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Dicen que el pulpo es el invertebrado más inteligente del mundo. Que sabe adaptarse a situaciones nuevas, que es un ser curioso, un auténtico explorador... Pero su extraordinaria inteligencia también es su trampa. Hace años que se están fondeando tubos de PVC, atados con cuerdas ... , en la bahía de Santoña y Laredo, y también se han visto ya en la zona de Castro Urdiales. El pulpo ve esos artefactos como el refugio ideal. A falta de rocas, se meten en esos tubos de noche y forman ahí su guarida contra los depredadores. Así que después no hay más que levantar las líneas de tubos-pulperas, tirarlas al barco, echar dentro algo de amoniaco y el animal sale a cubierta.
Esta práctica ilegal es la reinvención del antiguo arte de pesca del alcatruz o cadufo. Desde tiempos inmemoriales se lanzaban vasijas de barro. Más caras y frágiles que los artilugios que ahora pueblan los fondos marinos, fabricados en policroruro de vinilo (PVC). Este sistema de pesca está prohibido en todo el norte del país y hoy en día es un auténtico problema, porque constituye una seria amenaza para la especie, cada vez más escasa, porque daña el lecho marino, destroza las redes de otros barcos y es una competencia desleal para los pescadores que están haciendo bien las cosas.
La pesca de pulpo en Cantabria, desde embarcación, está considerada 'marisqueo a flote', y se encuentra regulada en la Orden MED/45/2017, de 17 de noviembre, en la que se definen las artes de pesca que se pueden utilizar, que son únicamente las nasas para pulpos, que tienen unas dimensiones y características muy concretas. Llevan una rejilla, así que las hembras desovan y las corrientes sacan los huevos y pueden regenerarse. En los tubos, sin embargo, los huevos se quedan dentro y mueren.
Además, los barcos de marisqueo a flote están registrados en un censo y pueden llevar un máximo de 350 nasas por embarcación. Están sujetos a las vedas correspondientes para esta especie, entre los meses de abril y mayo, y deben cumplir la talla mínima de captura de 1 kilo.
Y otra norma: el ejercicio del marisqueo a flote sólo se puede llevar a cabo en horario de 06.00 a 18.00 horas, y deben realizar un descanso semanal obligatorio desde las 18.00 horas del viernes hasta las 06.00 horas del lunes. Los que utilizan los tubos ilegales lo hacen, sin embargo, bajo la impunidad de la noche.
Esta problemática ha saltado a la palestra en las últimas semanas tras el importante dispositivo desarrollado por la Guardia Civil a finales de septiembre en la bahía de Santoña, en el que participaron 20 efectivos del Servicio Marítimo Provincial de Vizcaya y de Cantabria, cuatro buceadores (GEAS) y varios agentes del Seprona. Comenzaron a llegar denuncias a mediados del verano, pero decidieron esperar para cazarlos en acción. «Se tomó la decisión de actuar una vez abierta la veda, cuando lógicamente los infractores iban a trabajar este medio ilícito, al poder libremente descargar sus capturas en lonja», explican desde la Comandancia de Bilbao.
Y así fue cómo sorprendieron a un pesquero con tres tripulantes capturando los ejemplares con tubos de plástico no reglamentarios. Los tres se enfrentan a denuncias graves por marisqueo ilegal, con multas de 601 a 60.000 euros. Había uno que no estaba enrolado, así que tanto él como el patrón también podrían ser multados por ello, con sanciones que pueden alcanzar los 120.000 euros. Durante una semana, mediante instrumentos instalados en los patrulleros Río Nervión y Río Guadalorce, se localizaron y rescataron del lecho de la bahía un total de 567 tubos, además de devolver al mar con vida unos 265 kilos de pulpo atrapados en ellos.
Días después se desarrollaba otro operativo similar en Oriñón (Castro Urdiales), con la intervención de otros 195 tubos y la liberación de 77 pulpos. En este caso se sigue investigando para dar con el responsable de este arte-trampa. Y la lucha de la Guardia Civil no cesa: «Se tiene constancia de que en el lecho marino de esa zona puede hallarse una cantidad relevante de este medio de captura irregular, que ha podido usarse durante varios años por furtivos, unos abandonados a su suerte (medio hundidos), y otros de reciente utilización». La Dirección General de Pesca indica que este sistema se conoce desde hace tiempo en Cantabria, y de hecho «se han realizado más actuaciones similares en los últimos seis años, habiéndose sancionado e incluso incautado las artes cuando se han detectado en puerto alguna vez».
Los pescadores saben que esta amenaza sigue presente en sus aguas. «Creemos que hay miles de tubos», cuenta un marinero de Laredo, que desde «hace al menos cuatro años» ha notado el drástico descenso en las capturas de pulpo: «No llegan ni a la costa». En la zona, esta especie la pescan embarcaciones que salen a la nécora o a pescado, y en sus nasas o redes se engancha algún pulpo que pueden comercializar. «Pero igual te entran 12 kilos en un día, cuando los de los tubos sacan hasta 400 kilos». Esta ingente cantidad no pasa por los cauces legales. «A la cofradía llevan entre 20 o 30 kilos, para justificar. El resto lo meten en unos remolques térmicos y se los llevan, a saber a dónde».
A pesar de ello, la directora general de Pesca, Marta López, sostiene que «los datos que manejamos en la Consejería, procedentes del estudio que permitió habilitar la pesca del pulpo para recreativos y del seguimiento de las pesquerías actuales, indican una buena salud para la población de esta especie», y piensa que, con todo, «no es una práctica muy extendida, porque se trabaja para su control. Al tratarse de una práctica ilegal, se van conociendo las zonas afectadas a través de las denuncias». Y, de momento, no ha trascendido ningún otro lugar de la región con el fondo marino plagado de trampas para pulpos.
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