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El segundo de los cinco días de paro en los Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) mantiene «el elevado seguimiento» de la primera jornada ... entre los médicos. Según los datos facilitados desde el comité, en 16 de los 18 equipos que pueden ejercer su derecho a huelga –hay que recordar que los otros 13 SUAP están de servicios mínimos– no hay consulta médica, y en 11 de ellos tampoco de enfermería, quedando únicamente un celador en cada uno (hasta las diez de la noche que acaba su jornada y se cerrará el centro), encargado de redirigir a los pacientes al servicio de urgencias de guardia más próximo. Esto implica que el 80% de los facultativos con capacidad para plantarse, en defensa de la mejora de sus condiciones laborales, ha decidido hacerlo. Más discreta es la participación entre el personal de enfermería (en torno al 53%), según las organizaciones convocantes (CSIF y aSUAP).
Desde el Servicio Cántabro de Salud, que el martes apuntaron que había secundado la huelga el 52% de los trabajadores, dato resultante de la suma de las tres categorías que conforman el SUAP (médicos, enfermería y celadores), no han dado los datos de hoy. Puesto que sigue sin retomarse la negociación, la protesta se mantendrá hasta el sábado, 27 de mayo, aunque ese día la jornada de huelga será de ocho de la mañana a ocho de la tarde –jueves y viernes será de 15.00 horas a las 08.00 del día siguiente–.
La plantilla de Urgencias convive desde hace años con la escasez de peronal de Atención Primaria, pero la falta de soluciones por parte de Sanidad, cuando ven que se acerca otro verano de saturación que puede repercutir en sus propios descansos al no haber sustitutos, ha sido la gota que ha colmado el vaso. «Lejos de incentivarnos, reforzarnos y dar prioridad a la cobertura de nuestros permisos, se nos castiga con funciones que no nos corresponden y se nos ningunea con amenazas y experimentos de cambios en nuestra jornada», denuncian. Cambios que –añaden– dificultan la conciliación de la vida laboral y familiar. Y mientras tanto, siguen pendientes las medidas de seguridad comprometidas para evitar las agresiones, la renovación del equipamiento necesario para atender las emergencias y la formación que «pagamos de nuestro bolsillo».
Para nosotros, cualquier momento del año supone ya una situación estresante organizar un periodo de descanso con la familia. Las instrucciones cambian constantemente por la falta de personal. Cuando pretendemos organizarnos entre nosotros, nos ponen muchas pegas con los cambios, como aceptarlas o denegarlas en el último momento. La incertidumbre es constante, así que todo ello hace complicado conciliar nuestra vida laboral y familiar.
El SCS debe garantizar una adecuada provisión y previsión del personal, especialmente en las zonas de desembarco masivo del turismo; dotar a todos los SUAP del material que requerimos para atender las urgencias y las emergencias, ya que solemos ser los primeros en llegar, y garantizar los días de vacaciones que se solicitan, lo cual se hace más difícil de año en año a pesar de pedir dichas libranzas conforme a normas cada vez más complejas de cumplir.
Desde 2007 he vivido la mala gestión de recursos humanos, una sobrecarga asistencial que recaía sobre nuestros hombros, verano tras verano y Navidad tras Navidad, siendo a día de hoy complicado disfrutar de vacaciones en otros meses. Quiero poder conciliar vida familiar y laboral. Solicitamos un programa especial que nos garantice el disfrute de permisos y vacaciones. Y exigimos trabajar con seguridad y recibir formación específica de urgencias.
Apoyo la huelga de los SUAP porque creo que el sistema se aprovecha de la vocación de los pocos profesionales que quedamos. Se dice que no hay médicos y eso no es del todo verdad; hay compañeros que prefieren irse al paro o marcharse a otras comunidades en lugar de aceptar los contratos y las inestables condiciones que ofrece el Servicio Cántabro de Salud. Es un problema que no es nuevo, y no quiero resignarme ante una situación que no cambia.
Llevamos años doblando guardias en verano (también el resto del año) para que nuestros compañeros puedan disfrutar de sus vacaciones. Yesto ya se ha convertido en algo estructural. Lo que pedimos es un plan alternativo que compense la penosidad. El resto de reivindicaciones buscan mejorar las condiciones de trabajo, sin que ninguna suponga coste adicional a la Administración (salvo la renovación de uniformes, que ya van para ¿10 años?).
Es indecente pretender que el déficit de personal causado por la nefasta gestión del SCS recaiga sobre nuestro esfuerzo y que, para ello, renunciemos a nuestras vacaciones. Y sería indecente que por esa nefasta gestión terminaran cerrando SUAP rurales o dejándolos sin médico. A parte de esto, solicitamos una correcta formación continuada, que se nos dote de material y equipación y que se nos permita trabajar con seguridad. No parece nada descabellado, ¿verdad?
El SUAP de Castro, en el que trabajo hace diez años, es uno de los que tienen más volumen de trabajo. Voy a la huelga porque quiero un servicio de calidad para los castreños y no trabajar sin descansos ni comulgar con engaños a la población poniendo parches híbridos experimentales que no se negocian ni solucionan nada. Creo que es necesaria una profunda remodelación de la Atención Primaria y no que el SUAP se convierta en el cajón de sastre de Sanidad.
Las reivindicaciones que pedimos son justas y en su mayoría no son por cuestiones económicas: primero está el apoyo a los compañeros con gran carga asistencial que año tras año ven denegadas sus vacaciones o deben de doblar para poder disfrutar de algún periodo en verano; y segundo, creo que con la actual gestión en Atención Primaria, asociada a la falta de personal, el modelo de SUAP en las zonas rurales más alejadas puede llegar a desaparecer.
En los últimos años, se nos pidió que diéramos el cien por cien y lo hicimos. Las cosas tenían que ir a mejor y no ha sido así. En materia de seguridad, tendrán que agredir de manera importante a alguien para que hagan algo ¡Ah no! Que eso, por desgracia, ha sucedido y aún estamos esperando. Vemos compañeros médicos de SUAP que no tienen vacaciones y los gestores que sabían de esta situación no han puesto remedio en tiempo y forma.
El detonante ha sido la actitud de los dirigentes del SCS, que raya el nepotismo, y la falta de empatía hacia sus trabajadores. Empatía es la que ponemos en práctica con los pacientes para procurar una atención de calidad y, sin embargo, en los SUAP nos vemos privados de dicha empatía en las relaciones laborales con nuestra empresa: no nos tiene en cuenta en la toma de decisiones organizativas (agendas, horarios) ni de derechos adquiridos, caso de vacaciones.
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Ana del Castillo
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