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Francisco Alonso llegó con su familia desde Madrid a Cantabria el pasado fin de semana con la intención de practicar surf en Oyambre. Ese era el plan de la mañana del domingo. Y bajó a la playa como tenía previsto, pero para otro cometido «muy ... bonito por una parte, pero a la vez bastante duro». Él fue uno de los voluntarios que ayudaron a volver al mar a parte de los delfines que se quedaron varados en la arena. Escuchó en el hotel en el que se alojaba que unos bañistas habían localizado a los animales y, como otras diez personas que se acercaron antes de que el aviso llegara a los agentes del medio natural, se puso manos a la obra. «He visto que en todas las noticias hablaban de que habían muerto 14 delfines. Y es verdad, pero yo me quedo con la otra parte, con que logramos salvar a otros tres», apunta. Respecto a los primeros, está previsto que a partir de hoy se conozca el resultado de la necropsia que están haciendo los expertos del Gobierno de Cantabria.
Otros tres, al menos. Porque Alonso apunta que antes de que él y varios ciudadanos llegaran al lugar, aproximadamente desde las 06.00 horas, los integrantes de una escuela de surf ya estaban tratando de devolver al Cantábrico a los cetáceos que quedaron indefensos. Llevaban tiempo en ello. Todos los esfuerzos se concentraron en los que daban signos de vida: «Era muy evidente que algunos ya estaban muertos, otros parecía que no, así que nos preocupamos por intentar salvar a los que tenían más posibilidades».
Como ya detalló a este periódico Severiano Arenal, uno de los expertos de la Consejería que se desplazó hasta Oyambre, la labor fue muy complicada. No sólo porque los delfines, de manera intuitiva, trataban de esquivar a las personas que los remolcaban, también porque su propio peso -unos 80 kilos- y la fuerte marea, que les devolvía a la arena, jugaban en su contra. Usaron lonas para trasladarlos y a alguno incluso lo tuvieron que anestesiar para facilitar este cometido.
«Daba mucha pena estar ahí porque es un animal muy bonito y muy inteligente, pero había que echar un cable y ayudar a la naturaleza», insiste Alonso. Él se queda con el valor que esta acción colectiva tiene para los niños que presenciaron la escena y que «no podían dejar de alucinar». También con la coordinación de todos los intervinientes que, sin ser expertos, reaccionaron de la manera más adecuada y se repartieron las tareas para optimizar el trabajo y aumentar las opciones de salvar a los delfines. Los más mayores y los más pequeños se encargaron de echarles agua y mantenerlos húmedos y el resto, los que tenían más fuerza, de arrastrarlos de nuevo a su hábitat.
El sábado por la mañana, los delfines que no lograron ser devueltos al mar fueron trasladados por la Consejería de Medio Rural, Pesca y Alimentación al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre, en Villaescusa, para proceder a su necropsia con el fin de determinar las causas de su muerte. Ese proceso comenzó ayer, según afirmó el Gobierno de Cantabria en un comunicado.
Las pruebas forenses, que finalizarán hoy, cuentan también con la colaboración del personal del Museo Marítimo del Cantábrico y parte del equipo veterinario de la Fundación Oceanogràfic de Valencia, especialista en cetáceos que se ha desplazado hasta Cantabria. Esta Fundación, con reconocimiento internacional, mantiene un convenio de colaboración con la Consejería de Medio Rural para el análisis de muestras y diagnóstico de las muertes de cetáceos registradas en las costas cántabras, además de asesoramiento en varamientos. «Cuenta con una de las mejores instalaciones para el diagnóstico y prevención de enfermedades en cetáceos», señalan desde el Ejecutivo.
En los próximos días, cuando finalicen la totalidad de analíticas virológicas, bacteriológicas y serológicas de las muestras obtenidas, el equipo de veterinarios realizará un informe final determinando en la medida de lo posible las posibles causas del varamiento.
Con la investigación en estas circunstancias no sólo se pueden conocer las causas de mortalidad, sino que también se profundiza en el conocimiento de aspectos básicos de estas especies como la anatomía y la fisiología básica, hasta ahora poco estudiados.
Los delfines aparecidos el pasado fin de semana son una especie habitual en las aguas del mar Cantábrico y en las costas de la región. Por otra parte, este tipo de comportamiento en estos animales suele ser frecuente. Lo que no es para nada tan normal son episodios con tantos ejemplares involucrados.
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