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Con el pico de contagios superado desde hace semanas, la quinta ola está mostrando toda su capacidad letal en su lenta retirada: agosto acumula ya 19 muertes, cuando el total de víctimas registradas durante este último repunte del virus, que comenzó a mediados de ... junio, es de 30.
Salvo alguna excepción, los fallecidos por covid en esta etapa de la pandemia superan los 75 años, lo que confirma de nuevo que la enfermedad se ceba en los más mayores, con el añadido de que ahora prácticamente todos estaban vacunados.
Estas son las consecuencias letales de la explosión de contagios entre los jóvenes que ha supuesto la llegada del verano: es posible que el hecho de que sean contados los casos graves en las franjas de menor edad haya contribuido a perder algo de respeto al virus. Lo que no puede negarse es que el incremento de infecciones y la multiplicación de brotes ha derivado en una transmisión del covid comunitaria y desbocada que ha terminado afectando a quienes más daño puede hacer.
Las muertes de personas inmunizadas no deberían restar crédito a la eficacia de la vacuna, según asegura el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann. «Durante esta quinta ola hemos podido comprobar que la vacuna ha sido un elemento fundamental que nos ha salvado de un impacto muchísimo mayor en número de casos: podría haber habido tres veces más. La incidencia entre los vacunados no tiene nada que ver, y ahí se ha demostrado una efectividad clara».
Sin duda, esto puede apreciarse con facilidad observando el gráfico de la incidencia acumulada a catorce días por grupos de edad: los picos que marcan las franjas de 10 a 19 años y de 20 a 29, las que más tardíamente se han incorporado a la campaña de vacunación, son incomparablemente mayores que los del resto. Así, esta incidencia, en las primeras semanas de la quinta ola, experimenta un aumento muy ligero entre la población ya inmunizada, que crece en proporción inversa al porcentaje de personas que ha recibido la pauta completa de la vacuna en cada tramo de edad. La única excepción es la de los niños hasta nueve años, que a pesar de no estar incluidos en la estrategia de vacunación mantienen cifras de incidencia acumulada bajas.
Con el paso de las semanas y la intensa circulación del covid en la región, impulsada por la variante delta, el virus ha logrado abrirse paso hasta infectar a quienes estaban teóricamente inmunizados, poniendo a prueba la capacidad de protección de las vacunas, que no es total. Como explica el doctor Wallmann, esta mutación tiene un ritmo de reproducción de nueve, lo que quiere decir que cada caso, por término medio, contagiaría a otras nueve personas de no existir vacunas ni restricciones. «Para que baje a uno, el conjunto de las vacunas y de las medidas no farmacéuticas tendrían que reducir el 88% de esos casos secundarios. Por eso la inmunidad de rebaño no es factible: aunque tenga el 100% de vacunados, si la efectividad de la vacuna es del 82% no llego a ese porcentaje».
Es lógico objetar que si el nuevo semáforo covid suaviza las restricciones, será aún más difícil elevar ese porcentaje de protección. «Al aplicar las nuevas medidas tenemos en cuenta el hito del 70% de inmunizados, y consideramos eso como un factor compensatorio que garantice la proporcionalidad de las medidas farmacéuticas y no farmacéuticas. La farmacéutica, la vacuna, ha ganado en fuerza, es más potente, y según se va extendiendo más vamos restando fuerza en las medidas no farmacéuticas. Es un equilibrio que intentamos mantener, a sabiendas de que la vacunación por sí sola no va a ser suficiente para evitar la aparición de algunos brotes y la subida de la incidencia».
La evolución de la quinta ola actualmente viene marcada por una caída generalizada de la incidencia acumulada, mucho más marcada en las franjas de edad donde se registraron más contagios (10 a 19 y 20 a 29), y tangible ya incluso entre la población más mayor, que hasta mediados de agosto venía incrementando tenuemente sus índices. Solo entre los cántabros de 40 a 49 años y de 0 a 9 se puede distinguir un pequeño repunte, aunque achacable a las fluctuaciones en los contagios diagnosticados.
«La incidencia sigue bajando -apunta el director general de Salud Pública-; esta semana es un 17% menor que la previa, y todavía baja más en los mayores de 65 años. Ahí está en el límite para bajar del nivel muy alto al alto».
Desafortunadamente, la clara mejora generalizada en las incidencias ha tardado en llegar a los hospitales: con una situación de estancamiento, que parece haber empezado a cambiar desde hace solo unos días, cuando la cifra total de ingresados comienza a alejarse con claridad del centenar, mientras en la UCI se ronda desde hace semanas la veintena de pacientes atendidos. «La tendencia es también a la baja, pero mucho más suave que en la incidencia acumulada. Está costando, pero es que resulta sorprendente que se esté manteniendo tanto tiempo una incidencia tan alta: un número tan elevado de casos sigue generando ingresos», valora Wallmann.
Que las muertes se produzcan al final de la onda era algo esperable por el retraso del impacto en los grupos de edad más avanzada. Quizás no lo era tanto que afectase de ese modo a los mayores de 80 años, que constituyen una parte significativa de los enfermos hospitalizados, y que puede estar relacionado con los brotes en residencias.
En los próximos meses Sanidad se enfrentará al reto del inicio del curso escolar, que mantendrá el protocolo que tan buenos resultados dio el año pasado -«Confiamos en que lo sigan haciendo tan bien, porque no queremos que el entorno escolar sea un promotor de casos»-. A la vez, se someterá a prueba la duración de la protección que ofrece la vacuna y deberá valorar la posible administración de la tercera dosis. «En Israel y el Reino Unido se está incrementando la incidencia, sin que haya una explicación clara de por qué sucede. Por un lado se ve que con el tiempo quizás se pierda algo de inmunidad, de ahí que se baraje la tercera vacuna, sobre todo en los más vulnerables. Aun así, aunque en Israel -uno de los países con mayor porcentaje de inmunizados- esté aumentando la tasa de hospitalización, es la mitad de la que estamos teniendo nosotros en esta onda», subraya Reinhard Wallmann.
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