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La artesana Vanesa Cabeza en su rincón de trabajo. DM
Qué arte tienes, muñeca

Qué arte tienes, muñeca

La artesana cántabra Vanesa Cabeza confecciona muñecas Blythe, 'apadrinadas' en todo el mundo

Ana del Castillo

Santander

Lunes, 30 de octubre 2017

Amelia no tiene novio formal. Ni parece querer tenerlo. A diferencia de la alta, rubia y superficial Barbie, posee una firme personalidad y no necesita a Ken para nada. Es única y exclusiva, algo que los coleccionistas de muñecas saben y valoran muy bien. Llegan a pagar cientos de euros por una muñeca Blythe (de cabeza desproporcionada y ojos saltones). En Cantabria, la artesana Vanesa Cabeza les da vida bajo la marca 'Macedonia Dolls' desde hace un tiempo. La última en llegar: Amelia. Su pelo es del color de las hojas en otoño, tiene los ojos azules y una sonrisa vergonzosa que deja ver sus infantiles 'piños'. Su 'mamá' está dispuesta a pagar por ella más de 300 euros.

Solo en las pecas que aparecen en su rostro, la artesana cántabra ha empleado una semana. «Puedo estar con una muñeca un mes. Son muchísimas horas. Las de fábrica vienen como de casco (material), con un plástico que brilla. Hay que lijarlas, limpiarlas, pintarlas y esculpirlas de diferentes formas», explica Cabeza. El pelo también lleva mucho trabajo. Y paciencia... «Hay que injertalo. Tienes que ir mechón a mechón con una aguja».

Amelia ha llegado con el otoño. DM

Kenner Blythe

En 1972, la compañía de juguetes Kenner, en Ohio, comenzó a comercializar las muñecas Blythe inspiradas en los dibujos de la retratista especializada en niños Margaret Keane. Sin embargo, los diseños asustaban a las niñas estadounidenses y dejaron de fabricarlas. Tres décadas después, un amigo de la prestigiosa productora Gina Garan la regaló una Kenner Blythe y ella -que en ese momento estaba haciendo sus primeros pinitos en el mundo de la fotografía- retrató a la muñeca de mil maneras. La cámara de fotos y la Blythe viajaban con la productora a todos sus eventos. En uno de ellos, coincidieron con la responsable de una multinacional japonesa de juguetes que quedó prendada de la personalidad de la muñeca. Así volvieron al mercado, esta vez impulsadas por las niñas japonesas, que parecían más acostumbradas a las muñecas de ojos grandes en un claro ejemplo de que lo que unos no quieren otros lo desean.

Y después hay que maquillarlas. Algo presumidas son. Sobre todo Shara, una muñeca muy especial -por lo costosa que fue- inspirada en la escarcha. «Metí brillantina en los párpados. Es una modificación de un nombre nórdico. Me gusta que todas tengan personalidad y que tengan algo que contar con su nombre», explica la cántabra especialista en arte y diseño gráfico. Cada pintura produce un efecto. Los tonos 'pastel' se emplean para dar rubor al rostro y las pinturas acrílicas, por ejemplo, ofrecen más intensidad.

Macedonia Dolls
Imagen principal - Qué arte tienes, muñeca
Imagen secundaria 1 - Qué arte tienes, muñeca
Imagen secundaria 2 - Qué arte tienes, muñeca

Todo es coleccionable. Cajas de cerillas, sellos, entradas de cine, cervezas, dedales, relojes, fotografías y algunos hasta acumulan zapatillas fosforescentes. Lo cuenta el escritor Álex Alaya en su libro 'La vida de las cosas': «Acumular objetos es un pasatiempo, una terapia contra el estrés, una manera divertida de ser contemporáneo. Pero los objetos son mucho más que objetos. Te acompañan cuando estás solo. Conservan recuerdos de los que echas de menos». Por eso el valor es relativo. ¿Cuánto está dispuesto a pagar un coleccionista por una pieza 'handmade', customizada y exclusiva? Lo que sea. Y si no se puede, se financia. «La mayoría de mis clientes no son de España, aquí no se valora lo hecho a mano. Ahora estoy preparando tres paquetes que se van para Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. Por lo general, el público de este tipo de muñecas tiene dinero, pero principalmente trabajo. Hay coleccionistas sin un duro, pero se buscan la vida. Si negocias con el artesano puedes llegar a un acuerdo y tener tu muñeca», dice la artesana cántabra.

El (buen) trato con esos clientes extranjeros es fundamental porque quien compra una puede comprar dos, tres y cuantas se le antojen. Así que la artista cántabra vive más de noche que de día. «Los clientes te cambian la rutina. Nos dan las tantas hablando por internet. Cuando ven que el resultado es bueno, siempre dicen que te van a comprar otra seguro. Lo principal es caer bien y generar confianza, porque ellos tratan con un ordenador», explica Cabeza. Por eso ahora introduce en los paquetes de envío una bolsa con gominolas: «Mis clientes no tienen las chucherías que tenemos en España».

DM

Tim Burton como fuente de inspiración

Todo es susceptible de convertirse en inspiración, igual que cualquier objeto puede ser coleccionable. Un paseo, una exposición, una serie o una película de Tim Burton. «Aunque no vea películas de terror porque me dan miedo, me gusta la estética. Burton, por ejemplo, nos gusta a todos. Es divertido y sus películas están llenas de fantasía. La verdad es quehay estímulos en todos lados», señala Cabeza, que no solo se centra en las muñecas Blythe, también es experta en Monster High, capricho de millones de niñas en todo el mundo durante las dos últimas Navidades. «Las terroríficas son las que más éxito tienen. De hecho, ahora tengo en proyecto a la novia de Frankenstein».

Galería. Uno de los trabajos de la cántabra. Macedonia Dolls

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