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El verano es el momento idóneo para que los jóvenes se examinen del carné de conducir. Tras la prueba de acceso a la universidad –la EBAU– cursan los estudios superiores y cuentan con ese tiempo para hacerlo. Sin embargo, en los últimos años las ... autoescuelas de Cantabria sufren un atasco en verano, un colapso en las listas que tiene en espera a casi 3.800 alumnos.
Los recientemente mayores de edad cuentan, únicamente, con los meses de julio y agosto para examinarse del práctico de conducir, pero la falta de examinadores en la región y en buena parte de España ha provocado un ligero cambio de tornas en la matriculación de los adolescentes en las autoescuelas. Conscientes de la situación, ya son muchos los jóvenes que se presentan al examen tras graduarse. Patricia Gutierrez, quien acaba de terminar el grado en Marketing y Publicidad, es una de ellas. «Ahora que estoy graduada me puedo permitir los tres meses de espera», explica. Ella lleva dos años matriculada en una de las autoescuelas de Castro, pero el tiempo de espera y sus estudios en Santander no le han permitido examinarse hasta ahora. Para ella no hay alternativa factible. «Estudio fuera de mi ciudad –Castro–, solo dispongo del tiempo de verano y, si decido rematricularme en otro sitio, es un gasto extra con el que no puedo lidiar», asegura.
Es por ello que, frente a la desesperación de los estudiantes por lograr la independencia en la carretera, hay quienes optan por examinarse en las ciudades donde estudian en lugar de donde residen. Es el caso de Yaiza Miranda, nacida en Bilbao y residente en Santander durante el periodo lectivo. Yaiza opina que el verano favorece a los estudiantes porque «no cuentas con las responsabilidades del curso ni el estrés de la rutina», pero se ha topado con una lista de espera de tres meses «de la que no me han avisado». Y sabe que puede empezar la universidad sin el permiso de conducir. De haberlo sabido, explica, «me hubiera matriculado más tarde o en otro sitio». «Ahora me toca hacer malabares».
«Ahora que estoy graduada puedo permitirme los tres meses de espera»
«Me molesta que el compromiso sea uno y la realidad otra; ahora me toca hacer malabares»
«En verano es más accesible y dispongo de más tiempo para sacarme el carné»
Con los dieciocho recién cumplidos se complica aún más. Sofía está a las puertas de su primer año universitario y pretende examinarse cuanto antes para convertir los 45 minutos en bus para ir a clase en 15 minutos en coche. Lleva matriculada todo el año en la autoescuela y desde abril es un nombre más en la «eterna» lista de espera para lograr el carné. Sofía dice que el tiempo de espera no juega a su favor porque «hay tan pocos exámenes y examinadores que terminas cediendo en pagar más clases prácticas». «Además, me advierten de que si suspendo el examen práctico voy a tener tres meses más de espera».
Y es que los jóvenes cuentan con un problema añadido, el tiempo. Por ello, Claudia Pomposo, estudiante y residente en Santander, asegura que «aunque pudiera compaginarlo durante el curso, en verano es mucho más accesible y dispongo de más tiempo», pero «en agosto la autoescuelas cierran por vacaciones y es otro mes más perdido».
Nada más empezar la universidad, tendrá que compaginar las horas lectivas, las prácticas de la universidad y las clases prácticas del carné de conducir. «Y eso me agobia porque tengo más presión y no sé si voy a poder abarcar todo a la vez», explica. Cree urgente añadir más profesionales en las plantillas de examinadores para que se agilicen las esperas, porque los jóvenes necesitan un mayor apoyo.
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