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Laura tiene que hacer paradas para coger aire. Desde el 6 de septiembre tiene un nudo en la garganta que no le permite expresarse con ligereza y ánimo. Durante la conversación hay silencios, largas reflexiones y espacios en blanco, vacíos de recuerdos. Todo lo que ... aquel día pronunciaron los médicos después de comunicarle que su hijo de 4 años padecía leucemia linfoblástica aguda está archivado. Entró en shock y ya no escuchaba lo que le decían. «Me quedé ahí arriba, en el aire», cuenta.
El pequeño Iker comenzó a dar muestras de su enfermedad el pasado verano. «Con lo activo que es él, le notaba muy cansado, se dormía cuando llegaba del cole. Tenía fiebres de hasta ocho días, pero la pediatra unas veces me decía que era un virus, otras que infección...», explica Laura Esther Cano, madre del niño. Hasta que un día, con fiebre, náuseas y diarrea decidió llevarlo a urgencias con la intención de no salir del hospital hasta que no le hicieran una analítica. Así fue cómo los resultados paralizaron la vida de esta madre, natural de Paraguay pero afincada en Cantabria desde hace ocho años. «Estaba muy pálido y recuerdo estar pensando en que por fin los análisis ayudarían a encontrar un diagnóstico, pero nunca se me pasó por la cabeza que fuera una enfermedad así», dice Cano. Una vez con el resultado, Laura e Iker fueron trasladados a planta para inmediatamente recibir una transfusión y placas. «Estaba sola, sin familiares en Cantabria porque mi marido se encontraba trabajando en Lugo, mi madre en Paraguay... Desde ese día mi mundo se derrumbó». Explicaron a Laura que el proceso iba a ser «muy duro y largo». Y así fue. El primer mes Iker llegó a ingresar cuatro días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de Valdecilla por un virus de estómago. «Yo le oía llorar porque no podían dormirle porque estaba muy débil. Fue una pesadilla, estaba desesperada, solo quería entrar para estar con él», describe Laura.
Desde entonces, no se ha despegado ni un solo minuto de Iker. Tanto ella como su marido dejaron de trabajar para cuidar al pequeño.
Y en este punto del relato es donde entran en juego las madres de los alumnos de cuatro años del CEIP Fernando de los Ríos de Astillero, donde Iker cursa sus estudios. «Nos enteramos de que estaba malito y lo fuimos hablando entre nosotras en las entradas y salidas del cole. Son un matrimonio sin núcleo familiar en España, sin trabajo y con el niño enfermo», explican Mara Martín y Gema Bengochea. Estos fueron los motivos que llevaron a estas dos madres del centro a crear la Plataforma Unidos por Iker. «Mandamos un vídeo por WhatsApp a padres del colegio explicando la intención que teníamos de acudir al Ayuntamiento de El Astillero para solicitar apoyo y llevar a cabo acciones solidarias y recaudar fondos para esta familia», cuentan. Esas imágenes acabaron en las redes sociales y la repercusión acabó siendo tremenda. Así terminó formándose la agenda de actos que ya está programada para los próximos días: una magosta solidaria el 18 de noviembre en el recinto de La Orconera con hinchables, pintacaras, rastrillo y música en directo; un festival benéfico el 30 de diciembre con la participación de bandas de Cantabria; una gala de artes escénicas; un evento deportivo... Además, la plataforma ha habilitado un número de cuenta (ES48 0049 0091 0526 1540 7271) y un teléfono móvil (604 179 993) para recaudar fondos, así como huchas que se instalarán en numerosos negocios de El Astillero, que igualmente quieren contribuir a ayudar a Iker.
Cuenta bancaria ES48 0049 0091 0526 1540 7271
Bizum 604 179 993
18 de noviembre Magosta solidaria en el recinto de La Orconera a partir de las 12.00 horas.
30 de diciembre Festival benéfico con bandas de Cantabria (lugar y hora aún por confirmar).
Redes sociales Plataforma Unidos por Iker (Facebook) | unidosporiker@hotmail.com
Ahora el pequeño se encuentra en casa «mucho mejor». Le quedan cuatro duros meses de tratamiento en el que debe seguir aislado para evitar complicaciones de la enfermedad, pero Laura está tan esperanzada como agradecida a todos los que de forma desinteresada les están ayudando. «Tenemos que ir cuatro días a la semana al hospital, pero como Iker dice: 'Es fuerte como un roble'».
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