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«Aquí es exagerado. Vienes un viernes o un sábado por la noche y les ves saltar», dice un habitual de la zona señalando hacia el cerramiento metálico de obra que han puesto hace «dos o tres semanas» en un extremo de la Avenida Sotileza ... . El lugar es muy reconocible, esquina con la calle Tío Trementorio. En pleno Barrio Pesquero y con el puente levadizo de fondo. Es uno de los puntos débiles en los últimos tiempos, uno de los 'agujeros' que aprovechan los polizones para intentar colarse en el puerto. El otro, también muy fácil de identificar porque, de igual modo, ahora tiene una valla de obra delante, es el tramo comprendido entre la Zona Franca y el puesto de control de Maliaño. Para entenderse, el trozo de calle de Antonio López que hay antes de la rotonda de la zona de la Biblioteca Central. La obra que se decidió «agilizar» en la reunión del pasado martes es justo la de estos dos lugares.
El pliego de prescripciones técnicas de los trabajos deja bien clara la situación. «Tras la sustitución de los vallados antiguos por uno de seguridad desde los alrededores de la Estación Marítima hasta los tinglados de Antonio López, los intentos de entrada ilegal al recinto portuario, especialmente a la terminal de ferries, se han desplazado al cerramiento existente entre la Zona Franca y el control de Maliaño, y a la zona Oeste de la Avenida Sotileza», se expone en el documento. Y el siguiente párrafo es aún más explícito. «Dada la escasa altura del cerramiento en esta zona, y a que por su tipología cuenta con multitud de repisas o salientes, está habiendo muchos problemas para controlar el intrusismo en este tramo del recinto portuario». Reconocen sin tapujos que aquí «el cerramiento actual se está mostrando insuficiente».
En la Avenida Sotileza salta a la vista. La valla de obra está hasta doblada en un punto determinado («ahí pasan, lo han hecho ellos») y los testigos dicen que, aprovechando el límite con el agua, «ni siquiera saltan». Agarrándose a la propia estructura metálica en el borde ponen un pie en el otro lado y listo. «Y lo más sangrante es que es delante del edificio de la Guardia Civil», aseguran (está a muy pocos metros). «Antes había una puerta corrediza», la que permitía entrar a un espacio en el que se aparcan coches, justo delante de unas escaleras para acceder al puente levadizo. Ahora, al otro lado del cerramiento de obra están construyendo el murete de hormigón que servirá de base de lo que será, en breve, la nueva valla. De entre cuatro y cinco metros, igual que lo previsto en el tramo que se reforzará en Antonio López.
Según el pliego, el coste de la obra (con un plazo de tres meses) será de 60.000 euros.
Miguel Ángel Revilla pidió al delegado del Gobierno, Eduardo Echevarría, que solicite al Estado más efectivos para garantizar la seguridad en el puerto «de valla para afuera». A
sí lo exigió tras aclarar que «todas» las competencias en materia de seguridad las tiene la administración central, y, en su caso, los ayuntamientos con Policía Local. La autonómica –dijo– no tiene «ninguna», más allá de los «dos señores por turno en la puerta del Gobierno de Cantabria sin porra ni pistola». «No me digan a mí que no se observa una dejación de vigilancia por falta de medios en la parte exterior por parte de cualquiera que una tarde se le ocurra pasear por allí y ver el aspecto de determinadas personas que, desde luego, no tienen pinta de haber venido de vacaciones ni de estar hospedados en hoteles de lujo sino que están esperando alguna coyuntura para poder colarse e irse a Irlanda o a Inglaterra».
Cuestionado por si estaba acusando de «dejación de funciones» a la Delegación, negó tal extremo y matizó que lo que hace es pedir que se solicite al Gobierno de España más efectivos «de valla para afuera» y que ejerzan «mayor control». «Si el País Vasco lo tiene y aquí no lo tenemos, se nos van, como haría cualquiera».
«El objetivo conjunto –explicaron ayer desde la Autoridad Portuaria– es reducir la problemática existente en el corto plazo a niveles que resulten irrelevantes, tanto para la seguridad e integridad física de los propios intrusos, como para los intereses comerciales de la comunidad portuaria». La explicación se produjo tras la reunión extraordinaria del Comité Consultivo de Protección del puerto celebrada ayer, en la que se concretó «un plan de medidas con distintos plazos de aplicación, desde medidas de mejora operativa, que se pondrán en práctica desde esta misma noche, hasta medidas a más largo plazo, que incluyen la redacción y ejecución de un Plan Director de Seguridad del Puerto de Santander, que ayude a definir las mejores prácticas y equipamientos existentes en el mercado».
Al encuentro asistieron Jaime González (presidente de la Autoridad Portuaria), Luis del Castillo (coronel jefe de la XIII Zona de la Guardia Civil), Héctor Moreno (jefe superior de la Policía Nacional), Cristina López Arias (directora de la APS) y representantes de la naviera más afectada por el problema –Roberto Castilla, por Brittany Ferries, y Modesto Piñeiro, de la consignataria–. Según el comunicado que se envió tras la reunión, los asistentes valoraron «positivamente» la batería de medidas aportadas por la Autoridad Portuaria, «de las cuales se dará cumplida cuenta en el próximo Consejo de Administración de la entidad» y que no han trascendido hasta el momento (más allá de acelerar la incorporación ya prevista de nueve agentes de la Policía Portuaria y terminar cuanto antes las obras pendientes de la valla).
La convocatoria de esta cita fue uno de los acuerdos que se alcanzó el pasado martes en una reunión convocada de urgencia con la presencia del presidente de Puertos del Estado y representantes de la Autoridad Portuaria y la Delegación de Gobierno.
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