«Reabrir el hotel nos da igual. Lo único que importa es que no haya víctimas»
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Rocío Campo, una de las propietarias del Campomar, afronta con entereza el grave incidente, «el primer problema en los 35 años que tiene el hotel»Secciones
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Rocío Campo, una de las propietarias del Campomar, afronta con entereza el grave incidente, «el primer problema en los 35 años que tiene el hotel»Rocío Campo es la hija de los dueños del hotel Campomar y una de las propietarias de este establecimiento familiar con 35 años de antigüedad. Su madre, que es la que ejerce de gerente, reside en una casa situada a pocos metros. ... Tiene 82 años. Cuando las ambulancias le despertaron el jueves por la mañana sufrió una crisis nerviosa. Su hija fue la que acudió en su representación «porque mi madre ya no está para estos disgustos».
Una vez que los heridos habían sido evacuados, Rocío pudo hablar con cierta serenidad de lo ocurrido. «Lo primero, tengo que agradecer la rápida atención de los servicios de emergencia, el dispositivo se desarrolló de manera impecable». En su rostro se perciben horas de angustia. «Estoy, estoy... ahora estoy mejor. En 35 años que tiene el hotel nunca hemos tenido ni un solo problema, ni uno. Mira que damos bodas, pues ni una intoxicación», cuenta con la voz emocionada.
A mediodía el hotel quedó precintado. Esperaba la llegada de los peritos para realizar un estudio de las instalaciones, detectar el foco de la avería y tomar las medidas oportunas. «Todo apunta a una mala combustión de la caldera, que empezó cuando alguien accionó el agua caliente por la mañana y entró en funcionamiento». Esa es la teoría a la que se aferra, que confirmaría que la exposición al monóxido de carbono por parte de los afectados se desarrolló durante poco tiempo, hasta que a las ocho de la mañana el primer cliente bajó a recepción a dar aviso: «Nos dijo que su mujer estaba rara, dormida. Pensaba que le había dado un ictus, pero cuando subimos ya vimos que había más personas afectadas, rápidamente abrimos las ventanas, sacamos a la gente de allí...».
Para ella, aventurar una fecha de reapertura del hotel carece de total relevancia en estos momentos. «Lo más importante ahora es que no haya víctimas. Sinceramente reabrir me da exactamente igual. Estamos toda la familia volcados, mis dos sobrinos mellizos están acompañando a los heridos, uno en Valdecilla y otro en Laredo. Nuestra preocupación es ésa, esto es lo que ahora nos tiene locos».
Rocío Campo habla rodeada por varios efectivos policiales y bomberos que aún permanecen en el hotel, en el que ya no queda ningún huésped. La guía del viaje de los malagueños fue la última en marcharse. Pidió un taxi para ir al hospital de Laredo a acompañar a los miembros de su expedición que estaban siendo sometidos a un chequeo.
De allí, se les dispuso un autobús para trasladarlos a su nuevo hotel, el Estrella del Norte (también de Isla). El personal del Campomar se encargó de hacerles las maletas y llevárselas allí, pues todos se fueron solo con lo puesto, lo imprescindible para pasar el día.
Además, cada huésped desalojado se llevó una bolsa con comida tipo 'pic-nic' preparada por el personal del Campomar. A las tres de la tarde, muchos seguían en la sala de espera del hospital de Laredo, sin probar bocado todavía. «Muy preocupados» por la suerte de los compañeros ingresados en el hospital y todavía ignorando si su viaje se daba por terminado o si continuarían con el plan previsto hasta el sábado, fecha de su regreso a Málaga vía Madrid.
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