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Puesta a punto para una Nochevieja como las de antes
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Hoteles, restaurantes y discotecas llevan varios meses organizando la fiesta de fin de año¿Qué se necesita para organizar un gran cotillón de Nochevieja? Siete kilos de uvas para las campanadas, 5.000 hielos para las copas de la barra libre, 300 botellas de champán y vino para la ensalada de bogavante o el solomillo a la parrilla y 2.000 churros para acompañar el chocolate de las tres de la madrugada. Esa es parte de la lista de la compra que hicieron en el Gran Casino Sardinero de cara a la Nochevieja. Un evento para despedir el año «por todo alto» que cuenta con 300 asistentes, que serán atendidos por 34 personas. Pero hay más. También han contratado a Miguel Pica y Fonso Blanco, dos disc-jockeys que amenizarán la velada en los dos salones del espacio habilitados para las cenas. Unos preparativos cuidados «meticulosamente» que llevan meses de trabajo y que persiguen un objetivo claro: fidelizar al cliente de cara al siguiente año. Bajo esa premisa trabajan también el resto de hoteles, restaurantes y discotecas de Cantabria, que estos días viven con «ilusión» la llegada de «la noche más fuerte del año».
Tan fuerte, que su organización lleva en marcha desde el pasado mes de septiembre. «Lo primero que hacemos es preparar el menú para hacer a nuestros clientes la oferta íntegra», explica Carlos Crespo, al frente del Gran Casino Sardinero. En este caso, consta de cuatro aperitivos, un entrante, plato principal, un segundo y un postre. Además de la propuesta de vinos, que incluye un rioja, un blanco y un cava. «También tenemos opción de menú infantil que, lógicamente, es más barato», añade.
Sergio Peón
Hotel Bahía
Carlos Crespo
Gran Casino Sardinero
Ángel Suárez
Salas Coppola, Rosé y Rocambole
Gregorio del Amo
Salas Sümmum y Queen
Una vez decidido el menú, llaman a los clientes del año pasado para darles prioridad. «Normalmente tardamos poco en completar las reservas. Además, establecemos un límite de asistentes para no saturar los salones y garantizar la comodidad», señala Crespo.
El modelo de cena más fiesta se mantiene como la oferta más común en los restaurantes y hoteles de la región. En el Gran Casino Sardinero, después de las uvas, ofrecen baile y barra libre hasta las 04.00 horas. Aunque con un parón de por medio para reponer fuerzas. Una hora antes del cierre repartirán chocolate con churros. Un programa muy parecido al del Hotel Bahía, también en Santander, que es otro de los cotillones más clásicos. «Las entradas llevan agotadas desde mediados de octubre», cuenta Sergio Peón, director del hotel. En su caso también llaman a la clientela habitual en septiembre para priorizar su asistencia. Aun así, habilitan una lista de espera por si alguno de ellos falla: «Normalmente ofertamos todos los años el 20% de las mesas, porque el resto lo cubrimos con los comensales frecuentes». La fiesta, que se prolonga hasta las 03.00 horas, también incluye uvas, baile «para celebrar el año nuevo» y barra libre.
Los cotillones de las discotecas son los otros grandes protagonistas de la Nochevieja. Tras dos años marcados por el toque de queda, el cierre del ocio nocturno y las restricciones sanitarias, el sector de la noche pone todas sus esperanzas en la noche del próximo sábado y volver así a las cifras prepandemia. Ángel Suárez, responsable del Coppola, Rosé y Rocambole, tres salas del centro de la capital cántabra, ha organizado diferentes fiestas ajustadas al perfil concreto de cada uno de los locales.
En el Coppola, donde ofrecen barra libre desde la una de la madrugada hasta las seis de la mañana, han vendido prácticamente todas las entradas del cotillón, y Suárez cree que llenarán el aforo previsto. Es decir, unas 400 personas. Una cifra que debe traducir a botellas de bebidas alcohólicas y refrescos. «La logística para pedir suministros en este caso es bastante sencilla ya que se trata de productos no perecederos», expone. Aunque también influye su amplio bagaje en la organización de este tipo de fiestas. «Esta Nochevieja ha coincidido en fin de semana, por lo que nos reunimos durante estos días y hacemos una previsión que nos dure jueves, viernes y, por supuesto, el día grande, el sábado, que hemos pedido aproximadamente 250 botellas de bebidas alcohólicas y 150 cajas de refrescos. Y es que es el día que más se consume del año». Mientras, en la fiesta del Rocambole, orientada a un público más joven, las entradas están agotadas desde hace tiempo. Sin embargo, en el Rosé abrirán «al público general», ya que se trata «de un público más mayor».
Gregorio del Amo, al frente de las discotecas Sümmum y Queens, ambas en el centro de Santander, ha llevado a cabo una estrategia similar. Aunque, en su caso, la música sonará durante más horas: «Hemos solicitado una ampliación de horario y el Sümmum cerrará a las nueve de la mañana». «Nosotros siempre sacamos una promoción al principio, pero la media es que la entrada del cotillón con barra libre cueste 60 euros. Esto incluye barra libre, bolsas de cotillón, guardarropa y sorteos», indica sobre el coste. También ofrecen entradas «bono copas», sin barra libre.
Del Amo apuesta porque esta noche «vuelva a ser lo que era», pero reconoce que ha perdido fuelle: «La noche de Halloween le ha comido la tostada a la Nochevieja. La de este año fue muy fuerte». Y lanza una petición: «Esperemos que el Ayuntamiento de Santander y la Policía Local controlen los botellones el sábado».
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