«Cargamos sobre los ciudadanos la obligación de llevar las mascarillas», incidió el diputado Cristóbal Palacio para defender su propuesta, que es una vieja conocida en las instituciones, ya que Vox la ha llevado a diferentes cámaras locales y ayuntamientos del país. Los representantes nacionales del partido ya han pedido que estos elementos de protección sean gratis para toda la población. «Planteamos el reparto gratuito de estas mascarillas», insistió Vox en Cantabria.
Palacio invocó en su intervención las virtudes de la progresividad o la proporcionalidad a la hora de pagar impuestos, pero su propuesta defendía la gratuidad para todos los ciudadanos, independientemente de su renta o de sus necesidades. Y eso fue lo que le afeó Marta García, parlamentaria de Ciudadanos, que fue la primera en replicarle. «Esta iniciativa ya ha sido presentado por Vox en diferentes instituciones. La realidad es que tiene un tinte populista en su propuesta de resolución», la calificó García. «Sus propuestas suenan muy bien, pero no se ajustan a las necesidades reales de los cántabros. Todos los cántabros no necesitan que el Gobierno les regale mascarillas», zanjó.
«La decisión oficial sobre Vuelta Ostrera no existe»
García refirió entonces la propuesta que maneja Ciudadanos: ampliar el periodo del IVA al 0% para beneficiar las entregas en hospitales o clínicas, y ayuda a sectores de la población en situación de desempleo, por ejemplo. «Estoy de acuerdo en ayudar a los más necesitados, pero no creo yo que sus señorías (en referencia a los diputados) tengan necesidad de que el Gobierno les regale mascarillas».
García no dejó de mencionar –tampoco lo hizo Palacio– que el Gobierno central mantuvo el IVA de las mascarillas al 21% a pesar de que Europa no tenía intención de intervenir en el manejo estatal de este impuesto indirecto. Esto, insistieron ambos parlamentarios, tuvo una clara repercusión en las economías familiares.
Tras García, la diputada socialista Eva Salmón usó el mismo adjetivo que Cs para referirse a la medida de Vox: «Populista». Criticó además que no atienda al nivel de renta, a la situación de cada ciudadano; y que no tenga un reflejo real en los Presupuestos autonómicos. Para hacer frente a la propuesta de Vox, tendrían que reservarse tres millones de euros al mes, según las cuentas del PSOE. En el PRC, Ana Obregón también habló de «populismo absoluto» y de partidas presupuestarias que no se ajustan al coste de la medida.
En el PP, César Pascual defendió el sí de los populares, entre otras razones, porque cree que «la gente con recursos económicos» no reclamará mascarillas en los servicios sociales o a los ayuntamientos.
Revilla preferiría unos PGE con Cs, «como en Cantabria»
Miguel Ángel Revilla hubiera preferido que los Presupuestos Generales del Estado (PGE) se aprueben con el apoyo de Ciudadanos, y no con el de ERC y Bildu. «Me parece mal [el apoyo las formaciones independentistas]. Me hubiera gustado más que hubieran salido adelante con el apoyo de Ciudadanos, como han salido en Cantabria», reveló Revilla desde la tribuna parlamentaria, en respuesta a una pregunta del portavoz de Cs, Félix Álvarez,
Sin embargo, que el país pueda aprobar sus cuentas, certificar sus líneas de acción e inversión le parece «imprescindible» al presidente de Cantabria. Tener Presupuestos, insistió, es imprescindible para la recepción de los fondos europeos: «Sin ellos, esos fondos no llegan». Revilla cree, además, que las cuentas son «buenas» para la comunidad autónoma. ¿Por qué? Porque, entre otras cosas, recogen 44 millones de euros por las obras del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla o el comienzo de las actuaciones para que el AVE vaya de Palencia a Osorno, entre otras partidas.
A pesar de que considera exagerado el panorama político tan «dantesco» que Álvarez pintó, Revilla alberga dudas respecto de la alianza de Pedro Sánchez con los partidos independentistas y respecto a la acción del Ejecutivo en sí. «La prueba», les contó a los parlamentarios, está en que el PRC votó en contra de la investidura del actual presidente cuando se planteó una mesa de diálogo bilateral con Cataluña, o la «concesión» que, a su juicio, supuso el planteamiento del español en la 'ley Celaá'.
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