«Queremos mejorar su calidad de vida»
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La asociación está a punto de inaugurar cuatro pisos en la Puebla Vieja de Laredo para personas con discapacidad intelectualNacho Pérez reside con su madre en Carasa. A sus 38 años recién cumplidos, sólo ha vivido de forma independiente en una ocasión: dos años con una antigua pareja. Ahora está nervioso «porque en breve me iré a un piso con otros dos compañeros». «Es ... algo muy importante para mí», sentencia. Nacho es uno de los afortunados que participa en el programa de 'Preparación para la vida independiente' de Ampros, que tiene como fin último habitar en Laredo tres pisos reformados con capacidad para tres personas cada uno y una vivienda para doce. Ayer hizo de anfitrión para el Diario Montañés y mostró la residencia más grande. Él, en cambio, vivirá de manera más autónoma en uno de los pisos. Todas las construcciones se ubican en la zona conocida como la Puebla Vieja.
Inés Arce, que es una de las responsables del proyecto, acompañó a Nacho durante la visita y explicó que se trata de una iniciativa innovadora, cuyo objetivo es «mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual».
El proyecto se divide en dos. Por un lado está la vivienda grande, situada en los bajos de un edificio comunitario. Aquí estarán supervisados las veinticuatro horas del día. Sin embargo, en los tres pisos «sólo tendrán una revisión durante dos horas para comprobar que todo marcha bien», relata Arce. «De todas formas, tienen como referencia la vivienda tutelada, que está justo enfrente, por si surgiera algún problema», recalca.
Nacho y sus compañeros participaron durante seis meses en la primera parte del programa. «Estuvo muy bien. Aprendí muchas cosas, como a cocinar. Mi plato preferido es filete con patatas fritas, pero siempre me surge el mismo problema: echo demasiada sal», cuenta. También practicaron tareas habituales como limpiar los baños, barrer o poner orden. «Esto último sí que se me da mal», cuenta Nacho entre risas.
Por ahora sólo sabe quien será uno de sus dos compañeros. «Es una chica con la que me llevo bien. Ojalá que también venga otra y así me quedo con el cuarto individual, porque soy muy 'especialito' a la hora de dormir, solo digo eso. Bueno, y también con algunas comidas. ¡Qué manía con poner zanahoria a todo lo que se cocina!».
Desde la asociación les han enseñado durante estos meses a resolver conflictos. «Es la parte que más nervioso me pone, porque no soy de los que se queda callado si algo no me parece bien. Pero tampoco quiero tener líos», apunta.
La coordinadora de Ampros explica que este es uno de los aspectos que más se ha trabajado: «Es esencial que sepan dar solución a los problemas con diálogo e intentado llegar a un consenso, como cualquier persona que convive bajo el mismo techo».
Arce augura que, tanto en el caso de la vivienda tutelada (que forma parte de un proyecto piloto nacional) como en el de los tres pisos, «las personas verán cómo mejora su vida, sin duda». Ganarán en independencia y serán más cuidadosas y responsables con su propio espacio. Pero también, apunta Inés Arce, «se intenta que tengan una vida social más normalizada. Que salgan por el barrio a hacer sus compras, que participen de la vida del pueblo, que salgan a las fiestas y actos culturales...».
Nacho ya ha hecho las compras. «He pedido en Amazon un edredón con dibujos de animales y también he encargado la tele porque me gusta mucho ver series», relata. Le encanta caminar: «Todos los días recorro unos cinco kilómetros y, cuando esté en el piso, lo más seguro es que vaya hasta el centro ocupacional andado. Calculo que habrá por lo menos dos». Otro de sus planes es ir a ver su novia a Castro Urdiales. «Llevamos ya tres años y, cuando ya esté en mi casa, le diré que si quiere venir de invitada. Pero eso lo tiene que decidir ella», sentencia.
Sobre la vivienda grande tutelada, la que tiene capacidad para doce inquilinos, Arce explica que «es un paso intermedio entre una residencia y un piso autónomo. Se trata de un proyecto piloto, en el que también participan otras cuatro comunidades (Cataluña, Extremadura, Canarias y Murcia), que se llama 'Mi casa'».
La demanda de plazas en Laredo es constante, apuntan desde Ampros. Pero la asociación tiene claro que su modelo de prestación de apoyo difiere del modelo tradicional de grandes residencias. Aunque estas pueden ser económicamente más rentables, «se alejan de la calidad y calidez que proponemos nosotros».
El programa establece que, una vez que los beneficiarios estén instalados, «desde las cinco comunidades tendremos que hacer un seguimiento para ver cómo mejora su calidad de vida, cómo evoluciona, si aumenta su independencia y, sobre todo, ver el coste real de esta experiencia», apunta Arce. La coordinadora considera que es una «gran oportunidad para ellos, pero también para la sociedad en general, ya que la gente de los barrios donde vivirán las personas más independientes también ganará muchísimo con su presencia». Además de estas dos iniciativas, Ampros gestiona en la villa pejina un centro de atención de día para personas que precisan de más apoyo y otro ocupacional para promocionar la capacitación e integración laboral.
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