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CONSUELO DE LA PEÑA
Domingo, 15 de diciembre 2019, 20:07
El líder regionalista y presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, sabe manejar los tiempos y la intensidad de su discurso como nadie. Por eso eligió el discurso de Navidad ante más de un millar de afiliados para afianzar el mensaje más españolista y apagar ... las dudas sembradas por su adversarios de que con su respaldo a Pedro Sánchez está apoyando también a los partidos independentistas, lo que va contra el ADN del Partido Regionalista.
«Cantabria prefiere quedarse sin tren a que España se rompa», clamó a voz en grito, que es como decir que está dispuesto a renunciar a la reivindicación más histórica del PRC –el tren de alta velocidad a Madrid–, si lo que está en riesgo es la unidad de España. El aviso no es nuevo, porque su diputado nacional José María Mazón ya había dado a conocer que el respeto a la legalidad y la Carta Magna es una línea roja en su voto a la investidura de Sánchez. Pero nunca antes el recado se había hecho con tanta contundencia.
Revilla ha avisado a Sánchez de que si antes del 31 de diciembre no aparece en el BOE la licitación de los tres tramos de Palencia a Alar del Rey, comprometidos en sus acuerdos firmados por PSOE y PRC, no le dará su voto para su investidura en el Congreso. Pero ya no basta con eso. Encendido, el líder regionalistas advirtió de que «la adjudicación no sería suficiente» y está dispuesto a sacrificar el tren si los acuerdos con ERC «vulneran en algún punto la legalidad o la Constitución España». «Señor diputado tome nota, eso es lo que usted tiene que hacer», ordenó a Mazón, sentado a poco más de un metro. Fue la intervención más aplaudida por los afiliados, agradecidos por la rotundidad de su líder ante las negociaciones de Sánchez con los partidos independentistas catalanes. Casi tanto como las veces que Revilla sacó pecho por haber sentado un diputado en el Congreso, «la mayor gesta del PRC», según sus palabras, algo que no logró conseguir ni él mismo cuando en 1993 encabezó la lista que el PRC presentó a las elecciones generales.
En contra de lo que suele ser habitual en esta convocatoria anual, Revilla habló mucho en clave nacional. Aseguró que en España «se ha pasado de un bipartidismo a una torre de Babel ingobernable, con 23 partidos en el Parlamento». Y responsabilizó de la situación actual al PSOE, por haber sido «incapaz de juntar», pero también, y sobre todo, al PP y a Ciudadanos por «su cinismo político». «O gobierna el que gana o unas nuevas elecciones, y no puede haber unas nuevas elecciones porque sería un escándalo», advirtió, tras comentar que de darse ese caso «saldría yo mismo a decir que no vaya nadie a votar».
«¿Por qué los que decís que el PSOE va a gobernar con independentistas no lo evitáis absteniéndoos, siendo patriotas? ¿Alguién cree que a Pedro Sanchez le gusta tener que depender de estos catalanes», preguntó de forma retórica. «Pues, señores del PP, patriotas, que se os llena la boca de España, absteneos para que no tenga que pactar con los indepentistas», atizó al PP. Después le llegó el turno a Ciudadanos y a su exlíder Albert Rivera, al que reprochó no haber pactado con Sánchez un Gobierno de mayoría absoluta con 180 diputados tras las elecciones del pasado mes de abril. «No sé que se le pasó por la cabeza al decir que no a Sánchez. Se cargó el partido, sí, pero se ha cargado también a España. ¡Qué nefasta actuación la del señor Rivera, qué daño a hecho a España!», le reprochó, tras pedir a ambos partidos que «se quiten la careta. Si Sánchez pacta con los independentistas es porque vosotros lo quereis, porque sois unos hipócritas. Si queréis a España, absteneros», exigió.
Y como la intervención de Revilla ha coincidido con una semana 'horribilis' en la industria de la región, con expedientes de regulación de empleo en las principales empresas de Cantabria, el líder regionalista no pudo eludir el tema, aunque lo hizo para sacudirse toda responsabilidad. Aseguró que el «momento muy delicado» que vive Cantabria «nada tiene que ver con nuestra gestión, ni siquiera con la gestión del Gobierno de España; es una coyuntura internacional», se excusó. Según Revilla, su Gobierno «no puede hacer nada» para que se vendan más coches, un ámbito en el que reprochó a la ministra de la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que dijera que iba a suprimir los coches de gasoil. «Cantabria es un fabricante de piezas de automóvil y si no se venden, crisis al canto. Pero nosotros no podemos hacer nada». El mismo argumento utilizó ante los problemas que sufre la industria siderúrgica en la región. En este caso, la culpa es del presidente norteamericano Donald Trump por «poner aranceles» a todos los productos europeos.
Pero «lo más grave» para el presidente del Gobierno son los precios de la energía eléctrica que soportan las empresas industriales en Cantabria, y cuya reducción es «una de las reivindicaciones» que tiene preparada para llevar al Gobierno de España. «Tenemos la energía más cara de Europa, lo que hace que nuestras empresas no puedan competir. Revilla, qué vamos a hacer, me preguntan. Pero qué voy a hacer yo: no puedo quitar los aranceles, no puedo rebajar el coste de la energía, no puedo vender coches», se lamentó en un intento de justificar a su Gobierno y en presencia del Consejero de Industria, Francisco Martín.
Y si la alusión a la crisis industrial era obligada, también lo era la referencia a los resultados electorales del partido en un año en el que ha habido dos convocatorias generales y unos comicios autonómicos. En las tres consultas el PRC ha obtenido los mejores resultados de su historia, una circunstancia que el líder regionalista hizo valer, y mucho, en su discurso. «Hemos consolidado un líder nacional para el partido», presumió con Mazón delante, aplaudido a rabiar por la militancia. «Ante tanto rufián y tanto faltón, ha llegado un señor a Madrid, preparado y educado, dando una lección ejemplar», le adornó Revilla, que inició su intervención recordando los años más difíciles del partido, lugar común en esta fiesta navideña.
El acto tuvo también su carga emotiva. Fue al comienzo del discurso de Revilla, cuando no pudo evitar las lágrimas al evocar a los fallecidos Rafael de la Sierra; a Fito, el tesorero y a José Manuel Lavín Abascal.
Si algo le calentó a Revilla fueron las declaraciones del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, a este periódico , en las que señalaba que el PSOE de Cantabria impedía al regionalista hablar con él por ser del PP. «¡Pero cómo eres tan cínico y mentiroso, Feijóo!», se quejó el líder regionalista ante la militancia.
Según explicó Revilla, el jefe de Gabinete de Núñez Feijóo le comunicó que el sábado estaría en Santander para acudir al homenaje que le brindaba el Centro Gallego de Cantabria. Revilla le invitó a comer, pero Feijóo se excusó porque se trataba de un acto con almuerzo incluido. Entonces el presidente cántabro insistió en verse con el presidente gallego, «aunque fuera un cuarto de hora», invitación que también declinó. De ahí el «malestar» del regionalista con la manifestación del responsable de la Xunta, a quien dedicó declaraciones incendiarias.
«Es una de las personas que más valoro políticamente en este país, siendo del PP. Por qué tiene que mentir un político de esa talla», se preguntó. «Le invito a comer, dice que no y hoy dice en El Diario que el PSOE no me permite tener reuniones con él, ¡manda madre! Pero, Feijóo, gallego importante, cómo eres tan mentiroso y tan cínico. Has perdido una pila de puntos», se enfadó Revilla.
«Para que veáis a qué nivel está la política. Nosotros no estamos en esto, somos gente honrada, trabajadora; gente sensata, que queremos a España y a nuestra tierra. Cantabria es una tierra de gente noble, de los que dan la mano, de los que cumplen, de los que no se inventan cuentos», siguió el regionalista, que subía el tono de sus palabras a medida que avanzaba en la crítica. «Yo nunca recurriría a estos trucos para denigrar a alguien. Cuando se denuncia, se hace con razones, y si hay que hacerlo se hace con toda dureza, incluso en los juzgados. Pero no se pueden crear infundios y que la gente entienda que Revilla no le ha querido recibir.Le hubiera dado queso y hasta una botella de orujo», zanjó.
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