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El sector de la apicultura en Cantabria se siente moribundo. Por eso ha escenificado este mediodía en la plaza Alfonso XIII de Santander su funeral: hombres de blanco, ahumadores y un ataúd que han paseado hasta la Delegación del Gobierno, donde han entregado un escrito ... de protesta. La veintena de profesionales de la región que se han concentrado aseguran que no aguantan más picotazos. Especialmente, los del sector de la distribución alimentaria, «que vende como miel lo que no es», y también los del Ministerio de Agricultura, porque no les apoya «como debería».
Habían sondeado otras posibilidades para llamar la atención, pero no son tantos como para cortar una carretera y manifestarse. Por eso han cogido sus trajes, sus gorros y sus panales y los han bajado a la capital. También a Ambrosio, que es el muñeco que iba dentro del féretro para simbolizar la muerte de la apicultura. Para explicar su problema, el de la región, antes hacen una radiografía del país. Aseguran que, aunque Cantabria es una pequeña isla, a ellos también les salpica. «La industria se abastece de miel de otros países como China o Ucrania, que es triangulada y disimulada con siropes de cereales. Eso hunde nuestros precios por debajo de los costes de producción», explica Manuel Barquín, responsable del sector agrícola del sindicato UGAM-COAG y presidente de la Sociedad Agraria de Transformación Erica Campoo. La segunda queja va directamente contra el Gobierno central. «El Ministerio de Cultura nos deja fuera de las ayudas directas por el impacto de la guerra de Ucrania y de los 20 céntimos de descuento en el gasóleo, y todo esto es un año especialmente malo porque la sequía ha reducido a la mitad la cosecha de la miel», añade Pedro Loscertales, responsable estatal del sector en UGAM-COAG.
En Cantabria hay unos 30 productores profesionales de miel y unos 400 apicultores aficionados que, en un año normal, son capaces de producir entre 100 y 200 toneladas. España es la primera potencia europea con unas 3,2 millones de colmenas, pero se da la paradoja de que es uno de los mayores importadores de lo que los apicultores califican «miel 'low cost' o de bajo coste». Según sus datos, el país trajo de fuera 35,2 millones de toneladas el año pasado -3.633 toneladas más que en 2021-. «Pero es que eso no es miel, es otra cosa. De miel tiene sólo el nombre», denuncia Barquín. «Lo que hacen es mezclarla con jarabes de cereales que son indetectables con las analíticas existentes y homologadas actualmente en Europa», relata. El problema antes que a España llegó a Estados Unidos y Australia y allí desarrollaron un sistema basado en resonancias magnéticas nucleares para detectar si los carbonos de los azúcares presentes en la miel eran de origen cereal o de las flores con las que faenan las abejas. Aquí aún no ha llegado.
«El consumo de este producto nos ha tirado el precio por los suelos. Estamos incluso por debajo del que teníamos en 2021. Apenas se pagan a 3 euros el kilo las mieles monoflorales frente a los 5 de hace dos años. Y la de mil flores ha bajado también un euro, hasta los 2,5», explica el responsable cántabro de COAG. Los estantes de los almacenes de la Comunidad están repletos de tarros esperando salida, lo que les ha llevado a realizar una concentración como la de hoy, dentro de una estrategia nacional donde también saldrán a las calles estos días los apicultores de Murcia, Andalucía, Comunidad Valenciana, Asturias, León, Cataluña y Aragón.
Entre sus reivindicaciones, piden ayudas directas por colmena al sector apícola profesional para poder superar este momento de crisis. Les gustaría que les apoyaran en el sobrecoste del mantenimiento de las colonias de abejas y la pérdida de producción. Incluso sugieren cifras: 10 euros por colmena, con límite de ayuda por explotación de 1.000 colmenas. Al Ministerio de Agricultura le ruegan que rebaje «las nuevas trabas burocráticas» en forma de «engorrosos papeleos» en la trazabilidad, identificación y registro de determinadas especies de animales como son las abejas. Además, quieren que promueva «la autorización de nuevos medicamentos más eficaces contra la 'varroosis'», la enfermedad vírica presente en las abejas adultas. Porque Cantabria es uno de los mayores exportadores de abeja negra de Europa, que tiene a Francia como principal país receptor. «El año pasado salieron de aquí unos 4.500 enjambres», subraya Baraquín.
El resto de reivindicaciones se centran en las cadenas de distribución de alimentos. «Son las grandes superficies comerciales, las que todos tenemos en la mente», explica Barquín. «En Cantabria disponemos de dos certificados de calidad para nuestra miel pero en los estantes nos encontramos con trampas, otros productos con la bandera regional o incluso siglas como D.O o O.P que buscan confundir al consumidor», se lamenta. Por eso, UGAM-COAG pide al Ministerio que aproveche la próxima presidencia de España en el Consejo de la Unión Europea para modificar la directiva de la miel y del código aduanero de la Unión, para que «el verdadero origen de las mieles comercializadas en nuestro país se refleje correctamente en el etiquetado» y para que haya un «mayor control en las mieles importadas».
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