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Es lo más parecido a una parada para el café, a un receso para tomar el aire. El puente de diciembre se presta a eso, ... a un descanso fugaz, a una desconexión sin complicaciones, ni mentales ni monetarias, y menos en estos tiempos de bolsillos maltrechos por la inflación y las compras navideñas. Por eso el grueso de los visitantes estos días en Santander y Cantabria –responsables de que los hoteles estén reservados en un 70%– son asturianos, vascos o castellanoleoneses... vecinos cercanos que se han escapado por unos días. «Teníamos ganas de salir pero tampoco queríamos complicarnos mucho. Por eso pensamos que Santander era una buena opción», cuenta Ana Peinado, cordobesa residente en Bilbao, que ayer disfrutó de un paseo por el centro junto a su pareja, Joanes Mandaluniz, también bilbaíno.
Bárbara Gutiérrez
Dir. Asociación Hostelería
Han visitado el balneario de Solares y han disfrutado del ambiente navideño urbano en la capital. «Ayer (por este jueves) había un ambiente impresionante por todas partes», explica él sobre el lleno absoluto que presentó la zona de ocio la noche de este jueves, cuando las aficiones del Cayón y el Athletic fueron a pasarlo bien tras el partido de Copa del Rey celebrado en El Sardinero. «Hemos disfrutado también de la gastronomía. Ayer cenamos en el restaurante La Conveniente y me encantó», asegura ella.
Han sido muchos los que aprovecharon la excusa del partido para alargar la estancia. Gonzalo Iriondo y Ana Aragonés lo planificaron hace semanas. «Tenemos una casa vacía de la familia en Santander y aprovechamos para venir de cuando en cuando. Así que esta vez, con la excusa del partido, ha sido una buena idea», explica Iriondo. Si acaso piensa en un solo inconveniente: «Cada vez que hay un partido de este tipo viaja alguno que se sobrepasa y no sabe estar. Esa gente no nos representa y sería mejor que se quedase en casa», reflexiona sobre algunos hinchas que en la noche del jueves perdieron las formas en los locales de ocio.
Ayer por la mañana la plaza de Cañadío estaba impecable. No quedaba rastro de la fiesta de la noche anterior. El bullicio se concentraba en el paseo marítimo, donde los paseantes locales y foráneos aprovecharon los rayos de sol, pues las previsiones meteorológicas habían avanzado lluvias.
Junto al Palacete del Embarcadero espera Javier Argós con un ejército de pequeños: «Son mis hijos y mi sobrina», sonríe el asturiano. Vienen a menudo a Santander porque tienen familia con casa grande. «Viajamos sólo unos días y aprovechamos porque en este tiempo del año apetece esta desconexión», cuenta momentos antes de subirse a la barca que los lleva hasta Somo. Prefieren la escapada a entornos menos urbanos, más naturales. «De Santander lo que menos me gusta en estas fechas es el tráfico. Hay, quizá, demasiada gente, y eso agobia un poco», confiesa.
Gonzalo Iriondo
Turista
Es todo lo contrario a lo que buscan Anabel Martínez e Íñigo Alonso:«Queremos ver el árbol de Navidad de Cartes porque nos dicen que impresiona», advierten, incluso a sabiendas de que es territorio imposible durante estos días, en que miles de visitantes abarrotan la localidad para contemplar la estructura infinita de metal y luces. Pero lo cierto es que en este caso tienen excusa. Sus dos hijos, Leire y Unay, tienen esa ilusión y hace tiempo que pidieron verlo. «Nos han dicho que vayamos muy pronto porque, si no, es imposible llegar en coche», recuerdan mientras se abrigan porque el viento del oeste viene frío y algo húmedo en el paseo marítimo, al pie de la bahía.
Ángeles Alonso
Restaurante A banda, arroz y más
Aunque no es algo que les estropee la foto a Marta Santiago y a sus dos hijos, Marta y Pablo Marín, que posan junto a las estatuas de los Raqueros frente a su amiga Susana Sequeira, que toma la imagen con el móvil. Los primeros vienen de Madrid y la última de Barcelona. «Nosotros venimos de un poco más lejos pero porque tenemos casa de la familia en Villaverde de Pontones», cuentan. Aprovechan todo el puente, de miércoles a domingo, así que ayer se encontraban en el ecuador de su escapada, que ha sido diseñada como una ruta gastronómica.
«A todos nos gusta mucho comer fuera y disfrutar de una buena gastronomía, sobre todo a mi hijo Pablo», cuenta la madre, orgullosa. Pero es que, además, el menor ha formado parte del ejército de cocineros de una edición del programa MasterChef Junior que aún está por emitir. «Hacía tiempo que estaba esperando poder decirlo porque no me habían dado permiso aún», confiesa él, emocionado. En la tarde de ayer esa cita gastronómica consistió en degustar unos churros con chocolate en Liérganes. No habían reservado y su temor era encontrar sitio porque una labor imposible este puente en Cantabria ha sido lograr mesa sin aviso previo.
Lleno en bares y restaurantes
«Bares y restaurantes están funcionando muy bien pese a que el lleno estaba en el 70%», comenta Bárbara Gutiérrez, directora de la Asociación de Hostelería de Cantabria.Los hoteles se llenan con visitantes foráneos, pero a los restaurantes acuden los que vienen de fuera y los que son de aquí. «Está habiendo muy buenos resultados y en ese sentido estamos muy contentos», asegura la responsable de la Asociación.
«Ha habido más gente en la zona de Liébana, donde se alcanzó un 90% de la ocupación, pero ha caído algo más en el resto. La suerte es que está acompañándonos el buen tiempo». Algo que espolea las reservas de última hora, que son las que pueden mejorar estas cifras, sobre todo en la periferia.
Jesús Blanco, presidente de la Asociación de Turismo Rural, lamenta una ocupación «escasa», del 40% o del 50%, según el caso. «Pero no es algo que tampoco sea llamativo. Más bien era lo esperable porque estas épocas siempre son complicadas para nosotros. Luego, con las navidades más avanzadas, ya tenemos más clientes», asegura.
La Agencia Estatal de Meteorología avanza para el fin de semana tiempo frío pero estable. Si acaso podría aparecer alguna lluvia débil tanto en la jornada de hoy como en la de mañana. En ese sentido parece que esas reservas de última hora, si es que aún queda tiempo de que aparezcan, lo tendrán más fácil a tenor de las previsiones. Porque hay mucha gente que baraja la visita de un día. Paseo, comida, y regreso a casa.
Lo que están aprovechando mucho los restaurantes de la ciudad. En el 'A Banda arroz y más...', en Peña Herbosa, están trabajando como en verano. «Entre el partido de Copa y lo que está viniendo la gente de fuera, no podemos quejarnos. Tenemos tantas reservas que mucha gente se tiene que quedar fuera. Estamos trabajando a destajo», cuenta Ángeles Alonso.
A pocos metros está el restaurante Fuente De, convertido también en una parada fija para los que vienen de fuera. «Estamos notando mucho el puente. Hay mucha gente de fuera y tenemos todo lleno», asegura Manuel Ángel Gutiérrez mientras sirve otra ración de queso picón, tan característica de este lugar.
Y así, entre pinchos, platos, vinos, copas, paseos en barca o a pie, visitas a museos o selfies, transcurre el puente. «Lo estamos pasando muy bien. Esta ciudad es muy bonita», confiesa Carlos Robira, que toma una instantánea con toda la familia en la azotea del Centro Botín. Ellos son peruanos pero residen desde hace un año en Vitoria. «No habíamos venido nunca a Santander y nos ha encantado. Vamos a volver», aseguran.
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Ana del Castillo
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