Quiero ser ministro

Pero bueno mi aspiración sin duda no era esa. Yo quería Fomento y no ha habido manera. Otro cántabro en ese Ministerio hubiese sido lo más justo. Si hubiese querido don Pedro, yo me esforzaría para recorrer todos los rincones de España repartiendo millones, y vendría más veces a la tierruca de las que vino don Íñigo –y esto sí que es difícil– a presentar obras y más obras, proyectos y más proyectos, anteproyectos y más anteproyectos, y a poner encima de la mesa millones y más millones. Estoy convencido de que batiría el récord del exministro de una visita cada 18 días a Cantabria. Y si me apuran hubiese planteado hacer una sede permanente del Ministerio en el Paseo de Pereda. Era mi gran baza. Hubiese hablado con doña Ana, a ver si hay un sitio en el futuro edificio del Santander para su ubicación. Algo modesto sin grandes pretensiones. Sin embargo, don Pedro no me ha llamado y sí lo ha hecho a un tal don José Luis. Qué decepción. No sé si podré superarlo… ¿Y qué hago ahora? Bueno, más pronto que tarde habrá otro Gobierno, así que seguiré esperando la llamada. Mientras tanto si don Miguel Ángel busca consejero aquí en Cantabria a mandar, ya veo que en Sanidad a este ritmo podría haber un hueco; yo del tema ni idea, pero también tengo sentada a dos metros a alguien a la que ficharía como asesora sin dudarlo. Sinceramente lo que quiero es ser ministro, pero bueno si hay que ser consejero... Todo por Cantabria.