha confesado sentirse «muy defraudado» por haber perdido la capital del Valle de Buelna gracias a la actuación «no deseada» de su socio en el Ejecutivo regional.

Según Molleda, la socialista Josefina González ha sido una «extraordinaria alcaldesa que seguirá velando por los intereses de sus vecinos desde la oposición, donde ha llegado tras una extraña e injusta situación». El responsable de Política Municipal ha afirmado que esta situación ha sido similar a la vivida en otros municipios como Astillero, Liendo, Rasines o incluso Castro Urdiales y Laredo. En estos ayuntamientos, ha asegurado Molleda, «la actitud de los comités locales del PRC no ha sido leal al espíritu de colaboración global de ambas formaciones, dado que el PSOE y los regionalistas ha sido capaces de llegar a acuerdos en el ámbito de la política nacional, regional y en muchos de los municipios de Cantabria».

Pese a todo, a los socialistas les salen las cuentas. Al fin y al cabo, han conseguido hacerse con plazas como Castro Urdiales, Laredo, Colindres, Santoña, Piélagos, Santa Cruz de Bezana, Suances o Camargo, buena parte de ellas gracias a los pactos alcanzados otras formaciones.

También la presidenta del PP de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, destacó la «solidez y la fortaleza» de la estructura municipal de su partido, que finalmente gobernará en 30 municipios.

Se trata de los 27 municipios en los que los populares obtuvieron mayoría absoluta el 26 de mayo, a los que se han sumado Santander, la Hermandad de Campoo de Suso y Voto, donde gobernarán en coalición con otras formaciones políticas o en solitario como lista más votada. Nada que ver con los 58 de hace ocho años, pero suficientes para que Buruaga se de por satisfecha. «El saldo es muy positivo porque el PP tiene alcalde en 30 ayuntamientos de la región que representan aproximadamente el 40% de la población de Cantabria», ha dicho la líder de la formación, recordando que en las pasadas elecciones locales resultaron elegidos 340 concejales del PP en los 102 municipios de Cantabria, en los que el Partido Popular obtuvo 91.342 votos (un 27,97 % del total), tres puntos por encima del segundo partido más votado. «El PP tiene proyecto, equipo renovado y cuatro años por delante para defender nuestro proyecto desde la gestión, donde gobernamos, y desde la oposición constructiva, exigente y proactiva, donde no lo hacemos», asegura Buruaga en una suerte de llamada a los suyos a cerrar filas y mirar al futuro, con la vista puesta en recuperar el espacio perdido.