Los rastreadores han seguido la pista a 69 rebrotes desde junio
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El foco más complicado fue el detectado en el restaurante de Comillas El Cantábrico, que estuvo abierto con cinco camareros positivosEl 28 del pasado junio Salud Pública comunicaba un brote que llegó a afectar a 16 vecinos del número cuatro de la santanderina calle de Nicolás Salmerón, en el barrio de Castilla-Hermida. Fue el que inauguró la lista de rebrotes conocidos en la llamada ' ... nueva normalidad', el que implicó por vez primera a un amplio número de personas, y que sentó las bases de lo que vendría después. Hasta 69 focos han ocupado desde entonces el trabajo de los rastreadores, los profesionales especialistas en seguir la pista de los contagios estrechos de los nuevos positivos. Una labor que a veces parece no tener fin.
«El problema es que nunca un brote puede darse por cerrado. Los brotes nunca se cierran, sólo decaen», enfatiza la directora General de Salud Pública. Y es que lo complejo de muchos de ellos convierte en inabarcable toda la posible cadena de contagios.
«En Cantabria nos hemos encontrado con que siempre tienen un componente mixto, por un lado laboral pero mezclado con lo familiar. Porque puede que el primer caso pueda asociarse a un compañero de trabajo, pero luego ese contacto se multiplica en la familia, o de hecho puede mezclarse porque los trabajadores de una empresa sean también familiares o convivan», explica Navas.
El temporero, convertido en una de las imágenes nacionales de la propagación del virus en verano, se traduce en Cantabria «en esos trabajos donde no se cumplen las medidas sanitarias, donde existe hacinamiento, poca higiene, y donde los contratos son temporales, facilitando mucho el flujo de personas». ¿Pero en esta región no existe un gran sector agrícola? «En realidad no se puede asociar ningún sector con la aparición de estos rebrotes, sino que más bien convendría hablar de empresas. Las hay que cumplen con las medidas y las hay que no lo hacen», responde. Sanidad anunció que iba a denunciar ante la Fiscalía al restaurante de Comillas El Cantábrico, que llegó a abrir sus puertas en agosto con cinco trabajadores infectados. «Ese es quizá el caso que más quebraderos de cabeza nos ha dado porque seguir los posibles contagios se convirtió en una tarea muy complicada», explica Navas.
En esos 69 brotes conocidos, de media, se infectan unas 20 personas; aunque en el peor de ellos se llegaron a sumar hasta 121 contagiados. «El verano ha animado muchas reuniones, barbacoas y fiestas que han desencadenado mayor número de casos». «Hubiéramos esperado que tras el aumento de la incidencia de la pandemia pudiera crecer la concienciación de la gente respecto a las medidas y a la necesidad de mantener las distancias y alejarse de las aglomeraciones y las reuniones evitables, pero está claro que no ha sido así», lamenta la responsable de Salud Pública. Y es una de las razones que llevaron a imponer restricciones al ocio nocturno: «No sabemos cómo estaría la situación si no se hubieran tomado, pero está claro que estaríamos peor de lo que estamos», declara Navas. «Lo que está claro es que desde que se puso cortapisas al ocio nocturno la curva de la pandemia continúa creciendo, pero lo hace a menor velocidad».
Admite que el problema puede llegar en otoño, con la llegada del frío, mayor tiempo en espacios cerrados, la vuelta al colegio y las actividades presenciales. Por eso, reitera que «la gente tiene que comprender que cumplir las normas de higiene es esencial. Que con mascarilla, limpieza de manos y distancia no tienes por qué contagiarte aunque hayas estado en contacto con un positivo. Si la gente piensa que es inevitable, al final baja la guardia y no es así». Y aclara por qué a veces no se hace un test diagnóstico tan inmediato como se espera: «Hay quien no comprende que para que una prueba PCR resulte fidedigna hay que esperar un mínimo de 72 horas tras el contacto con la persona infectada. Los estudios han demostrado que de media una persona tarda más de cinco días en positivizar el virus. ¿De qué sirve que hagamos la prueba al día siguiente del contacto?».
Los refuerzos del equipo de rastreadores llegarán de la mano de los efectivos del Ejército y de la puesta a punto de la aplicación 'Radar Covid', que ayudará a identificar contactos estrechos de nuevos positivos a través del teléfono móvil; «pero aún habrá que esperar para verla plenamente operativa», confirma Navas.
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