Una radiografía de la ganadería cántabra

Luis Pérez Portilla (Santander, 1991) se acomoda en su despacho del sindicato agrario UGAM-COAG, en el edificio del Mercado de Ganados de Torrelavega, mientras en su rostro se dibuja una sonrisa de oreja a oreja. Está feliz porque es consciente de que esta entrevista viene a cuenta del gran pacto que todas las asociaciones ganaderas de la región lograron firmar con el Gobierno de Cantabria el lunes para agilizar el pago de ayudas y abordar los problemas fundamentales del sector. Todo un logro, un hito por el que llevaban trabajando desde hacía meses. «Pero recordemos que es un punto de partida sobre el que aún hay que seguir trabajando mucho», advierte el ganadero y artesano lácteo en Granja Quesería El Pendo (Escobedo de Camargo), que es, desde el pasado 11 noviembre, secretario general de UGAM-COAG.

–Dice que este acuerdo es lo más parecido a una primera toma de contacto.

–La valoración es muy buena, pero hay que seguir dando pasos. Es un buen punto de partida pero hay que seguir trabajando para resolver los problemas que nos acucian.

–Las ayudas de tres millones que contempla son un buen comienzo.

–Están muy bien pero habrá que concretar mucho mejor el calendario de pagos, así como darle mayor importancia a la Mesa Agraria, que es donde estamos todos representados y, en general, necesitamos cambiar la situación actual de cobros de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC).

–¿En total, 10,6 millones?

–Otros años las habíamos cobrado a principios de año y este 2024 todavía estamos a la espera porque sólo hemos ingresado el 40%. La situación ahora mismo sobre esto es nefasta. Creo que en mayo van a resolver, pero claro, es fundamental porque muchas explotaciones tienen una situación crítica y no pueden sobrevivir sin esto.

–¿El relevo generacional en la profesión es fundamental?

–Hay una necesidad imperiosa de incorporar jóvenes a la ganadería de Cantabria y también necesitamos proteger a los que están. Tendríamos que mirar mucho más por las explotaciones que están trabajando por subsistir y facilitar la transición en las empresas familiares y para todo ello el resguardo económico es fundamental.

–En el Centro Integrado de Formación Profesional La Granja cuentan cada año con más alumnos en la especialidad de ganadería. ¿Hay mucha vocación pero faltan facilidades para emprender?

–Hay demanda y hay vocación pero lo que existen son muchas inestabilidades económicas. Esta profesión necesita ahora más que nunca gente joven para dar el relevo porque ahora mismo sólo el 15% de los ganaderos españoles son menores de 40 años. Por eso estamos aquí, para trabajar en esto, entre otras cosas.

–¿Una solución es hacer la transición del ganado de leche al de carne?

–Es mucho más rentable y exige mucho menos sacrificio;por eso es lógico que mucho empresario del sector haya tomado esa decisión. Pero no nos llevemos a engaño, tampoco es el negocio perfecto, necesitamos proteger mucho también a los ganaderos de carne.

–¿Y el sector ovino y caprino?

–Está por hacer. Nada tiene que ver con lo que han desarrollado nuestros vecinos de Castilla y León o del País Vasco. Pero es un apartado fundamental también porque contribuye además a la limpieza del monte, que es fundamental también cuando hablamos de incendios forestales, por ejemplo.

–¿Continúan estigmatizando mucho al ganadero en relación a este problema?

–Sí, y decir que son los ganaderos los que queman el monte es una auténtica mentira. Sin embargo no se dignifica lo suficiente el trabajo que hace este colectivo para limpiar y mantener el monte.

–¿Están bien organizadas las quemas controladas?

–No. Las administraciones tardan mucho en conceder los permisos, tanto que a veces no se llega a tiempo;y las exigencias son tan altas que al final no podemos cumplirlo. Hay que replantear todo eso.

–También se ha hablado mucho sobre el lobo.

–Si ponemos en una balanza la protección del lobo frente a los daños que causa a los ganaderos, el resultado es totalmente desproporcionado. Estamos viendo cómo el número de ataques se ha disparado mientras el censo del animal ha crecido de los 19.000 a los 22.000 ejemplares en toda Europa.

–¿Soluciones?

–Necesitamos realizar extracciones selectivas porque lo que está pasando ahora es que hay interlocución cero con el Ministerio de Transición Ecológica porque el asunto ha adoptado unos tintes políticos muy poco deseables.

–¿Son precisas las extracciones?

–Necesitamos que se hagan y que sean tempranas, porque el lobo es un animal capaz de caminar 80 kilómetros diarios. Las medidas tienen que tener un efecto disuasorio y para eso es fundamental que se hagan de forma estratégica y pronto.

–Otra espada de Damocles es la enfermedad hemorrágica.

–Con este asunto hay mucha incertidumbre porque hemos visto cómo el año pasado afectaba mucho a Cantabria y estamos a la espera de ver lo que sucede este.

–¿Además de los efectos secundarios que se han descrito en numerosas ocasiones?

–Disminución de la fertilidad en toros, reducción de la producción de leche, problemas en los terneros al nacer, caída de las defensas en muchos ejemplares, etc. Ahora estamos a la espera de que nos detallen calendarios de vacunación y nos dicen que las dosis llegarán en otoño. Eso no vale porque la temporada del mosquito que lo transmite comienza ahora y tenemos que estar preparados.

–¿Se supone que el ganado cuenta con una inmunización natural, fruto de las infecciones del pasado año?

–Pero hay comarcas, como Liébana, donde no llegó la infección. ¿Qué pasará si llega esta vez? Deberíamos adoptar medidas y creo que lo más adecuado sería vacunar ya al ganado porque todavía no sabemos bien cómo puede afectar la enfermedad este año pese a que se supone que muchos ejemplares puedan estar inmunizados.

Propietario de una cabaña ganadera que da cobijo a cerca de doscientas vacas tudancas, Manuel Herrero Piñera (Borleña, Corvera de Toranzo, 1978) es el presidente en Cantabria de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), considerada la mayor organización profesional del sector primario del país y, según sus libros de registro, refugio en la región de 1.200 hombres y mujeres del campo que comparten un horizonte empañado por negros nubarrones. La poca rentabilidad de sus negocios, de unos más que de otros, el deficiente respaldo político, la falta de relevo generacional, el lobo, más feroz que nunca, y las enfermedades emergentes, la última de efectos devastadores, están agrietando los pilares de un gremio que clama por vivir de su trabajo y no de la limosna institucional.

–El lunes firmaron un acuerdo con el Gobierno de Cantabria que calificaron como histórico y, a juzgar por sus manifestaciones y las de sus colegas, es altamente satisfactorio.

–Dejémoslo en satisfactorio.

–¿Por qué?

–Porque altamente satisfactorio lo sería si englobara otros aspectos que, por el momento, no se han contemplado.

–¿Como por ejemplo?

–En este sector son necesarias algunas reformas estructurales, hay que abordar el relevo generacional, hay que analizar bien la Política Agraria Comunitaria (PAC), aunque es verdad que esa parte corresponde al Ministerio y no al Gobierno de Cantabria, hay que profundizar en las intervenciones regionales...

–Ese pacto incluye, de entrada, una ayuda extraordinaria cuantificada en 3 millones a repartir entre 3.000 ganaderos.

–Bueno. Es un punto de partida. Es verdad que es una ayuda pero tampoco es que resuelva nuestros problemas.

–Y también un desembolso de otros 10,6 millones que están pendientes de liquidar a 4.000 ganaderos.

–Son atrasos que nos adeudan y que, según indicó la presidenta, se van a ingresar ya en los próximos días, sí.

–Y ya fuera de los márgenes económicos el pacto contempla una batería de medidas encaminadas a proteger al ganadero de sus dos grandes enemigos hoy; el lobo y la EHE.

–Así es.

–¿Está el lobo tan feroz como lo pintan?

–O más. Tenga usted en cuenta que los datos de ataques a ganado de los que disponemos se limitan a los que el guarda certifica, que no son, ni mucho menos, todos los que se han producido en la región.

–¿La mejor solución es sacarlo de la lista de especies protegidas y proseguir con las extracciones selectivas?

–La mejor solución sería volver a hacer del lobo una especie cinegética.

–¿Usted cree?

–La población lobera ha aumentado muchísimo en estos años. Es ya una población respetable. Y si eso es así, si está como está, es evidentemente porque en su momento el lobo no desapareció. ¿Y sabe por qué no desapareció? Porque al lobo le ha estado dando de comer el ganadero, no los que ahora lo quieren defender. Dicho esto, y admitiendo que devolver al lobo su condición de especie cinegética no es viable hoy, yo más bien soy partidario de aplicar el Plan de Gestión del Lobo que teníamos antes de que a alguien en el Ministerio se le iluminara la bombilla y lo incluyera en el Lespre.

–A los ataques de los lobos se sumaría en 2023 otra amenaza, la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE).

–Ha causado auténticos estragos, y ya no solo por las reses que se ha llevado por delante sino por las secuelas que ha dejado en otras supervivientes.

–Eso se oye.

–En mi casa han nacido terneros ya con problemas respiratorios, o algo más delgados de lo normal, pero es que en otras explotaciones se han producido abortos, han nacido terneros que se han muerto unos pocos días después, se han tenido que sacrificar toros por infertilidad... Terrible. Ha sido terrible.

–¿Cree que el Gobierno regional ha estado a la altura de un momento como este?

–Aquí el que se ha puesto de perfil ha sido el Ministerio de Agricultura, porque la EHE se detectó hace dos años en Andalucía y desde entonces ha ido subiendo sin que el Gobierno central le haya dado la trascendencia que en realidad tenía.

–¿Qué sabe usted de la vacuna?

–¡Pff! Nada. Dicen que podría estar lista para finales de este año, pero eso está muy lejos considerando, sobre todo, que ahora viene otra vez el calor....

–...Y el mosquito...

–...Y el dichoso mosquito, claro. No sé, pero no pinta bien.

–El acuerdo que han firmado con el Gobierno autonómico lleva también adheridos algunos planes a futuro.

–Sí, y que iremos estudiando cuando llegue su momento.

–¿No urgen?

–A ver. Los puntos del acuerdo estaban ordenados en función de las prioridades de nuestro sector y, en ese aspecto, lo más importante ahora es cómo abordar los recortes que ha habido en el Plan Estratégico de la PAC (Pepac). Sobre esto, el compromiso del Gobierno regional es que cuando se cierre el año, el 30 de junio, pueda averiguarse cual ha sido el impacto real de esos recortes en las explotaciones ganaderas para poder establecer las cuantías que van a necesitarse y cómo después se van a redistribuir. Y, luego nos preocupan el mosquito, el lobo...

–...¿Y la incertidumbre que genera en el sector primario la falta de relevo generacional?

–Sí. Ese es el otro gran problema. Las condiciones para que un joven se incorpore a este sector no son ahora mismo las mejores. Primero, no hay terrenos para que puedan asentar su actividad. Segundo, la inversión que tienen que hacer para echar una explotación a andar es elevadísima. Estamos hablando de no menos de 600.000 euros para alguien que se quiera dedicar al vacuno de leche y de 300.000 para alguien que se quiera dedicar al vacuno de carne. Y tercero, el sacrificio personal, enorme, que requiere la actividad ganadera. En esas condiciones tan difíciles, como usted puede comprender, los jóvenes prefieren buscar otras salidas.

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