«Hay que recorrer un camino muy largo para salir de la exclusión»

Visibilizar el problema del sinhogarismo en Santander, dar a conocer los recursos disponibles y el trabajo que se realiza desde los distintos servicios municipales para hacer frente a este fenómeno, y contribuir a desestigmatizar a las personas que lo padecen, son algunos de los objetivos de las Jornadas sobre sinhogarismo, que se celebran hasta este sábado en el Centro de Acogida Princesa Letizia, organizadas por la Concejalía de Servicios Sociales. La edil responsable del área, Zulema Gancedo, fue este miércoles la responsable de inaugurar las jornadas, que contarán con la intervención de distintos profesionales y expertos, y que también darán voz y protagonismo a los usuarios del Centro de Acogida.

Gancedo, que también estuvo acompañada por la directora del Centro, María Luisa Peón, destacó la importancia del encuentro, que «pretende poner encima de la mesa este fenómeno social que tiene muchas caras», y que no responde exclusivamente a la realidad de vivir en la calle, ya que la exclusión residencial abarca desde la carencia absoluta de vivienda a las situaciones de precariedad o inadecuación habitacional.

'De la circunstancia al proceso de trabajo' fue el título de la mesa redonda con que arrancaron las jornadas, un coloquio que contó con la participación de Altamira Moneo, técnico del Centro de Acogida; María Allegue, auxiliar del servicio municipal Ola de Frío, y Cristina García, coordinadora del Servicio de Emergencia Social Municipal, en una charla que fue conducida por la periodista María Gutiérrez.

«Hay que recorrer un camino muy largo para salir de la exclusión», advirtió Moneo, quien defendió que la labor del equipo multidisciplinar al que pertenece es «acompañar al usuario de manera integral» mientras recorre ese difícil itinerario.

Explicó que, generalmente, la intervención comienza informando al usuario de los recursos a su alcance, ofreciéndole orientación laboral y social para acceder a posibles prestaciones. Se trata, en suma, de un proceso de tutelaje a lo largo del que van adquiriendo habilidades que les ayude a iniciar una vida autónoma.

El Centro de Acogida atendió en 2024 a 1.200 personas, con 12.000 pernoctaciones. 102 de estos usuarios consiguieron contratos de trabajo, 63 de ellos participaron en curso y 30 acudieron a entrevistas de trabajo.

En Torrelavega, la segunda ciudad de la región, han sido cerca de 500 las personas atendidas el año pasado, en un servicio que ha prestado Cruz Roja hasta noviembre, cuando se ha hecho cargo del mismo la Asociación Nueva Vida.

María Allegue indicó que su servicio sale todas las noches y se acerca a las personas sin techo, a quienes se proporcionan alimentos básicos y mantas para protegerse del frío, e identificamos las necesidades específicas de cada persona para servir de puente para acceder a los recursos sociales existentes». Ola de Frío atiende diariamente a unas 19 personas de media –fueron 7.248 en total en 2024, un 10% mujeres–. El perfil de la persona asistida «suele cambiar año tras año». «Antes encontrábamos personas más mayores; ahora hay más jóvenes, normalmente extranjeros, en edad laboral, en buenas condiciones para salir adelante».

Cristina García indicó que su servicio atiende un amplio abanico de emergencias, desde casos de mayores desorientados a atención de afectados por calamidades como el incendio de la semana pasada. En el caso de las personas sin hogar, subrayó la importancia de «actuar a tiempo», para impedir que la situación se cronifique y llegue a un punto en que «no tiene vuelta atrás». Como el resto de ponentes, reclamó más medios para desarrollar su tarea, y apuntó la necesidad de dispone de un centro cerrado para tratar adicciones, y más medios para los casos que involucren a menores y a personas con problemas mentales.

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