Ni rastro del táper en los supermercados
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El nuevo Real Decreto de Envases, que modifica la forma de hacer la compra y reduce el uso del plástico, pasa por ahora de largo en las tiendas cántabrasEl año 2023 arrancó con una novedad legislativa en materia de envases centrada en fomentar la economía circular en el sector de la alimentación. El 1 de enero entró en vigor el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases, que entre otras cosas modifica ... la forma de hacer la compra y reduce el uso del plástico. «Todos los establecimientos de alimentación que vendan a granel alimentos y bebidas deberán aceptar el uso de recipientes reutilizables adecuados para la naturaleza del producto adquirido y debidamente higienizados», establece la normativa. Estos envases son aceptados en las secciones de fruta y verduras, carnicería, charcutería y pescadería. Pero, por el momento, esta medida pasa de largo en Cantabria. Y es que la estampa por los principales supermercados y el pequeño comercio de Santander es similar: asombro ante la noticia y ni rastro del táper.
En el BM de la calle Santa Clara la sorpresa llegó tanto por parte de clientes como de los propios trabajadores. «La verdad es que no teníamos ni idea. Y hasta el momento no ha venido nadie pidiendo guardar la compra en un táper», reconoce Roberto Núñez, encargado del supermercado. «También hay que tener en cuenta que el perfil de nuestros clientes es de avanzada edad, por lo que también puede influir en la adopción de esta medida». Prueba de ello es que, al mediodía, no había nadie merodeando por la sección de frutas y verduras o la carnicería con la fiambrera en la mano. «No me había enterado. Pero también es cierto que hace tiempo que uso menos plástico para hacer la compra. Llevo mis propias bolsas», dice Teresa Gómez mientras echa un vistazo a la fruta.
Igual que en el Carrefour de la calle Jesús de Monasterio, en el que reinan las bolsas de tela pero también escasean los táperes. «Sí se han dado casos, pero de forma muy puntual. Lo más común es que sea en la carnicería y, más concretamente, con la carne de cerdo», asegura Fernando Rubín, encargado del establecimiento. No obstante, entiende que la clientela ha cambiado el «chip» y cada vez evita más el plástico. De hecho, de los siete clientes que hacían cola en ese momento en la caja, ninguno metió los productos de la compra en las bolsas que les ofreció la dependienta, sino en las suyas propias. «En vista de las circunstancias, creo que cada vez más gente hará uso de recipientes para huir del plástico», añade. Y es que, a pesar de que a muchos consumidores les ha pillado por sorpresa la recién estrenada normativa, sí pretenden interiorizar esta nueva normalidad. «No te voy a mentir, no lo sabía, pero me parece que tiene sentido y que, realmente, no nos cuesta nada», comenta Claudia Castillo, una joven que acudió al supermercado a por «un par de productos» que le faltaban para hacer la comida.
La imagen en el pequeño comercio es idéntica a la de las grandes superficies. Rocío Callejo, que regenta una carnicería que lleva su nombre en el Mercado de la Esperanza, solo recuerda un cliente que se haya llevado la carne en una fiambrera. Y al igual que los trabajadores de los supermercados, percibe que la concienciación con la reducción de plástico es mayor desde hace unos meses. «El tema de las bolsas sí que está más interiorizado», afirma.
«Comprar alimentos y bebidas con medida y a medida, es decir, a granel». Ese es el modelo de negocio de la tienda A Puñaos, en la calle Sevilla, que regenta José Luis Lavín. Aquí llevan mucho tiempo de ventaja y la nueva medida no les pilla de sorpresa. «Abrimos hace nueve años», explica Lavín, que defiende esta iniciativa que avanza no solo como vía de ahorro de dinero, también de residuos y basura. Su oferta es amplía y se centra en los productos que no es tan sencillo adquirir al peso. Las frutas y verduras son fáciles de encontrar en pequeñas tiendas de barrio o tiendas ecológicas. Sin embargo, hay otros alimentos que resultan más complicados, como la pasta, el arroz, los cereales, las legumbres, frutos secos o especias.
«Los consumidores vienen con sus recipientes: bolsas, tarros, táperes... Se trata de un pensamiento que tienen muy asentado. Y lo cierto es que no tiene ningún misterio hacerlo, ni es complicado, al contrario de lo que cree mucha gente», comparte. En definitiva, «comprar lo que tú quieras y la cantidad que tú quieras», añade. «Mucha gente no viene a por un kilo. Igual a por medio, o a por un cuarto. Así también se evita el despilfarro de alimentos», valora Lavín para concluir.
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