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Decía el poeta que «se hace camino al andar», pero en ese camino también es importante descansar. Los albergues del Camino Lebaniego se preparan para una importante llegada de peregrinos en los estos días en los que dos factores se unen para hacer de estas ... fechas temporada alta: Las vacaciones de Semana Santa y el hecho de que el 14 de abril se cerrará la Puerta del Perdón, dando por finalizado este Año Jubilar Lebaniego.
En el inicio de este Año Santo, cuatro de los once albergues que el Gobierno de Cantabria presentaba en la web que publicita el evento estaban cerrados. Ahora, un año después, las cosas han ido mejorando y ahora están todos abiertos excepto uno, el Brisas del Deva, en Potes. Los demás, ofrecen al viandante distintas opciones para pernoctar. Los hay privados y también públicos, de precios dispares, con mayor o menor capacidad, más dirigidos a grupos o a caminantes solitarios... El denominador común es que todos intentan ofrecer el mejor servicio al viajero.
El peregrino puede iniciar su camino en el Nómada Hostel, en San Vicente de la Barquera, que ha estado cerrado por obras hasta hace muy poco, aunque finalmente ha podido abrir el pasado quince de marzo y permanecerá así hasta noviembre. Ofrece 38 plazas divididas en dos habitaciones y es necesario reservar para poder alojarse en este lugar. También al inicio del Camino, en Cades, el viajero se puede alojar en el Albergue El Carabo, que dispone de 24 plazas.
Más adelante, el albergue Los Pumares-Lafuente ofrece veinte plazas para dormir destinadas, en temporada alta, exclusivamente a peregrinos que realizan el Camino. En temporada baja admite también montañeros y aventureros. Es justo la política contraria a la del albergue Rolar Los Picayos, en Riclones, que, con noventa plazas, abre bajo demanda, así que es obligatorio reservar previamente. Está destinado a grupos de al menos veinte personas, aunque si está abierto, sí que admite a cuantos peregrinos llamen a sus puertas. Explica Iciar, su responsable, que «nosotros en principio no éramos un albergue de peregrinos como tal, pero era necesario un lugar que pudiera acoger a grupos grandes que no tienen otro sitio en el que quedarse, así que por eso nos pusimos a su disposición». Durante los próximos días, ya hay varias reservas para pernoctar en este lugar. Este es el albergue de mayor aforo del Camino. Por eso, cuando los grupos son muy grandes en ocasiones pernoctan durante varias noches seguidas en este lugar, y un autobús les lleva cada mañana al punto en el que deben reanudar la ruta.
Carolina es la responsable del albergue de Cicera. Espera un importante trasiego de peregrinos durante los estos días, aunque dice que «va a depender mucho del tiempo. Hasta ahora he tenido bastante gente pero este no es el punto más fuerte del camino», asegura.
La Casuca del Perdón es el albergue público de Cabañes. Dispone de catorce plazas exclusivas para peregrinos. Por motivos personales sus responsables no están en Cantabria en estos momentos. Gestionan las reservas, pero para la administración cuentan con la ayuda de Darío, el responsable del otro alojamiento de esta zona desde el mes de noviembre. Explica que «decidí hacerme cargo del Albergue de Cabañes por pasión por este camino tan bello. No por motivos económicos. Un albergue no es un negocio, en absoluto. Muchos días no ha venido ningún peregrino. Otros uno solo. A veces hemos esperado un peregrino que no ha aparecido».
El albergue público de Potes está gestionado por la Consejería de Turismo. Sus conclusiones son mucho más positivas. Según los datos que manejan calculan que, cuando el próximo 14 de abril se cierre la Puerta del Perdón, al menos dos millares de personas habrán pernoctado en sus instalaciones. Tiene una capacidad de 52 plazas en dormitorios compartidos. Como alojamiento público, sólo admite peregrinos que estén realizando el camino y no admiten reservas, sino que los acogen en estricto orden de llegada.
Otra opción en Potes es dormir en el albergue La Cabaña, que dispone de 60 plazas. Abrió el pasado jueves y prestará servicio hasta octubre. Dice su propietario, Jesús, que «para nosotros la temporada pasada fue regular tirando a mala. La verdad es que yo no he notado la diferencia con otros años normales porque cuando es Año Santo abren el albergue municipal y los peregrinos suelen quedarse más allí. Nosotros atendemos más a familias y gente joven a la que le gusta ir a albergues».
Llegando ya a su destino, al peregrino le espera el albergue de Santo Toribio de Liébana, gestionado por la Nueva Asociación gracias a un acuerdo de colaboración firmado con el Obispado de Santander, propietario de las instalaciones. Esto ha sido posible gracias a un proyecto de voluntariado en el que han participado tanto el Obispado como la Fundación Camino Lebaniego y, sobre todo, una serie de organizaciones de distintos puntos de España para que voluntarios españoles y latinoamericanos hayan participado en él desde el pasado mes de abril y lo sigan haciendo a día de hoy. Dice uno de sus responsables, Ginés, que «nuestro balance es tremendamente positivo, aunque es obvio que durante los meses de invierno la llegada de peregrinos ha descendido considerablemente. No obstante, al estar situados a los pies del monasterio nosotros nos fijamos más en el espíritu que mueve a las personas que llegan hasta aquí que en la cantidad, si bien durante el verano muchos días tuvimos que colgar el cartel de completo». En cuanto a las previsiones de Semana Santa, comenta que ahora mismo las reservas de este lugar, que cuenta con cuarenta plazas están al 50%, «aunque es muy posible que la cifra aumente estos días«. Para la clausura del Año Jubilar ya están al 100%, «lamentablemente teniendo que rechazar reservas y desviándolas a otros alojamientos«, concluye Ginés.
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