Borrar
Marián Pacheco Daniel Pedriza
«Realizo cada tocado con el mismo mimo que una pequeña escultura»

«Realizo cada tocado con el mismo mimo que una pequeña escultura»

La experta sombrerera cántabra Marián Pacheco llegó por casualidad a este oficio artesano que desarrolla con maestría | Tiene un tocado expuesto en el Museo del Traje de Madrid

Sábado, 27 de enero 2018, 07:40

Balenciaga inspira este año la colección de Cocotte Tocados, de Marián Pacheco (Santander, 1974), miembro de la Asociación de Sombrereros de España. Estudió Bellas Artes en Bilbao y su formación académica se percibe en su atelier, donde trata cada tocado «con la misma dedicación y mimo que a pequeñas esculturas». Realiza piezas completamente artesanales a medida, que pinta y cose a mano. Se introdujo en la moda de la mano del modisto Luis Alonso y un día lo tuvo claro: «Quiero trabajar para mí». 'Un plan de empresa' después, su idea de convertir su creatividad en un negocio se hacía tangible, en 2008, con su taller en la calle Jesús de Monasterio, donde atiende con cita previa.

-¿Cómo comenzó en el oficio?

-Al terminar Bellas Artes en Bilbao me dediqué a la pintura y fotografía. Pensaba que ése sería mi camino. Precisamente en una exposición conocí al modisto Luis Alonso. Congeniamos y me invitó a un desfile. Con él me introduje en el mundo de la moda y empecé a elaborar tocados para sus clientas. Enseguida me picó el gusanillo y decidí formarme a fondo para adquirir metodología y técnica. Me gustaba tanto lo que hacía que quise trabajar para mí misma. Hice un plan de empresa con Sodercán, lo que me sirvió mucho para poner los pies en el suelo y que la creatividad fuera acompañada de números para vivir de esto.

-¿Qué es lo más complicado del negocio?

-El trabajo artesano no siempre está valorado, su calidad, dedicación y tiempo. En mi atelier mimo cada pieza como si estuviera realizando una pequeña escultura. Cuido cada detalle. Trabajo con prototipos y, a partir de ellos, hago cada pieza a medida y en exclusiva para cada clienta, en función de su estilo, fisonomía y el tipo de ceremonia. Sólo trabajo con materias primas de primera calidad, nunca un plástico o poliéster. Utilizo plumas de avestruz, perlas cultivadas, organzas de seda, piezas de porcelana... Cada pieza está pintada y cosida a mano. Para mí prima que favorezca a quien lo luce, por encima de que el tocado sea bonito y llame la atención, que también.

-¿Cuál es la clave para llevar bien un tocado?

-Lo más importante es hacerlo con naturalidad, sentirse cómoda llevándolo y convencerte de que es un accesorio más, como los zapatos o el bolso; olvidarse de que lo llevas porque un cuello rígido, una postura forzada... se nota y no favorece. Me gusta la naturalidad con la que los lucen Máxima de Holanda y Kate Middelton.

-¿Un tocado suyo está expuesto en el Museo del Traje de Madrid?

-Disfruto aprendiendo las últimas técnicas de mi oficio para estar siempre actualizada. A través de la Asociación de Sombrereros de España participo en la exposición 'Sombreros en clave surrealista' que acoge el Museo del Traje de Madrid, una muestra para la que he realizado una pieza inspirada en el ojo del fotógrafo Man Ray.

-¿Cómo definiría su estilo?

-Minimalista y de líneas limpias. Me gusta la mezcla de texturas, como material rústico y delicado. Las formas potentes no necesitan mucho adorno. Para el tocado de novia soy más barroca, con perla, plumeti, swarovski... El sello de mis diseños es la calidad de las materias primas.

De pintora a sombrerera

Todo en ella es artístico, su formación en Bellas Artes, sus aficiones y gustos. Hasta cuando conversa, Marián mueve las manos como si estuviera pintando con pinceles. Desde niña quiso ser pintora, pero ha sido el mundo de la moda en la que ha forjado su profesión. Dedicada a la alta costura del tocado, realiza cada una de sus piezas «como si estuviera ante una pequeña escultura». Fetichista de revistas de moda que colecciona desde pequeña, recorta sus fotografías favoritas y las clasifica en álbumes a los que siempre vuelve. Trabaja en un estudio de la calle Jesús de Monasterio, en el que aprovecha cada centímetro cuadrado, y se lleva parte del trabajo a casa, en concreto, a su cocina, ya que «hay telas que necesitan calor, prensado o pintura, y allí tengo las herramientas». «Me encanta lo que hago», es la frase que más repite. Tiene el tacto suficiente para centrar a la clienta más desorientadas.

-Audrey Hepburn no salía de casa sin uno. ¿Volverá el tocado a ser protagonista en la moda diaria?

-Es un accesorio cuyo auge en los años 60 desapareció para volver a asomarse tímidamente hace una década. Ahora estamos en un momento fantástico en el que las invitadas y madrinas lo consideran un accesorio imprescindible. Cada vez más novias lo lucen junto al velo en forma de tiara o corona. Los tocados para novias es un producto que cuido especialmente y preparo bocetos muy detallados. Soy partidaria de que entren en la iglesia con el tocado colocado como una tiara y que después, al quitarse el velo, lo lleven de corona.

-¿Qué aporta a un vestido?

-Es un accesorio sofisticado y divertido que aporta color y elegancia y da importancia a una ceremonia convirtiéndola en inolvidable. Hay tocados 'fondo de armario', pamelas a la que cambias el adorno. Algunos tocados tienen tanta fuerza que el vestido pasa más desapercibido. A veces, los tocados tienen muchas vidas y los usan tus hijas y amigas.

-¿Cómo es el proceso técnico para crear este accesorio?

-Cada colección arranca con una parte creativa que requiere investigación e inspiración, para la que debo trabajar mucho porque las ideas no llegan si no las trabajas. Siempre insisto en ello a mis alumnos del grado de Moda de Cesine, donde imparto 'Método creativo aplicado a la moda'. Recomiendo crear un panel de inspiración ('mood board') a base de recortes de fotografías con un hilo temático en el que se centran las colecciones. Este año he elegido a Balenciaga y al pintor de la Bauhaus, Laszlo Moholy-Nagy. Este método me permite dar estructura a los diseños.

-¿Qué protocolo hay que seguir en una ceremonia?

-'La mujer que sale tocada debe volver tocada'. Es lo que dice el protocolo, pero en mi opinión las invitadas pueden retirárselo al sentarse a la mesa, si no van a sentirse cómodas con ello puesto. No obstante, lo ideal es llevarlo hasta el primer baile. Respecto al tamaño, soy partidaria de pamelas que no sobrepasen la distancia de los hombros porque podemos dar a alguien o chocarnos. Las invitadas que llevan pamela no tiene que dar besos, sino tender la mano.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes «Realizo cada tocado con el mismo mimo que una pequeña escultura»