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El servicio de Oncología Radioterápica se ha convertido en la estrella mediática de Valdecilla a golpe de avances punteros (lo prueba la hemeroteca). En ... las últimas semanas no sólo ha sido pionero en introducir la radioterapia durante la cirugía, sino que ha realizado con éxito la primera intervención a nivel mundial que combina esta técnica (llamada intraoperatoria) con el robot Da Vinci. A eso se añadirá la próxima semana el estreno de la oncotermia, otra innovación que llega a la sanidad pública española de la mano de Pedro Prada (Asturias, 1958), artífice de la transformación que ha experimentado la especialidad desde que asumió la jefatura hace seis años. El «motor de ese cambio» fue el desarrollo de la braquiterapia, que «hoy aplican en hospitales de toda España». Esa posición de referente nacional, con la cartera de servicios «más completa del país», convirtió a Valdecilla en candidato número uno para implantar la terapia de protones en España, pendiente aún de que Sanidad responda a la propuesta formulada por una empresa privada dispuesta a invertir más de 40 millones de euros.
-El servicio de Oncología Radioterápica es una máquina de dar titulares. ¿Qué le queda por hacer?
-Hemos completado todas las posibilidades tecnológicas que puede tener un servicio de Oncología Radioterápica, a falta de los protones, claro. No hay ningún servicio en todo el país que lo iguale. Eso significa que podemos abordar absolutamente todos los tumores. Y además la gente del servicio, con perfiles muy buscados, ya está adiestrada, con lo cual unimos las dos cosas que más nos preocupaban: tener la tecnología para hacer todo tipo de tratamientos de radioterapia, pero después saberla manejar, para que se obtengan los resultados esperados.
-¿Significa eso que Cantabria puede llegar a tener la tasa de curación de cáncer más alta de España?
-Sí, eso debería ser así sin lugar a dudas. Acabamos de empezar con todas estas tecnologías, y eso tendrá repercusión a lo largo de los próximos años. Los pacientes tienen ahora todas las posibilidades del tratamiento que proporciona el mayor porcentaje de curaciones, de tal forma que en Cantabria deberíamos sobrepasar la barrera del 60%, cuando a nivel nacional estaría en torno al 50%-55%.
-¿Cómo ha cambiado el servicio en estos años que lleva al frente?
-Entonces estaba jugando en segunda división y ahora no sólo juega en la Champions sino que aspiramos a ganarla. Cuando llegué, la Dirección planteó una serie de objetivos que vi posibles, como acabar con las derivaciones fuera de Cantabria (que se ha conseguido) y atraer a pacientes a Valdecilla. Pero eso implicaba hacer cambios en el servicio, como la renovación de los equipos de radioterapia externa, que estaban obsoletos, y desarrollar la parte intervencionista (la braquiterapia y la intraoperatoria), que conllevaba inversiones.
-Que el servicio sea referente nacional es lo que hace que se elija Valdecilla para acoger el primer centro de protones en un hospital público de España. ¿Cómo llega esa oferta y cuál es su primera reacción?
-Cuando me llaman y me plantean la idea, lo primero que dije es que 'esto es un servicio público'. Me responden que ya lo saben y entonces les digo que '¿de qué va la broma?', porque no me lo podía creer. Transmití que me encantaría y que es una decisión que no depende de mí. Así que les puse en contacto con el gerente y éste a su vez se lo trasladó a la consejera. A la semana siguiente tuvimos la primera reunión y seguíamos sin creerlo.
-Ahora se busca cómo encajar en el sistema público un servicio que también tiene una vertiente de explotación privada. ¿Cuáles son los términos de esa propuesta?
-La protonterapia es un tratamiento particular, son unidades muy caras que pueden trabajar 24 horas si es necesario, que hay que aprovechar para tratamiento asistencial y para investigación. Está claro que ninguna comunidad del país puede financiarlo. El SCS plantea que quede claro que fundamentalmente es un servicio asistencial público y que el personal sanitario debe ser público. La parte más dura de las reuniones queda limada porque la empresa acepta esas condiciones. Todos los pacientes cántabros, por supuesto, van a tener asistencia si necesitan protones. La empresa ve interesante la posibilidad de ser centro de referencia nacional (CSUR), y tengo claro que el primer hospital público que abra la terapia de protones lo será.
-Valdecilla pasaría a recibir a pacientes de toda España que necesiten terapia con protones. ¿En esas derivaciones quién paga el tratamiento?
-El Ministerio de Sanidad. Esos pacientes ya no tendrían que ir a Alemania, a Francia, a Estados Unidos... sino que vendrían a Cantabria.
-¿Y quién ingresaría esos 30.000 euros que cuesta por paciente?
-Eso no sé cómo se haría. Desde el desconocimiento a nivel jurídico, lo que he comentado a veces es qué más da a quién se paga. El hospital cobraría a la empresa un canon por estar instalada dentro de Valdecilla, y esa cantidad variará en función de cómo se ingresa la cuantía de esas derivaciones. Yo no le veo problema. La empresa quiere recuperar la inversión, pero sobre todo le interesa que eso funcione porque le va a abrir mercado. Otra cosa son los pacientes privados, que sí supondrán ingresos para la empresa.
-Cuando ve que el proyecto va en serio y está al alcance de Valdecilla, ¿qué piensa? ¿Qué supondría para Cantabria tener protones?
-La verdad es que lo primero que pensé es que los pacientes de Cantabria evitarían tener que irse a otro país europeo a tratarse con protones, qué aumentaríamos las posibilidades de curación de los tumores, que se abrirían unas vías de investigación a nivel internacional de otra forma imposibles de llevar a cabo, que seríamos un centro docente único en el país, que Cantabria se beneficiaría de la mejora económica que supondría el acercamiento de personas para beneficiarse de la utilización de protones; y que Valdecilla sería conocido de forma universal por la instalación de esa unidad.
-¿Le extraña que la Consejería de Sanidad no haya dicho que sí ya?
-Sí, yo soy un poco impaciente, porque lo veo tan claro que sólo aporta beneficios para los pacientes, para generar ingresos para la comunidad... no veo la parte negativa por ningún lado. La empresa plantea incluso que sea nuestro servicio, y yo como jefe, el que se haga cargo de la unidad.
-¿En qué punto está esa negociación? ¿Confía en que se acepte?
-Yo creo que sí: primero porque negarle esto al paciente oncológico en los términos en los que se le plantea a Valdecilla sería decepcionante; y por otra, porque he visto a la consejera con ganas de llevarlo a cabo, ilusionada. Su respuesta siempre es 'Hay que hacerlo bien, pero eso va a salir'. Y yo confío en que va a ser así.
-La evolución de su servicio ha sido el imán de este proyecto. ¿Mejor recompensa imposible no?
-Sí, con los protones seríamos referente internacional. Se cuentan con los dedos de la mano los hospitales del mundo tan completos como el de Valdecilla. Es importante elegir un servicio con todo el potencial de tratamiento porque eso implica que vas a seleccionar bien al paciente que realmente necesita protones, de lo contrario se genera un gasto innecesario.
-¿Cómo les cambia la vida los protones a los niños con cáncer, que serían la prioridad de esta terapia?
-Cuando tratas con irradiación, la curación está relacionada con la dosis. Cuanta más das, más efectiva. El problema en los niños es que son un organismo en desarrollo, por lo que la lesión que haces al tejido sano es mayor. Los protones te permiten elevar la dosis sin riesgo de causar efectos secundarios, la diferencia es abismal. Los grandes beneficiados son los tumores del sistema nervioso, también en adultos; así como los tumores pulmonares, que sigue siendo una patología con resultados pobres. Estoy convencido de que los siguientes que se van a beneficiar son aquellos que ahora tienen una supervivencia y un control de la enfermedad muy malos, como tumores digestivos, de páncreas...
-¿Un salvavidas de casos perdidos?
-Sí, se van a abrir unas posibilidades grandes en personas prácticamente desahuciadas. Hasta hace relativamente poco las indicaciones de protones eran reducidísimas, se hablaba que se podrían beneficiar el 8-9%, pero ahora mismo la cifra es del 20%.
-Acaba de presentar la oncotermia, ¿otra esperanza para tumores de difícil solución?
-Sí, el primer caso será un glioma (tumor cerebral) o un cáncer de páncreas. Están elegidas esas patologías, junto con el de recto avanzado, muy agresivas y con una supervivencia muy corta, porque enseguida se va a saber si aporta beneficio. Puede ser una revolución total y mejorará la supervivencia, sobre todo cuando apliquemos junto la oncotermia, la cirugía y la intraoperatoria.
-Esa fusión es otro paso a la vista...
-Sí, los profesionales están muy implicados porque se sienten inventores de todo eso.
-¿Usted se siente inventor?
-Todos nos sentimos, pero me parece interesante y muy importante que ellos se sientan parte del invento, de que presuman de Valdecilla cuando acuden a congresos. Se sienten seguros de que lo que hacemos está bien, de que es el mejor tratamiento y nadie lo hace mejor que nosotros.
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