La raza tudanca se expande por España
Encierros. ·
Su nobleza, instinto y agilidad han convertido a la vaca cántabra en habitual en festejos taurinos popularesSecciones
Servicios
Destacamos
Encierros. ·
Su nobleza, instinto y agilidad han convertido a la vaca cántabra en habitual en festejos taurinos popularesHace unos días, los habitantes y visitantes de Vitigudino pudieron ver en sus calles a Talavante. En verano, otro pueblo modesto de Castilla y León, Venialbo, disfrutó por sus praderas de Morante y El Juli. En Zaratán, en el Toro de la Salchicha, fueron Talavante ... y Morante los que sorprendieron a los aficionados. Estos nombres no son los de tres de las mayores figuras del toreo actual, sino de bueyes que se encargan de recoger el ganado en encierros urbanos y camperos y, eso sí, también destacan en cada espectáculo por una peculiaridad: son de raza Tudanca.
Y es que la raza autóctona de ganado bovino cántabro por excelencia se ha puesto de moda entre ganaderos de toda España. Unos los usan para encerrar ganado en finca, otros (los más), para dirigir toros y vacas bravas en festejos populares y, eso sí, todos se ponen de acuerdo a la hora de describir las virtudes de las reses: son nobles, tranquilos y aprenden rápido. «Nosotros tenemos tres», apunta José García, el mayoral de la Taurotormes, una finca ubicada cerca de Ledesma especializada en realizar encierros a caballo que ya incluye a los tudancos entre su nómina habitual de cabestros. «Son muy manejables, tanto en la calle como en el campo». Ágiles, obedientes…. y exóticos, por sus hechuras y por sus amplias cornamentas, que también llaman la atención de los aficionados. «Queríamos llevar algo distinto. Los trajimos de pequeños y han funcionado muy bien», remata.
Germán Vidal
Ganadero de Cabanes (Castellón)
Más romántica todavía es la historia de la llegada de la raza tudanca a Castellón, a la finca que Germán Vidal, uno de los ganaderos más importantes de ganado de corro que tiene la Comunidad Valenciana, tiene en Cabanes. «Me casé en 2003 y estuve de luna de miel en Cantabria. Fui a Potes, nunca había visto tudancas en vivo y tras indagar me quedé con las ganas de comprar, pero nadie me vendía becerras», indica Vidal. Todo cambio, como muchas otras cosas, con la pandemia. «A través de un amigo me enteré de que tenía la oportunidad de adquirir varias reses, me costó un poco pero al final me traje ocho hembras y dos machos».
Habitualmente son bueyes de la raza berrenda los que se encargan tanto de manejar el ganado bravo en las fincas y dehesas como de recoger y acompañar a las reses en festejos en plaza y encierros. Sin embargo, lo que comenzaron Alicia Chico, que todavía practica la trashumancia entre Teruel y Jaén, y ganaderos de la zona de Madrid ha calado entre veteranos como Germán. «Los había visto en reportajes, me llamaban la atención y la verdad que es un ganado muy manso y muy listo». La camada en Cabanes crece y, aunque las conclusiones no son definitivas dado el poco tiempo que llevan los animales viendo el Mediterráneo, la experiencia es positiva. «Aparte de la nobleza, lo más importante es que el animal, para hacer su tarea, sea un poco inteligente, que aprenda y obedezca para que vaya a las puertas y la tudanca lo tiene. Eso y que sea ágil, que pueda moverse».
José García
Finca Taurotormes (Salamanca)
Una raza cántabra, típica y tópica, de monte, sostenida por unos románticos y por la pujanza del sabor de su carne y que ahora se extiende por el resto de España gracias a la tauromaquia. Las vacas y bueyes que pastan en la finca de Germán Vidal viajaron hasta Castellón desde Herrera de Ibio, de la ganadería La Sechada, donde Alberto Pérez tenía claro que sus animales iban a funcionar como cabestros o mansos. «Yo sabía que iba a salir bien, porque es una vaca inteligente, ellos quieren que el animal haga su recorrido o meta al toro en un corral, y la tudanca cuando pasa por un sitio ya no se le olvida, otra raza no tiene tanto instinto».
Taurotormes o Germán Vidal son sólo dos ejemplos del mercado que se ha abierto para una raza que evolucionó del uro y que pasta desde tiempo inmemorial en los montes de Cantabria. En la finca Sotoverde, por ejemplo, se usan para encierros infantiles, para que los niños disfruten y se acerquen a un ganado tan noble como bonito y obediente. Y es que la tudanca, además de saber trabajar y comportarse, aparece en muchas zonas como algo exótico. «Mucha gente nos pregunta de dónde los hemos sacado, están acostumbrados al berrendo», sonríe Germán Vidal.
Un mercado nuevo se abre para una raza cuyas virtudes eran de sobra conocidas por los ganaderos cántabros y que ahora se expande por la piel del toro.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.